sábado, 1 de diciembre de 2012

Saberes y pareceres


por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Uno no sabe si la definición del Torneo Inicial es realmente apasionante, o si el apasionado es uno, que la vive de cerca y la comparte con los suyos mientras los programas deportivos radiales y televisivos que marchan a la cabeza de las mediciones de audiencia ocupan sus espacios hablando de lo que ocurre en River con la llegada de Ramón, con conexión permanente con lo que sucede en Boca mientras juega al ahorcado con Falcioni, que pese a su seguro alejamiento tiene un objetivo no menor por delante: Clasificar a la Libertadores, para lo cual tendrá que ganar al menos un partido, algo que sin embargo, al entender de los productores de dichos programas, no es tan relevante como tratar de entender qué fue lo que dijo Riquelme la última vez que habló, en un asado familiar. Que el público nuevo del fútbol, incalculables cantidades de personas que lo miran con ojos de telenovela -y desde vaya uno a saber donde- se interesen en esas cosas, no significa que el mundo del fútbol no le preste la atención debida al impredecible cabeza a cabeza que van a jugar Vélez y Lanús dirimiendo el torneo, y a la vez el liderazgo absoluto en el fútbol argentino. Ayer ese sitial fue de Estudiantes, que con Verón a la cabeza despertó una fiebre pincha que lo puso frente al Barcelona y a punto estuvo de vencerlo. La aventura salió demasiado cara: Verón se llevó la gloria, la guita se evaporó en sus exigencias, y el Pincha empezó a abandonar los primeros planos. Hoy lo tiene Vélez, el que para todos desde hace años es el más ordenado de los ordenados, aunque su economía dio algunas muestras de insolvencia. No obstante, con escasas figuras de nivel internacional pero con muchos jóvenes y promisorios valores de techo incierto, pelea con ventaja a favor el campeonato. Lanús lo persigue para arrebatarle el titulo. Al equipo de Guillermo, con la misma calidad de siempre pero con más disposición al esfuerzo de parte de los players, lograr el actual funcionamiento  le costó la primera mitad del campeonato, en la que había sumado 11 puntos producto de tres victorias y dos empates, los cuatro restantes resultó perdidoso. Poco le importa a la prensa deportiva que marca la agenda del fútbol que a partir de la décima fecha Lanús ganó siete al hilo y empató el restante –el último domingo ante el Pincha-, lo que significa una cosecha de 22 puntos, exactamente el doble de los conseguidos en esa primera mitad en que las cosas no salían, aunque el ojo avizor futbolero podía detectar que pronto empezarían a salir..
Al cabo de siete vallas, al término de la 17º fecha, Lanús alcanzó a Vélez, en tanto el resto de los competidoras se bajaron de la competencia. ¡Que se maten! ¡Nosotros no estamos para competir con ustedes! Eso parece que hubieran dicho al unísono Boca, Racing, Belgrano y Newell’s, todos ellos inmersos en preocupaciones menos ambiciosas pero más urgentes. Entre la 10ª y la 16ª fecha Lanús le descontó a Vélez solo seis puntos. El equipo de Gareca
cayó en la 10ª con Newell’s, por entonces único puntero, y en la 16ª con Boca, que jugó a lo Platense. En el medio encadenó cinco victorias al hilo con el aliento granate en la nunca. Mientras se disputaban los últimos quince minutos de la fecha 17ª, Lanús peloteaba a Estudiantes con la misma intensidad con que Vélez era peloteado por All Boys, el pronóstico era que el granate se cortaba. Pero Lanús no tuvo suerte en la definición como tampoco la tuvo All Boys, aunque sí el tembloroso Vélez, que metió una contra a los 42 y embolsó tres puntos milagrosos que le permitieron volver a distanciarse del incómodo Lanús, que pese a no ganar volvió a exhibir su categoría de mejor equipo del momento, que lo persigue con dos puntos menos sobre seis por disputarse.
El domingo se escribirá otra página fundamental de esta historia. Lanús se va a meter en el tema de la semana al enfrentar a River en el Monumental, con Ramón Díaz en la platea, y lo tendrá que vencer ante los ojos de las grandes multitudes. Vélez,. ante su estadio lleno, tendrá que demostrar que pese a todos sus problemas futbolísticos puede sostener la ventaja, y Unión va a tratar de impedírselo y a su vez demostrar que puede aún pelear la permanencia en Primera que tanto le costó conseguir. El tiempo de juego transcurrido con el marcador en blanco será el peor enemigo de los locales y el principal aliado para la visita.
Para sacarse rápido de encima un torneo en el que no participan los “grandes” en la definición, el periodismo especializado da como seguro ganador a Vélez cuando aún quedan dos fechas por jugarse y la ventaja es apenas de dos puntos. Sus hinchas, últimamente demasiado acostumbrados a las jornadas de gloria, también lo descuentan, como descuentan una goleada ante Unión. Si la misma tarda demasiado en establecerse en el marcador, esa confianza se transformará en fastidio, y si el minutero avanza sin novedad, ese fastidio en reprobación que se subirá al lomo de sus jugadores, que saben que las cosas no les están saliendo del todo bien tanto como saben que la suerte suele ser grela. Por su parte la gente de Lanús vive el desenlace con obstinada ilusión. Algo le dice a los granates que lo cosa puede resultar, es sabido que viene siendo el mejor y que ha superado claramente en el juego a sus últimos ocho rivales. Y saben que solo un maleficio pudo impedir la merecida la victoria ante el Pincha, tanto como saben que los maleficios no existen.