domingo, 13 de enero de 2013

Cristina: hermosamente soberana


por Omar Dalponte

nuevospropositos@hotmail.com

Mar del Plata tiene todo. O casi todo. Lo lindo y lo feo, lo bueno y lo malo. No hace falta explicarla. Con amarla basta y sobra. Es femenina y por tal motivo magnífica, imponente, deseada..inigualable. En el comienzo de este enero ardiente su magnificencia e imponencia se elevaron hasta el territorio de lo sublime. Allí, en este inolvidable dia nueve del primer mes de 2013, jornada luminosa en que el mar y el cielo se unieron amorosamente en el horizonte ofreciendo un telón de fondo con verde y azul intensos, la presencia de la multitud engalanó la gran platea acariciada por la brisa marina. La Fragata Libertad volvió a casa en horas de esa tarde histórica. Y llegó recuperada de la voracidad de los “fondos buitres”. Esos que no tienen patria, ni bandera, ni escrúpulos; cuya existencia se basa en la usura, el robo y la extorsión. Existencia alimentada con la pretensión de someter a los pueblos y gobiernos para sembrar hambre y miseria allí donde puedan hundir sus pezuñas. 
La Fragata Libertad, amarrada en la bella Mar del Plata pasó a constituirse en un emblema de soberanía y un triunfo inobjetable del gobierno inmensamente democrático de nuestra Argentina. Miles de almas se emocionaron hasta las lágrimas cuando divisaron la figura de la nave cortando las aguas en ese pedazo de Atlántico. Miles de almas se conmovieron cuando amarró en nuestro puerto marplatense. La tripulación heroica que supo honrar los uniformes de la Patria pudo abrazarse con las otras y otros héroes del pueblo que todos los días, desde el lugar que cada quien ocupa en la vida, también hacen historia y también engrandecen a la Nación. Civiles y militares -¡por fin!- volvieron a celebrar juntos un acontecimiento feliz.
Sin dudas el kirchnerismo sabe montar los escenarios para que el pueblo festeje. Y mucho más cuando le dejan servida en bandeja la oportunidad para hacerlo. Si la parte estúpida de la oposición no hubiese sido tan bruta cuando en Ghana se trató de embargar la nave, tal vez
la fiesta habría sido compartida y disfrutada por todos los sectores. Convengamos que por intereses mezquinos, ignorancia, maldad e idiotez ciertos personajes recibieron con alegría aquel intento de embargo y no pocas voces antikirchneristas se alzaron a favor de los delincuentes que practican la usura a nivel internacional y en contra de los intereses nacionales. Así les fue. Así les irá.
Es innegable que el manejo diplomático, la acción jurídica y la política dirigida por el gobierno nacional e implementada por funcionarios de primerísimo nivel para rescatar a la Fragata cautiva fue impecable. La firmeza y la decisión de la presidenta ya forman parte de los grandes ejemplos dados en nuestra historia. Por los años de los años quedarán grabadas palabras como estas: “se podrán quedar con la fragata Libertad, pero con la dignidad de este país no se va a quedar nadie”. Así, firme, hermosamente soberana, ese día 9 de enero, dueña de una enorme autoridad moral y con el mismo vigor de siempre, Cristina Fernández exclamó frente a la multitud: “hoy, más que nunca, Patria si colonia no”. A sus espaldas la proa del buque glorioso, el océano majestuoso, el atardecer marino. A su frente la alegría y el orgullo de todas y de todos, el incansable entusiasmo juvenil con sus cantos de afirmación nacional y de esperanzas..
El pueblo festejó a lo grande. Cantó, rió y lloró con todas sus ganas, con la pureza de sus espíritus nobles y la fuerza arrolladora que poseen las masas en movimiento cuando se sienten cabalmente representadas y luchan por las grandes causas. 
Por ahí cerca, al margen de la alegría y de los sentimientos patrióticos genuinos aparecieron los otros. Insignificantes en su número, miserables en sus intenciones. “Caceroleros” del subdesarrollo político y mental que intentaron sin ningún éxito perturbar la tranquilidad y el júbilo popular. Allí estuvieron a las puertas del hotel Costa Galana, residencia de la gente pudiente que con todo derecho gusta de los placeres de la vida y disfruta del confort de los lugares exclusivos. Allí - a las puertas- estuvieron los “caceroleros” frustrados. Ignorados por el pueblo. Despreciados por quienes ellos quieren parecerse. Detrás de los ventanales del Costa Galana, alguna dama y algún señor de billeteras gordas miraron con desdén al ramillete de bochincheros que asemejaban una murga sin noche de carnaval.
La postal de la presidenta coraje junto a su pueblo, a nuestra Fragata Libertad, a civiles y militares, a jóvenes entusiastas y viejos felices recorrió el mundo. Así nos vieron: soberanos, orgullosos y esperanzados cantándole a la vida. Y eso es lo que vale. Eso es lo que queda en la memoria. Las pequeñas miserabilidades, en cambio, seguirán teniendo destino de cloaca. 
  (*) Dirigente de Iniciativa Socialista