domingo, 25 de agosto de 2013

La ofensiva kirchnerista

por Omar Dalponte

nuevospropositos@hotmail.com

Con la misma fuerza y voluntad con que nosotros valoramos y defendemos las realizaciones kirchneristas, la oposición, en cualquiera de sus variantes, pretende destituir al gobierno de Cristina Fernández. Generalmente lo hace en forma brutal. Ya sea con paros patronales salvajes, mediante la difamación a través de diarios, radios y televisión; con maniobras muy bien organizadas en el mundo de las finanzas y con cuanto dispositivo tenga a mano para poner en movimiento acciones destituyentes. Esto está claro y quienes defendemos el proyecto nacional y popular en marcha lo sabemos de sobra. Como también sabemos que los enemigos de nuestro gobierno cuentan con ingentes recursos y no son estúpidos. Nosotros, ante esta realidad, debemos oponer nuestro activo, que no es pequeño - y a las muchísimas inteligencias que por suerte abundan en el campo popular- como valla de contención frente al avance de estos adversarios y para poder llevar adelante una ofensiva que finalmente nos permita triunfar, una vez más, como en tantas otras oportunidades.
Que la pelea es dura y en adelante probablemente será más difícil tampoco se nos escapa. Los sectores dominantes creen que por fin han encontrado lo que les faltaba. Una figura con
atributos carismáticos apta como mascarón de proa en los momentos electorales y para la posible construcción de una fuerza política con capacidad para confrontar con el movimiento nacional, tradicionalmente expresado por el peronismo y, desde hace diez años, por esta variante del mismo que integramos y militamos: el kirchnerismo. ¿Será esa figura Sergio Massa?. Esto podremos comprobarlo o no mientras transcurren los meses y algunos años pues, en nuestra Argentina, no son muchas las cosas que, en política, perduran a través del tiempo. Mucho menos los personajes que de cuando en cuando aparecen con apariencia de llevarse el mundo por delante y después terminan sepultados en el olvido. Si comenzamos a mostrar ejemplos seguramente estaremos obligados a escribir un relato interminable y aburrido. Además innecesario, porque para que vamos a reflotar nombres que ya no tienen ni tendrán incidencia en los acontecimientos del presente y del futuro. Sí, para la crónica, es inevitable hacer referencia a ciertos actores importantes por su nivel de maldad, protagonistas de un instante infeliz de nuestro país. El establishment ( perdón por la palabreja gringa) en la década terrible de los años noventa tuvo en Menem, Cavallo, Alsogaray y otros muchos delincuentes políticos, sus hacedores de políticas destructivas y entreguistas que afectaron enormemente a nuestra República en todos los órdenes. Veníamos del fracaso radical y en aquel tiempo un periodista al servicio del imperialismo -Bernardo Neustadt- manejaba la agenda presidencial de Menem. Hoy eso es absolutamente imposible.
Quien crea que un vocero del Grupo Clarin, vestido con ropa estrafalaria como es Jorge Lanata, tenga la posibilidad de influir en las decisiones de la presidenta Cristina es, al menos, alguien que tiene bloqueda su capacidad de razonamiento. Lanata, Nelson Castro (diagnosticador de males inexistentes) Leuco, Majul, Longobardi y otras mascaritas que lanzan perdigones contra el kirchnerismo desde algunos medios de comunicación no tienen el poder que en su momento tuvo Nesustadt. Estos son meros alcahuetes bien pagos por poderosos de verdad como Héctor Magnetto. No mucho más. Y para su desgracia, en la actualidad deben disputar espacios con colegas probos e inteligentes que los desnudan frente al pueblo desde tribunas periodísticas altamente prestigiosas. En épocas del menemato y del reinado en los medios de los Neustadt y los Grondona, no se había realizado la rica experiencia de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández . Ahora, esta experiencia la conocemos, la vivimos y disfrutamos. Y el pueblo alcanzó un lugar del cual no habrá marcha atrás. Seguro
Estos cipayos de los medios que difaman e insultan sin reparos, que falsean los hechos e inventan muchos otros realizando acusaciones sin fundamento alejados de la más elemental ética periodística, serían muy felices si sufrieran represalias por sus dichos. Así encontrarían motivos para victimizarse y tendrían una buena oportunidad para señalar al gobierno nacional y a la militancia del kirchnerismo como si fuésemos el mismísimo Tomás de Torquemada convertido en multitudes. No hay que darles tal satisfacción. Al contrario. Es necesario intensificar la tarea por la libertad de expresión, de prensa y por supuesto orientarla a garantizar el funcionamiento de la Justicia para que cada quien rinda cuentas por las calumnias e injurias que frecuentemente se lanzan a los cuatro vientos. Que digan lo que quieran decir. Pero que actúen con responsabilidad. Sin olvidar que enfrente no habitan cuatro locos sino millones de seres que los observan.
El movimiento nacional y popular ha progresado muchísmo en esta última década. Y hay un dato de fundamental importancia que debe ser tenido en cuenta. Desde la muerte de Perón hasta el año 2003 estuvimos huérfanos y eso posibilitó que en determinados momentos la derecha volcara la balanza a su favor. El caso citado del menemismo, aliado con sectores reaccionarios de la política y con los dueños del poder así lo han demostrado. En cambio, en la actualidad, después de la construcción hecha por Néstor Kirchner contamos con la conducción estratégica de Cristina que ejerce una jefatura indiscutida en el kirchnerismo. A causa de los vaivenes electorales, con algún traspié incluído, es posible que en el futuro sigamos sufriendo deserciones y traiciones. Pero si esto ocurre, en lugar de perjudicarnos contribuirá a la depuración de nuestros cuadros y ayudará al crecimiento en cantidad y calidad de las fuerzas agrupadas bajo la conducción de Cristina.
De cara a las elecciones de octubre y frente a toda la sociedad es menester mostrar claramente los logros obtenidos por el kirchnerismo y explicar también nuestras propias limitaciones. Además, tal como lo aconseja un querido y respetado compañero, don Amado Heller, es importante destacar que " no es justo que se hable sin rubor de la dictadura K cuando en la Argentina se vive un clima de libertades y democracia que no tiene parangón en nuestra difícil historia y decir livianamente que tener un alto índice de ocupación y jubilación móvil es un hecho natural". Estamos en condiciones de rebatir con claridad todos y cada uno de los argumentos que pretenden esgrimir para descalificarnos como, por ejemplo, el que corresponde a los transportes. "El gobierno ha tomado medidas muy serias después del accidente ferroviario de Once, para cambiar la situación del transporte de pasajeros y carga", nos dice Heller y agrega: "sin embargo se trata de instalar en la opinión pública una sensación de inoperancia o de negociados.
Otra reflexión -entre tantas otras- es la que corresponde a la cuestión tan manoseada del dólar, asunto que la oposición manipula constantemente. No hay que caer en el error de asumir posiciones solamente defensivas frente a temas como la limitación en la compra de dólares que algunos utilizan como un caballo de batalla para confundir a la gente. En este asunto es importante señalar que si no defendemos a nuestro país de los especuladores financieros corremos el serio riesgo de que nos dejen sin recurso de la noche a la mañana. En estas discusiones es imprescindible no cesar en nuestra ofensiva política y mantener un discurso coherente y claro que nuestras compañeras y compañeros están en condiciones de sostener con toda eficiencia.
Es necesario no retroceder un sólo paso. Tenemos a nuestro favor la enorme fuerza de la razón frente a enemigos que tratan de imponer la razón de la fuerza. Y esta ventaja hay que aprovecharla con nuestras mejores armas que, como bien dijo la presidenta Cristina, son las armas de las ideas.