lunes, 30 de septiembre de 2013

La semana en pocas palabras

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

En momentos en que las reservas internacionales no encuentran un piso, se conocieron nuevos datos del sector externo que no hacen otra cosa más que confirmar la menor generación de divisas por la vía comercial, combinada con una salida de capitales que no cesa, pese a las restricciones cambiarias vigentes.
El superávit comercial mostró en agosto su mayor caída interanual en más de dos años (-59%), a partir de un nuevo y fuerte crecimiento de las importaciones (14%), conjugado con un estancamiento de las ventas externas.
En lo que respecta a las exportaciones, las cifras oficiales muestran que los mayores ingresos de agrodólares apenas alcanzan hoy para compensar la floja performance de las exportaciones industriales, en un contexto en el que las ventas de autos a Brasil comienzan a mostrar una caída, que se suma a la contracción del resto de las industrias. En lo que va de 2013, el 85% de los rubros industriales presentan bajas en sus exportaciones, con una disminución promedio del 9%, derivada de una pérdida de competitividad que obliga a las empresas a redireccionar sus ventas al mercado interno, donde resulta más fácil trasladar las subas de costos a precios, al calor de la protección comercial oficial.
En cuanto a las importaciones, en agostó volvió a sobresalir el salto experimentado por las compras de combustibles, que aumentaron más de un 100% anual, alcanzando un récord de USD 1.550 millones mensuales. Como resultado, el saldo energético fue negativo en USD 1.200 millones, sumando un “rojo” de USD 5.400 millones en lo que va de 2013. A más de un año de la expropiación de YPF, la crisis en el sector sigue latente, explicando la totalidad de la
caída del superávit comercial agregado.
Frente a esta sangría de dólares, el saldo de cuenta corriente del balance de pagos cayó un 47% en el segundo trimestre, acumulando en los últimos 4 trimestres un ligero déficit por segundo año consecutivo, dejando definitivamente atrás una década de saldos positivos.
A lo anterior se sumó un fuerte aumento de la salida de capitales financieros, influido tanto por la cancelación de parte de una línea de crédito que mantenía el Banco Central con el Banco de Francia para engrosar transitoriamente las reservas internacionales durante 2012 (el cual podría ser reconstituido próximamente), como por una salida neta de divisas del sector privado, a partir de un freno en los ingresos de capitales que más que compensó los efectos de la limitación a la compra de dólares vía el cepo cambiario. En otras palabras, ningún capital ingresa a un mercado del cual luego no podrá salir, a la vez que las empresas aprovechan el tipo de cambio oficial “barato” para cancelar sus deudas en el exterior (sin tomar nuevos créditos), generando una pérdida neta de divisas por la vía financiera.
Frente a este camino de ida de los dólares, en el primer semestre del año la disminución de las reservas internacionales (USD 6.300 millones) duplicó a la de todo el 2012 (USD 3.000 millones), pese al mantenimiento del “cepo cambiario”. Asimismo, si se tiene en cuenta la información a septiembre, la caída trepa a los USD 8.300 millones desde diciembre y casi USD 10.200 millones en los últimos 12 meses, lo que ha llevado a que las reservas internacionales alcancen a cubrir sólo 5 meses de importaciones, la cifra más baja de los últimos 20 años.
Frente a este delicado escenario, que sólo tiende a deteriorarse, es que el gobierno acelera la pauta devaluatoria, jugando al límite, ya que ante cualquier deterioro del escenario externo que golpee las exportaciones (por ejemplo, vía una caída del precio de los commodities o una devaluación/recesión en Brasil), no quedará otra salida más que restringir todavía más el comercio o devaluar, al no contar con poder de fuego para evitar un típico proceso de ajuste externo.