martes, 25 de febrero de 2014

Dicen que los hombres no deben llorar...

por Alejandro Chitrangulo

Los hombres “insensibles” hacen llorar a las mujeres, pero no conocen el llanto,... ni la rabia, ni otras emociones. La “atrofia emocional” puede llegar tener incluso carácter de patología.
“Dicen que los hombres no deben llorar”, es la letra de la canción. Pero la realidad según  los psicólogos es que los hombres también lloran. ¿Por que hacer un  análisis tan profundo acerca de algo tan natural como el llanto? Por que las lágrimas dejan de ser algo sencillo cuando ruedan por mejillas masculinas. Hasta el día de hoy, siguen teniendo algo de tabú, pese a que la tendencia de los “metrosexuales” permitiría a los varones vivir por fin también un aspecto femenino, sin avergonzarse. 
El fútbol , un sentimiento
A pesar de la libertad sexual y de los tiempos modernos, los hombres aún no tienen “permiso” para llorar, salvo en circunstancias muy particulares: cuando sufren una catástrofe mayúscula, como la muerte de un ser amado, o en medio del éxtasis futbolístico, que todo lo disculpa y hasta le confiere un aire de heroísmo a ese llanto vertido con tanta reciedumbre ante una derrota en la cancha. 
Hasta ahí todo va bien. Las mujeres ya se han acostumbrado a esas peculiaridades masculinas, cargadas de machismo. “El hombre llora cuando pierde la batalla”. El problema radica en que muchos de nuestros contemporáneos no sólo tienen grandes dificultades con las lágrimas, sino también con la expresión de sentimientos y emociones en general.          
     El temor, la compasión y hasta las manifestaciones de ternura son a veces un desafío para quienes viven empeñados en confundir fortaleza con frialdad. Es un rígido aire de marcialidad, que demuestra que el macho no se conmueve ante nada que no sea sumamente trágico. De
esta manera se demuestra una dureza que supuestamente debe transmitir cierto grado de temor a quien percibe las señales. Es actuar el personaje del Vulcano de Viaje a las Estrellas, “El famoso Sr. Spock”.
La mayoría de las mujeres sospecha con razones fundadas que los hombres no tienen, en realidad el “corazón de hielo”, sino que son víctimas de un modelo social dirigido a atrofiar emocionalmente a los varones, que deben actuar un papel de macho. Desde pequeños, a los varones se les enseña a no exteriorizar el dolor, a resistir, a no parecer un blando. Con la consecuencia de que, al convertirse en adultos, no dominan otro patrón de conducta. 
Este tema, que ocupa kilómetros de páginas en las revistas con columnas de asesoría sentimental, no sólo crea problemas en el ámbito amoroso. La incapacidad de identificar y verbalizar emociones puede tener también dimensiones patológicas y hasta hay un concepto científico que define el fenómeno: alexitimia, un trastorno que podría originarse en la infancia, cuando se definen las funciones cerebrales pertinentes. Son esos tipos que siempre parecen enojados, con cara de perro Bull Dog, que no sonríen ni por casualidad y no se emocionan por nada.
Patología emocional 
Los afectados, están tan acostumbrados a actuar su papel, que no están en condiciones de tomar conciencia de sus emociones ni de las reacciones físicas que éstas provocan. Por ejemplo, si se les contrae el estómago y sienten dolor, (la angustia en el pecho) no pueden atribuirlo a una situación de carácter emocional. De acuerdo con el Dr. Michael Huber, de la universidad de Colonia, (Alemania) hasta un 40 por ciento de las personas que padecen dolores crónicos muestran características de alexitimia. 
Este mal no es patrimonio exclusivo de los hombres, pero la proporción de pacientes masculinos es muy superior a la de mujeres. Además, las dimensiones del problema se están volviendo inquietantes: de acuerdo con las últimas estimaciones, una de cada siete personas sufre este tipo de alteración, según un artículo que reproduce Der Spiegel online. No es un consuelo saberlo pero, al menos, arroja un elemento más para tratar de comprender a esos seres incapaces de emocionarse al decir: “te quiero”.