domingo, 17 de agosto de 2014

Carrió - Solanas : rebelión en el geriátrico

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com

Recientemente la incontinencia verbal de Solanas produjo la disparada de Elisa Carrió que, probablemente por no tener capacidad de control sobre algunos reclamos de su organismo, salíó como alma que se lleva el diablo a cubrir determinadas urgencias. En verdad ocurrió nada más que un encontronazo entre un anciano y alguien que está a las puertas de la ancianidad. Eso fue todo. Pero, en relación a esto, digamos que no nos pueden hacer creer cosas que no son: la doctora Elisa Carrió no está loca. Es una dirigente política que por su forma de actuar consiguió crear un personaje que le permitió cobrar notoriedad y ocupar un lugar preponderante en los medios opositores. Para quienes no compramos las deformaciones informativas de la prensa sucia queda claro que esta mujer trabaja decididamente al servicio de los sectores enemigos de pueblo. Y en esa función, desde la política, actúa y sirve acabadamente como ariete, principalmente en el territorio de los medios de comunicación. Fernando Pino Solanas sencillamente es un traidor de la más baja estofa que junto a Julio Cleto Cobos, en el rejunte llamado "FA - Unen", componen el dúo de traidores más mentado de la política argentina. Alguien que como Solanas ha tenido el privilegio de entrevistar y filmar a Juan Perón hace muchos años y, en aquellos tiempos, contar con el afecto y el respeto de miles de compañeros, hoy no merece otro calificativo que el de traidor a la causa del pueblo. Haberse convertido en sirviente de la Sociedad Rural y del
Grupo Clarín a cambio vaya a saber uno de cuanto y de qué cosas, lo coloca en el lugar donde van a parar los residuos de la política.
Tal vez no sea este el lenguaje que nos gusta utilizar y menos aún nos agrada ocuparnos de temas y personajes como los señalados. Pero ante sus ataques despiadados y contínuos es nuestra obligación militante dar las repuestas que corresponden. Hay un conjunto de figuras, figuritas y figurones que viven difamando e insultando al kirchnerismo, calificándonos de corruptos, ladrones e inmorales y agrediéndonos, con cuanta palabra o acción puedan utilizar, ante los micrófonos o cámaras de televisión se les ponen a tiro. Por lo tanto, ante cada agravio, desde el sitio que nos toque ocupar en nuestra militancia, es necesario contestar con la mayor firmeza e inteligencia por los medios que tengamos a nuestro alcance. Desde la hoja barrial más modesta hasta los medios más importantes a los que podamos llegar es necesario poner al desnudo a los sinverguenzas que en forma permanente procuran desestabilizarnos y destruir la democracia.
A los peronistas y no peronistas que hoy compartimos el gran espacio kirchnerista nos van a encontrar siempre dispuestos al debate transparente, leal y profundo en torno a los grandes temas nacionales e internacionales. Pero también debe entender todo el mundo que no somos una expresión política adocenada y timorata. Hay detrás nuestro toda una historia de luchas que nos permite hablar con autoridad moral frente a los que, cuando tuvieron oportunidad de gobernar, sumieron a nuestro país en la miseria y el deshonor. Juan Perón, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, cada uno en su momento, han sabido plantarse frente a los poderosos de aquí y de afuera en defensa de los humildes y por un país libre y soberano. Respecto a estas cosas del pasado y del presente se nota claramente la gran diferencia entre aquellos y nosotros.
Con todo respeto hacia la totalidad de las compañeras y compañeros nos permitimos sugerir que estas reflexiones sería bueno tenerlas en cuenta para "el adentro nuestro". Tenemos en nuestro haber motivos de sobra para sentirnos orgullosos del movimiento al cual pertenecemos, del país donde vivimos y por el cual vale la pena dar hasta nuestro último aliento. Abramos los brazos y los corazones a los que por un motivo u otro se han alejado y a los que aún no están con nosotros. No han de ser tan grandes las diferencias entre los argentinos de bien que deseamos vivir en paz y con dignidad. Todas las corrientes políticas que integran el movimiento kirchnerista son dignas del mismo respeto y afecto por parte de todas y de todos. Discutamos fraternalmente que es lo que queremos o lo que no queremos y acatemos las resoluciones del conjunto. Demos prioridad a la construcción colectiva sobre las aspiraciones (seguramente comprensibles) personales y de grupos.
Bienvenida sea la movilizaciòn popular y la presencia de la juventud. El gran desafìo y la nueva construcciòn polìtica con un salto cualitativo de gran importancia comenzará en diciembre de 2015.
Asistamos a todos los actos kirchneristas proponiendo unidad, organizaciòn, movilizaciòn y elaboraciòn de un programa que contemple la profundizaciòn del proyecto nacional y popular que encabeza nuestra presidenta Cristina.
Es necesario triunfar en 2015 para asegurar la conducción de Cristina Fernández de Kirchner como garantía del proceso revolucionario que, inevitablemente, se intensificará a partir de diciembre del año próximo.
Ningún compañero que permanezca con honestidad y lealmente dentro de nuestro espacio debe ser cuestionado por sus dichos, por su estilo político o por los actos de su vida privada. Perón nos enseñó que cuando un peronista critica a otro peronista es porque se está pasando al bando enemigo. Para nosotros hoy, en el marco de nuestra realidad, cada kirchnerista debe sentirse compañero y hermano de otro kirchnerista. Sin dejar de saldar fraternalmente todas y cada una de las discusiones. Y sin abandonar la pasión nacional que se debe poner en ellas.
   (*) De Iniciativa Socialista