martes, 9 de septiembre de 2014

8/11/2014 : Congreso del movimiento obrero y la izquierda en el Luna

por Lisandro Martinez*   

lisandromartinez47@yahoo.com.ar

  El gobierno de la burguesía nacional ha retornado al default y a una severa crisis económica luego de años de ganancias extraordinarias. Es una constante con sus matices que cumple más de 180 años. 
El lucro capitalista en “la dekada ganada” tiene números precisos para medirlo: los u$s193 mil millones pagados sólo de intereses de deuda que los usureros se llevaron, sumados a la millonaria fuga de capitales, más el 20% para quienes dieron su ok montando “negocios” propios, deja como resultado una enorme masa de dinero arrebatado al esfuerzo laboral. 
Argentina es un país riquísimo en recursos naturales pero está en manos de una clase parásita y subordinada a intereses monopólicos que lo condenan a la postergación y la contaminación ambiental más abrumadora de la mano de sus mandantes: Monsanto, Golden Barry, Chevron, Shell, etcétera.    
Como en 2001 la impotencia ha ganado a los “dirigentes nacionales” y oficialistas y opositores se “afanan” para ofrecer el mejor menú de pago a los buitres destruyendo salarios, jubilaciones y multiplicando la desocupación por millones.
Ante la crisis internacional en 2002 que condicionó el pago de la deuda a una restructuración basada en devaluar la moneda y los salarios, únicamente los despedidos en masa y la izquierda establecieron una resistencia nacional y de conjunto para enfrentar el demoledor ataque a las condiciones de vida. Durante 5 años
funcionó la Asamblea Nacional de Trabajadores ocupados y desocupados, la misma impidió la barbarización a la que se pretendió someter al pueblo liquidando sus conquistas históricas con el aval de la dirección sindical del PJ. La ANT donde  se reunían miles a debatir cada dos meses elaboró un programa y un plan de lucha que se cumplía inexorablemente en todo el país. Esto permitió sobrevivir a los desocupados, presentándose como un colectivo con un horizonte de salida. 
 Aquella experiencia nos permite vislumbrar el éxito del congreso a llevarse a cabo en el Luna Park, en noviembre próximo, porque una franja interesante de los trabajadores superamos los límites del nacionalismo burgués kirchneriano, los enfrentamos por izquierda y demostramos que sus aspiraciones últimas son servir a los mismos buitres que dicen enfrentar. 
 En el terreno práctico la izquierda ha salido ganadora en los dos paros nacionales imponiendo sus consignas y obligando a un sector del “nacionalismo burgués” -Moyano y Barrionuevo- a subirse al tren antes de perder todo. Esta etapa fue surcada por profundas luchas obreras contra despidos y por la reapertura de las paritarias que piloteadas por la burocracia tuvieron un incremento del 28% como máximo, constituyendo un retroceso salarial frente a la enorme carestía de la canasta familiar. 
Los “aumentos” conseguidos y defendidos por la dirección sindical hundieron el bolsillo obrero; mientras, esos dirigentes justifican la miseria como una forma de frenar lacrisis y defender puestos de trabajo.
Los burócratas debieron quemar las naves a vista de todos cuando permitieron despidos y suspensiones considerándolos “con justa causa”. Esta situación redobló los movimientos contra los despidos, por la reapertura de las paritarias y contra el impuesto al salario entendiendo -un sector- que la lucha consecuente la lleva adelante el clasismo en fábricas, empresas y también en el Congreso donde ¡otra vez! los diputados de “origen sindical” votaron junto a los partidos patronales en contra de que se prohíban despidos y suspensiones.
Los límites del nacionalismo burgués provocaron un desplazamiento político hacia la izquierda del activismo en el movimiento obrero que registran incluso los medios más retrógrados, alarmados por la performance electoral del FIT en 2011 y 2013.       
Pero el punto central, sin embargo, es que la irrupción del movimiento obrero que lucha, en el escenario nacional, replantea los términos de la salida económica y social a la crisis y qué fuerzas políticas presentes sintonizan con las demandas expresadas por millones de trabajadores.
El programa de salida de la izquierda y que va a refrendar el Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda sale de la entraña misma de las luchas, es el pliego de conquistas históricas que fuera liquidado por la dirección sindical. El Congreso del Luna rematará su programa con la necesidad histórica que los trabajadores gobiernen Argentina. El pantano donde está la burocracia abre un ancho campo de desarrollo al clasismo sindical y al Frente de Izquierda.
El balance del paro ha sacado a la luz la dispersión política y el seguidismo a la burguesía nacional de parte de las centrales obreras convocantes, todas esperan encontrar lugar político bajo el paraguas de alguna agrupación  patronal pero Masa, Scioli o Macri entienden la salida a la crisis industrial o a la financiera, arreglando con los mercados internacionales, lo cual lleva a un nuevo ciclo de endeudamiento, garantías a la banca acreedora y a las concesiones petroleras, es decir enormes sacrificios para los trabajadores.
La consigna “patria o buitres” es una impostura sin posibilidades históricas de soldar una alianza entre los trabajadores y el capital porque el gobierno va por la vereda contraria a la del 45 y en el siglo XXI ataca salvajemente las conquistas sociales y va a la pauperización de las masas. 
El planteo de un Congreso del Movimiento Obrero, la Izquierda y todos los agraviados por la política rabiosamente capitalista en curso se cae de maduro y es una necesidad de superar una larga etapa política conducida por la patronal entreguista y los colaboracionistas sindicales. 
El Congreso ha sido tomado por Sindicatos, Comisiones Internas y el activismo en distintas regiones del país; es un fenómeno vital que empieza a andar a través de asambleas regionales que establecen un análisis de la situación de las localidades y provincias, votan un programa de reclamos en cada lugar y un plan de acción para obtener respuestas a las necesidades.
El Congreso es el ordenador de una acción de conjunto y un plan nacional de defensa de las condiciones de vida y para avanzar en el control obrero en la administración de los recursos, en el diseño de los grandes proyectos nacionales, en la ejecución del Plan de obras, en el cuidado del medio ambiente y en toda la esfera de la administración pública y su política. 
Partimos del fracaso histórico de la clase que ha dirigido el país y vamos a superarlo.
   (*) Miembro del PO