martes, 7 de octubre de 2014

La fiesta de todos

por Marcelo Calvente


Van 34 minutos del primer tiempo de un partido peleado, con ataques de ambos lados y emociones para todos. El Pulpito la lleva de izquierda al centro, pisando campo rival con pelota al pie, cabeza levantada, ojos bien abiertos. Silva baja unos metros y la recibe para tocársela corta a Romero, que como un rugbyer viene desde atrás en diagonal hacia derecha y que domina, cabeza levantada, ojos bien abiertos, buscando por derecha a Araujo, otro rugbyer que viene de atrás. Romero se acerca al trote, amaga ofrecerse para la devolución pero de pronto cambia de paso y sale en velocidad hacia el área desairando a su marca. Araujo lo observa con pelota al pie, cabeza levantada, ojos bien abiertos y le tira un pase de alquimista, que sintetiza la mejor dirección posible con la velocidad exacta, para que el cordobés defina con un toque preciso por entre las piernas de Caranta abriendo el marcador. El gol de Lanús es el producto de una mejor disposición táctica de un equipo que fue más compacto y más corto. Las diferencias de la que tanto hablamos. Cuando es largo, los pases a Acosta o Romero son a dividir, tienen que resolver mano a mano para dejar de estar aislados. En el equipo corto que le ganó a Central los pases fueron hacia el costado, y el receptor del balón nunca quedó solo. Por eso Lanús ganó bien, porque jugó con la cabeza levantada, entregando la pelota con seguridad, con movimientos sincronizados y con una enorme convicción colectiva.
   Si lo observamos con el fixture en la mano, la visita de Lanús a Rosario Central era casi una final. El Grana fue a buscar tres puntos que necesitaba para prenderse definitivamente en la pelea, aunque los rendimientos de cada uno de los candidatos siguen estando sujetos a la cortedad habitual de las rachas del fútbol nuestro. River, Newell’s y Vélez  presentaron
credenciales en la primera parte del Torneo. Primero Vélez, enseguida Newell’s y ahora River, fueron iniciando el retroceso futbolístico que siempre va acompañado por los malos resultados. Mientras esos equipos puntearon, Lanús no dio pie con bola: dos victorias y dos derrotas, y el anodino empate ante Olimpo, la peor actuación del equipo en todo el semestre, donde se vieron signos de desorientación y hasta de falta de confianza entre los players. Pero a partir de la victoria en Avellaneda en la 6ª fechas, Lanús inició una racha de cuatro triunfos y un empate, el obtenido ante River, con un constante crecimiento futbolístico, y con aquella misma actitud que los llevó a ser campeones no hace tanto tiempo. La pregunta es cuanto tendrá que ver la actuación de Martínez, autor de un golazo, en otra jugada de entendimiento entre pasador y receptor, de Maxi a la frente goleadora del defensor central, uno de los mejores cabeceadores ofensivos del fútbol argentino, sino el mejor. Uno no sabe que es lo que lo margina del primer equipo, el técnico sabrá, pero cada vez que juega expone su personalidad y sus notables atributos técnicos. Lanús fue claramente superior hasta el segundo gol, a los 10’ del segundo tiempo. Después bajó la intensidad, algo que se ha vuelto habitual, y recibió el descuento. El final fue como el principio: ataque por ataque y los granates sufriendo innecesariamente una vez más
Si la zaga central se consolida y logra definitivamente moverse al ritmo del equipo, si deja de dar ventajas defensivas y si no le entrega la pelota al rival, Lanús tiene equipo como para soñar. Con Araujo y Velázquez dando cátedra en su sus respectivos puestos, con Somoza como patrón, sin la obligación de largas corridas, con el Pulpito y Ortiz o Ayala en la doble tarea y la dupla ofensiva entre Acosta y Romero que no deja de sorprender, la visita a Rosario trajo la novedad de un renovado Santiago Silva, todavía lejos del goleador que es, pero muy metido en el circuito ofensivo del equipo. Definitivamente, Lanús entregó la mejor imagen de lo que va del semestre en un escenario donde los candidatos suelen perder seguido.
El equipo de Guillermo está donde está porque los demás empezaron a perder puntos. Vélez quedó lejos, Newell`s se comió un baile de local ante Banfield y empató con Quilmes jugando al waterpolo. A River le van tomando la mano y hace tres que no gana. En la próxima fecha ambos se enfrentan en Rosario, mientras Lanús tendrá que confirmar su andar superando a Godoy Cruz en La Fortaleza. Si de rachas se trata, hay que prestar atención a Estudiantes y Rafaela. El primero viene ganando y jugando muy bien, la Crema tiene notables atacantes, si corrige la faz defensiva puede dar pelea. Boca y Racing no se terminan de perfilar, y lo de Independiente con Mancuello en el papel de Patoruzú pertenece al mundo de la historieta. Cumplida la décima fecha, River pasó a ser  un apurado puntero con 22 puntos, seguido bien de cerca por Lanús, que no para de ganar y sumó 20. Comienza un tiempo de la competencia donde el recambio pasa a ser fundamental, y habrá que ver quien tiene más.
  A menos de noventa días de cumplir cien años, motivo valedero por demás como para festejar, el Club Atlético Lanús se apresta a disputar el tramo final de dos torneos: las nueve fechas que restan del Campeonato de Primera y la Copa Sudamericana en instancia de octavos de final, dos trofeos que bien podrían ser los principales animadores de la festichola que se viene, en la que no deben faltar aquellos que estuvieron en las malas. Los pibes que lloraron la derrota ante San Telmo, los muchachos que lo siguieron en la “C”, los que se tomaron el micro al Chaco, y los que llegaron después; sus hijos y sus nietos. Los miles de hinchas de los buenos tiempos, esos que cada día son más, y que se creen que es joda cuando hablamos de Piraña.