martes, 7 de octubre de 2014

La semana en pocas palabras

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad 

En la última semana la principal noticia económica estuvo asociada al recambio de autoridades del Banco Central, con la asunción de Alejandro Vanoli al frente de la autoridad monetaria, tras el alejamiento de Juan Carlos Fábrega. Estos cambios, ante la perspectiva de una profundización del rumbo actual de la política económica, tuvieron un impacto significativamente mayor al anterior pronunciamiento del “desacato” por parte del Juez Thomas Griesa por el caso de la deuda soberana en default.
Los cambios en la cúpula de BCRA fueron recibidos negativamente por los mercados, con caídas iniciales en los precios de acciones y bonos. Estas bajas, no obstante, además de señalar un deterioro de las expectativas, reflejaron una menor operatoria del dólar “contado con liquidación”, mediante la cual se compran acciones y títulos públicos con pesos en el mercado local, para luego venderlos en dólares en el mercado externo, a un costo sensiblemente superior al del tipo de cambio oficial (mecanismo para hacerse en forma legal de dólares fuera del país, que se generalizó tras el default parcial de la deuda y el endurecimiento de las restricciones cambiarias y comerciales).
En este marco, las cotizaciones alternativas del dólar retrocedieron parcialmente, en medio de controles que llevaron a una fuerte merma en los volúmenes operados. El dólar “contado con liquidación”, que en los primeros días de la semana había llegado a ubicarse arriba de los $15, retrocedió a cerca de los $14, marcando un descenso de casi $1 (-7%), que redujo la brecha con el dólar oficial del 78% al 65%. En tanto, el dólar “blue”, que ya venía marcando cierto retroceso desde su pico de $15,9, siguió disminuyendo hasta los $15,3, también con una caída marcada en los volúmenes transados, consecuencia de los mayores controles oficiales.
Ahora bien, estos movimientos serían claramente transitorios, tal como lo refleja el fuerte rebote del “contado con liquidación” al final de la semana, retornando en menos de tres
jornadas cerca de sus picos previos. El mercado descuenta que el cambio en la conducción del BCRA profundizaría el rumbo de la política económica actual, allanando el camino a una mayor emisión de pesos para financiar al Tesoro que, combinada con crecientes controles cambiarios, derivarían (más temprano que tarde) en un incremento de la brecha entre el dólar oficial y el paralelo, revirtiendo las recientes bajas. Asimismo, estos movimientos tienden a reforzar la posición del Ministro de Economía y el discurso oficial, tornando más lejana la posibilidad de un acuerdo con los “holdouts” en enero 2015, una vez vencida la cláusula RUFO. A priori, estas noticias anticipan una economía con más pesos y menos dólares, de manera que la tensión cambiaria iría en ascenso, creciendo las chances de una corrección del tipo de cambio oficial entrado el próximo año, la cual derivaría en una aceleración inflacionaria y una nueva caída del poder adquisitivo, que profundizaría el actual escenario recesivo.
Estos acontecimientos, a su vez, se producen justo en momentos en los que se observa un brusco deterioro de dos de los principales condicionantes externos de Argentina: el precio internacional de la soja y otros “commodities”, además del comportamiento de la economía brasileña. Las menores perspectivas de crecimiento de Brasil, junto con la depreciación de su moneda, golpean a las exportaciones argentinas hacia el país vecino. En los primeros 8 meses de 2014, los despachos a Brasil cayeron un 13% en relación al mismo período de 2013, tendencia que (de mantenerse) significaría un menor ingreso de divisas por cerca de USD 2.300 millones este año, que podría repetirse en 2015. Si a esta cifra se le suman las menores exportaciones asociadas a la disminución del precio internacional de la soja y su impacto en la producción local de la oleaginosa (-USD 5.500 millones), y un nuevo descenso de las exportaciones energéticas (-USD 700 millones en 2014), el ingreso de divisas comerciales podría disminuir, como mínimo, USD 8.500 millones el próximo año.
Se trata de una cifra demasiado elevada teniendo en cuenta que las reservas internacionales “netas” rondan los USD 19.900 millones (esto es, descontando los encajes de los depósitos en dólares de los bancos y los pagos de deuda trabados por la Justicia norteamericana que aún se encuentran depositados en el BCRA), guarismo que de por sí resulta insuficiente para hacer frente a los pagos de deuda pública y privada del año próximo, por cerca de USD 20.500 millones. Sin un acceso a los mercados internacionales de crédito que garantice un ingreso de dólares financieros, la única opción de amortiguar el impacto de la caída en las ventas externas sería profundizar las trabas comerciales o dejar caer bruscamente el valor de la moneda, como forma de presionar a la baja las importaciones, dos medidas que sólo tenderían a profundizar el actual escenario estanflacionario, en una economía con un inflación que ya se encuentra en niveles superiores al 40% anual y con una contracción del Producto Bruto a un ritmo anualizado del 8% en el margen.