lunes, 3 de noviembre de 2014

2014: Evo, Dilma, Tabaré. 2015: el peronismo kirchnerista

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

En cualquier país del mundo las grandes provincias y las principales ciudades son las vidrieras más importantes. Pero no siempre lo que ocurre en cada una de ellas sucederá en el resto de sus respectivos territorios. Los humores de nuestra Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, no son similares a los del Conurbano, a los de Bahía Blanca o a los de las provincias de Salta o Corrientes. Tampoco se vive y se piensa igual en Lanús y en La Matanza que en San Luis. Mendoza o Entre Ríos.
Por eso es que hay que tener mucho cuidado cuando se leen o escuchan pronósticos electorales. Y es saludable no creer ciegamente en lo que se anticipa o se opina a través de encuestas que, hoy por hoy, son un muy buen negocio para algunos vivos antes que elementos de información seria y responsable para todos. Con las excepciones que siempre existen, claro.
La construcción mediática hecha antes de las últimas elecciones realizadas en Brasil se derrumbó como un castillo de naipes frente a la realidad de los resultados finales. Según infinidad de diarios, programas de radios, de televisión y en muchísimos portales en internet de allá y de aquí, un mes antes de la elección se daba casi como segura ganadora a la ambientalista Marina Silva. Un poco después parecía, según los medios, que Aécio Neves, candidato de la derecha dura brasileña, se comía los chicos crudos. Sin embargo ganó Dilma Rousseff, Neves quedó afeitado y sin visitas y la morocha Marina Silva, en términos turfísticos, entró revoleando la cola; tercera a varios cuerpos. Quedó demostrado también que San Pablo, donde Dilma perdió por paliza, no es todo Brasil. Si bien es cierto que la diferencia a favor de la ganadora no fue muy amplia, la pelota entró y fue gol. El futbolista Neymar da Sil
va Santos Júnior quien, según las noticias, votaría por el candidato conservador, ahora le habrá ido a cantar su tristeza a Pelé. Los abuelos decían que no había que vender la píel del oso antes de cazarlo. Sin duda los viejos la sabían lunga. Como beneficio de inventario el cuarto triunfo consecutivo del PT (Partido de los Trabajadores) no es poca cosa y nadie puede negar que los grandes derrotados fueron los medios de comunicación -de allá y de aquí- cuyas mentiras y difamaciones no tuvieron éxito en su intento de confundir y de torcer la voluntad de la mayoría del pueblo brasileño. Un buen ejemplo para tener en cuenta lo dio Lula da Silva al acompañar a Dilma durante toda la campaña electoral, tirando duro y parejo para obtener el triunfo que finalmente y por fortuna es inapelable.
Sin ánimo de ofender a nadie, nos permitimos decir que nuestra derecha política quedó atragantada por la derrota de Aécio Neves que también es otra derrota para el neoliberalismo y los poderes concentrados de la economía y de la finanzas de América del Sur. No es descabellado asegurar que si hubiese ganado el candidato conservador, los Macri, Massa y compañía habrían viajado en caravana a festejar aquel triunfo que -tal vez imaginaron- serviría para operar sobre la Argentina con mensajes y acciones que le permitieran alisar el camino electoral con miras a octubre del año próximo.
De todas maneras esto no hubiese sido lo peor en un escenario de derrota del PT en Brasil. Revisando la historia de América Latina no es exagerado suponer que el imperialismo yanqui, con Aécio Neves como aliado estratégico, no habría desperdiciado la ocasión para generar conflictos gravísimos en la región. Con más razón si el año que viene -como es muy probable-triunfara nuevamente el kirchnerismo. Los EE.UU con la derecha reaccionaria brasilera en el poder y como socia menor, habría tenido la oportunidad de organizar hasta un conflicto armado entre Argentina y Brasil. La CIA sabe muy bien como hacer estas cosas. Basta recorrer los últimos setenta años de historia de Nuestra América para comprobar que estos dichos no son desmesurados.
Lo cierto es que la victoria de Dilma garantiza el MERCOSUR, el UNASUR, el CELAC y con ello la integración entre nuestros países. Nos queda como enseñanza, además, la solidaridad de Lula con Dilma y uno puede pensar que si el candidato kirchnerista, el año próximo recibe por parte de Cristina un apoyo similar, ganaría -siguiendo con los dichos de los burreros- "con la fusta debajo del brazo". O sea.. cómodamente.
También, como dato positivo, hay que señalar el triunfo de Tabaré Vázquez en Uruguay. Según informes que llegan de parte de los compañeros del Frente Amplio, la victoria en segunda vuelta estaría casi asegurada. Esperamos que así sea para que se de un doblete de las fuerzas populares, que esto contribuya al progreso de la región y a profundizar los lazos de amistad entre nuestros países. Estos episodios del juego democrático sirven para que cada quien tome posiciones de acuerdo a su pensamiento, a su conveniencia y a lo que considere mejor para su fuerza política. Sería prudente que también se tenga en cuenta de que en la acción política existen ciertos límites. Sergio Massa, probablemente pensando que la hora de la derecha había llegado a la vecina orilla, corrió presuroso a abrazar a Lacalle Pou quien finalmente fue derrotado. Lacalle Pou, no hace mucho tiempo, refiriéndose a nuestra presidenta dijo " nos vamos a tener que fumar un año de Cristina pero como es una mujer tan desequilibrada, capaz que se pelea con Pepe (Mujica) y no con nosotros". Esto sólo alcanzaría para que ningún político argentino vaya a saludar a quien insulta a la presidenta de todos los argentinos. Pero Massita, empalagado por el verso de los medios adversos a nuestro gobierno, fue. Abrazó al perdedor, mostró que es un hombre de la derecha política que nada tiene que ver con el peronismo y quedó con el culo al aire. Sin duda Daniel Scioli fue más vivo. Realizó una interesante visita a Tabaré Vázquez y según nos dicen hablaron de planes para el futuro. El Frente Amplio logró la mayoría parlamentaria, es muy posible que gane holgadamente en la elección definitiva, el idiota de Lacalle Pou seguirá esperando y tanto el Partido Nacional como el Partido Colorado de Uruguay posiblemente entren en una crisis complicada.
En nuestra Argentina es verdad que el macrismo va creciendo al mismo tiempo que otras fuerzas políticas se estancan y otras dicen que se unen pero en realidad están a punto de estallar en mil pedazos. Hasta ahora la oposición de los partidos políticos no preocupa demasiado al kirchnerismo que mira el panorama desde las alturas sin perder de vista que es en la tierra firme donde hay que construir. No tiene ningún apuro para definir candidaturas y esto pone histéricos a más de uno. Mientras tanto nuestra presidenta, especialmente después de sus últimas intervenciones en el plano internacional, de los sucesivos anuncios de obras y de la concreción de muchas de ellas, gana terreno en la consideración de la sociedad. Scioli junto a Diego Bossio, en un acto muy importante, se metió en territorio massista y adjudicó 400 viviendas en el Tigre, lo cual es un dato políticamente no pequeño. En la provincia de Buenos Aires la figura de Fernando Espinoza, joven intendente de La Matanza y presidente del Partido Justicialista bonaerense, gana consenso y se acomoda en la carrera hacia la gobernación. En Lanús, Darío Díaz Pérez encabezó un acto multitudinario en homenaje a Néstor Kirchner y reunió a dirigentes de primera línea como el vicegobernador Gabriel Mariotto, el diputado nacional Edgardo Depetri y compañeros del Movimiento Obrero como Miguel Pedhelez (municipales) Hugo Durán ( CTA) Héctor Villagra y Francisco Malvasso (CGT, Avellaneda -Lanús).En términos políticos esto significa mucho.
Además, en todo lo que resta de su gestión Díaz Pérez llevará adelante y concretará obras en nuestro distrito que, sin dudas, serán reconocidas por los lanusenses. Por lo tanto el kirchnerismo, sin apuros y con la mirada puesta en el futuro debe seguir avanzando y profundizando el proyecto nacional y popular en marcha, buscando y sumando unidad, construyendo colectivamente, disputando lo que haya que disputar pero evitando en lo posible luchas intestinas que tanto perjudican a las organizaciones políticas. Hay un tiempo por delante en el que es imprescindible seguir haciendo.
(*) Miembro de Iniciativa Socialista