martes, 18 de noviembre de 2014

Impredecible

por Marcelo Calvente


 Todo venía dentro de lo previsible hasta la fecha 14ª: River lideraba invicto y daba a entender que no había con que darle. Lanús sumaba y no perdía, pero desperdiciaba las escasas  posibilidades de acortar distancia. Primero, cuando después de tres victorias al hilo recibió al puntero por la 9ª fecha. El equipo de Guillermo se puso en ventaja, pero en el tramo final no pudo sostener el resultado y tuvo que conformarse con el empate. Enseguida volvió a la victoria frente a Central en Rosario, mientras el puntero empataba con Boca. Y cuando debía dar el zarpazo ante Godoy Cruz en casa, estando 2 a 0 arriba, otra vez la distracción, y en pocos minutos el humilde Tomba le convirtió tres goles. Por suerte pudo alcanzar el empate sobre el final. Mientras tanto, River recuperaba la diferencia de puntos, superando a Newell’s en Rosario, a Belgrano en Núñez y a Rafaela de visitante, y Lanús despachaba a Central y a San Lorenzo. Por entonces los que habían arrancado bien, ya se habían ido bajando de a uno. Primero Vélez, después Newell’s, enseguida Racing, solo Independiente se sostenía en pelea, aunque atado con alambre. La fecha 14 se suspendió. Y en la fecha 15ª, un día antes de que Independiente pierda con Gimnasia en Avellaneda dejando una muy pálida imagen, y dos antes de que River empate con Vélez en Liniers, Lanús obtiene una victoria de manera increíble ante Arsenal, convirtiendo dos goles entre el quinto y el sexto minuto de descuento, y el fútbol argentino en su conjunto explotó por los aires.
  Me lo sigo preguntando hasta hoy: ¿Cómo fue que sucedió? ¿Porqué la prensa especializada en general se encolumnó para minimizar la enorme victoria lograda por Lanús y
decidió ajusticiar a un árbitro por lo único que hizo bien en todo el partido? ¿Porqué casi nadie destacó la actitud bochornosa de Palermo y sus secuaces? Para colmo, apareció el bufoso y la campaña en contra del Grana se instaló en las primeras planas de todos los medios nacionales, de cualquiera de las veredas ideológicas existentes. Confieso que por esos días la pasé mal. Todos estaban en contra de Lanús. De repente la entidad modelo, para ideólogos de la calaña de Hugo Balasone, Gustavo López y otras luminarias del periodismo deportivo, sumados a notables del saber nacional, como Fernando Bravo, todos le apuntaban indignados a Lanús. Recuerdo lo imposible que era hablar con los amigos hinchas de otros cuadros, con el carnicero de la esquina, con la propia Doña Rosa. Ahí empecé a comprobar lo que ya sospechaba: El fútbol argentino todo está podrido de Lanús, del crecimiento institucional, de las participaciones internacionales, del protagonismo en cada torneo que juega, y se lo hicieron saber. Y eso no puede haber pasado desapercibido para los jugadores granates.
  La cuestión es que Lanús, por la postergada fecha 14ª, fue goleado  3 a 0 por Tigre a primer turno, entregando una pésima actuación a lo largo de los 45 minutos que se debían,  y se volvió sin esperanzas de Victoria. Pero más tarde River de local cae ante el Pincha e Independiente empata con Arsenal al día siguiente. Y Racing, que lograba su tercera victoria consecutiva, con un triunfo raro y afortunado ante Quilmes, se prendía en la lucha por el título. La cuestión es que anoche Lanús cerraba la 16º fecha con la oportunidad de alcanzar por primera vez a River para compartir la punta, seguido por Racing con dos unidades menos. Solo había que derrotar al alicaído Independiente.
   Anoche Lanús abrió el marcador al minuto de juego con una gran combinación ofensiva: pase de Ortiz al Laucha a espaldas del último hombre de Independiente, corrida firme, cómodo toque hacia Romero y gol de Lanús. El dominio se mantuvo durante los primeros veinte minutos. Una vez más, el mejor escenario como para pasar a manejar el partido y el campeonato. Pero como cada vez que consigue la ventaja, aparece el desmoronamiento defensivo. Cada vez que un el rival en desventaja se vuelca al ataque, el fondo granate primero recula y luego se desarma, a punto tal que ni siquiera salen las contras rápidas para los de arriba. Y en Avellaneda, ante el partido que había que ganar, cuando la esperanza estaba más arriba que nunca, la secuencia conocida volvió a suceder, a los 27’ y a los 35’ llegaron los dos goles de Independiente para darlo vuelta, y en el complemento, con las expulsiones de Monteseirín y Velázquez, cerca del final  llegaron otros dos goles que pusieron cifras catastróficas, y la peor imagen que Lanús podía dejar.

   Supongamos que en las próximas dos jornadas, y pese a las falencias exhibidas, el equipo de Guillermo obtiene los seis puntos en disputa ante dos adversarios muy accesibles de manera consecutiva como Gimnasia y Boca en La Fortaleza, donde suele ganar, y no sería descabellado que así fuera. Que Racing y River empaten, y que River después no pueda con Banfield, que viene amagando con que alguna vez va a ganar un partido. Supongamos que Racing empate o pierda en Rosario ante Central, tampoco sería nada raro. Ponele que el Rojo empate con Boca y le gane a Newell’s, o viceversa, pero supongamos que sume 4. Puede suceder, decía Tu Sam. Si todos estos resultados se dan, en la última fecha Lanús -con 36 puntos- visitará a la Lepra,  River -con 35- a Quilmes,  Independiente -con 34- a Belgrano, y Racing, también con 34, recibe la visita de  Godoy Cruz.. Con una mano en el corazón, si llegara a suceder que Lanús dependa de sí mismo en la última fecha: ¿no volverías a depositar la confianza en el equipo, no renovarías la esperanza de, por fin, volver a ser campeón? Sabelo, puede pasar: Lanús todavía tiene chances de lograrlo, casi las mismas que River, Racing e Independiente. Más raro fue aquel verano que no paró de nevar, canta Sabina. Y también puede ocurrir que Newell’s le termine ganando por goleada y con baile, no tengas dudas, porque con este equipo todo es posible.