miércoles, 5 de noviembre de 2014

La semana en pocas palabras

Informe económico del Banco Ciudad

El gobierno intenta transmitir tranquilidad con respecto al nivel de reservas internacionales y negar la existencia de una crisis, pese a que se apresta a encarar el último año de su mandato con la deuda pública en “default” y un déficit fiscal mayor al 5% del PBI. A ello se suma una devaluación e inflación mayores al 40%, una contracción económica del 4% anual en septiembre, y una caída del salario real no observada desde el abandono de la Convertibilidad.
En cuanto a las reservas internacionales, si bien es cierto que el corriente año podría culminar mejor de lo previsto semanas atrás, este comportamiento responde a factores más transitorios que permanentes. La parcial recomposición observada estos días en las reservas del BCRA está basada en la activación del primer tramo del swap de monedas firmado con China, por un monto de 5.000 millones de yuanes (USD 814 millones), a los que podrían sumarse en las próximas semanas un nuevo préstamo del Banco de Francia y una mayor liquidación de divisas de los grandes exportadores de cereales y oleaginosas.
Según lo acordado con los exportadores, la liquidación de divisas debería sumar USD 5.700 millones en el último trimestre del año, aunque ello resulta de muy difícil concreción, en un contexto en el que el grueso del retraso en las liquidaciones no responde a ventas retenidas por la agroindustria, sino al elevado stock de granos almacenado por los productores en silos bolsa (para que tenga lugar este monto de liquidaciones, los productores deberían vender casi la totalidad de la soja que permanece en su poder, por 22 millones de toneladas, equivalentes a USD 7.700 millones). Asimismo, si bien una parte de estos “agro-dólares” podría provenir del adelanto de las liquidaciones de la próxima cosecha a través de prefinanciaciones del
exterior, tal como sucedió en 2013, en esta oportunidad este mecanismo sería más complejo de ejecutar, habida cuenta que la cesación de pagos restringe el acceso al crédito externo.
Con todo, tanto el swap de monedas con China, como los eventuales préstamos bilaterales y el anticipo de liquidaciones, son divisas que brindan cierta tranquilidad a corto plazo, pero que deberían devolverse en 2015 y/o restarían ingresos de dólares de la próxima campaña agrícola. Asimismo, si se suman los pagos de deuda pública que permanecerán depositados en el Banco Central, al no poder girarse al exterior ante los riesgos de embargo, las reservas netas de estos fondos finalizarían 2014 más cerca de los USD 24.000 millones que de los USD 28.000 millones actuales. Este nivel dista de ser holgado, representando 6% del PBI (un tercio menos que en 2011, previo al cepo cambiario) y sólo 4 meses de importaciones, su nivel más bajo desde inicios de la década del ´80.
Por otro lado, la incertidumbre no se vincula tanto a cómo culminará el año 2014, sino a cómo se hará frente a la escasez de divisas en 2015. Con la reciente caída del precio de la soja, proyectamos menores exportaciones agroindustriales por USD 5.500 millones, efecto que si bien podría verse amortiguado en USD 1.300 millones por la caída del precio del petróleo y su impacto en la deficitaria balanza energética, el año próximo existen vencimientos de deuda por USD 13.000 millones del Estado nacional, USD 2.000 millones de las provincias y USD 5.500 millones del sector privado. En total, se trata de USD 24.700 millones que, sin acceso al crédito externo, se tornarían en una pesada carga aún para las “reforzadas” reservas internacionales actuales.
En este escenario, consideramos que aumentan los incentivos para que el gobierno intente encarar una negociación con los “holdouts” en 2015, una vez vencida la cláusula RUFO, aunque ello no garantiza un acuerdo express, ni que las negociaciones necesariamente lleguen a buen puerto. A lo anterior se suma que ya se cumplió el mes de gracia que tenía el país para realizar el pago de los bonos Par de los canjes 2005 y 2010, aumentando las cantidad de series que se encuentran en default por no pago, facilitando una aceleración de la deuda.
En cuanto a la evolución del nivel de actividad, los datos publicados esta semana permiten tomar una verdadera dimensión de la magnitud del escenario recesivo. En septiembre, las ventas se contrajeron un 11% mensual en shoppings y un 8% en los supermercados, según lo divulgado por el propio INDEC. Asimismo, de acuerdo a nuestras estimaciones, las ventas en centros de compras marcaron una baja interanual del 12% (-6,3% en los primeros 9 meses del año), mientras que las ventas en supermercados disminuyeron un 4,2% anual, casi duplicando su baja promedio de 2014 (-2,2%).
La razón detrás de este derrumbe del consumo, que ahora también incluye a productos básicos, es la caída del salario real. Con salarios que crecen un 32% y una inflación del 40%, los trabajadores formales experimentaron una pérdida del poder de compra del 6%, que trepa al 14% para aquellos que pagan impuesto a las ganancias. Para este último segmento, la no modificación del mínimo no imponible, sumada a la aceleración inflacionaria, les ha quitado casi dos meses de sueldo de sus ingresos anuales. Esta situación no llegaría a ser compensada por los bonus de fin de año que se están negociando actualmente, los cuales representan menos de la mitad de un salario básico de convenio