martes, 18 de noviembre de 2014

Los mitos cardíacos que te ponen en riesgo

por Alejandro Chitràngulo

Los mitos son historias que se traspasan de generación en generación, comúnmente de forma oral, y que se convierten en eslabones del sistema de creencias de las personas que los consideran como “verdades”. 
Los mitos de la medicina –al estar emparentados muchas veces con cuestiones de vida o muerte– suelen ser más difíciles de desacreditar. Es por eso que tres cardiólogos pusieron en marcha la enorme tarea que según ellos “es responsabilidad de los médicos”, la de comunicarse con la comunidad para desandar, explicar y derribar los mitos que matan.
Hace pocos días atrás en La Rural de la Ciudad de Buenos Aires se llevo a cabo el 40° Congreso Argentino de Cardiología organizado por la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) que contó con el auspicio de la Academia Nacional de Medicina, convirtiéndose en el ámbito ideal para que los tres cardiólogos llevaran a cabo su tarea de difusión. 
En el congreso en la Rural el médico cardiólogo Carlos Tajer, titular de la SAC comenzó la charla abierta a la comunidad “Mitos que matan”, con estas palabras: Los escuchamos todos los días en nuestros consultorios. Los
pacientes se sientan, nos miran y despliegan un sinfín de argumentos para excusarse ya sea por el abandono de una medicación o de los controles. ‘Me contaron que...’, ‘Conozco gente que...’, ‘Leí que...’, ‘Le pasó a mi tía’. Llegó la hora de romper los mitos que los pacientes cargan como mochila, que además dificultan nuestro trabajo, y que pueden llegar a matar”.
Los mitos
Uno de los grandes mitos es la ‘presión nerviosa’: “No existe tal cosa porque no se trata de un problema de nervios”, dijo Guillermo Fábregues, médico cardiólogo de la Fundación Favaloro y presidente del Comité Científico del Congreso, especialista en hipertensión. “Algunos pacientes me dicen que tienen ‘hipertensión del guardapolvo blanco’ para dar cuenta de que les sube la presión cuando están frente a un médico”. Esta creencia no hace más que empeorar el pronóstico de los pacientes con hipertensión arterial, ya que se subestima un problema que es evitable; y por lo tanto, “abandonan los tratamientos, los cuales se ha comprobado que son efectivos y seguros.” A modo de ejemplo, el especialista comentó que “si dos pacientes deben aguardar más tiempo del deseado en la sala de espera, cuando se les controla sus cifras tensionales, se aprecia que, a pesar de que la espera fue la misma para ambos, sólo tiene presión elevada quien tiene menor elasticidad en sus arterias. Por lo tanto, no es el nerviosismo por la espera o enfrentar el guardapolvo blanco de médico lo que le hizo subir su presión, sino el estado de su sistema circulatorio. Entenderlo así, ayuda a evitar las consecuencias de la hipertensión arterial que son la insuficiencia cardíaca y los accidentes cerebrovasculares”.
En la Argentina, la tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo arrojó que la prevalencia de hipertensión arterial se mantiene constante, alrededor del 34%, es decir que uno de cada tres argentinos la padecen. “Para agravar la situación, en los últimos ocho años han crecido el sedentarismo y el exceso de peso. Estos son el padre y la madre de la hipertensión y de la diabetes”, afirmó Fábregues, presidente electo de la Sociedad Argentina de Cardiología para el año 2015.
La hipertensión suele denominarse “asesino silencioso”, ya que no presenta síntomas. Sin embargo, Fábregues prefiere afirmar que “lo que mata es la ignorancia”, porque “los pacientes normalizan su presión con el medicamento y luego lo abandonan; pero el tratamiento debe llevarse a cabo de forma continuada, y controlarse la presión”.
Con respecto al costo de los remedios aseguró que “el paciente más caro para el sistema de salud, es el que no se trata porque es el que va directo hacia el ACV o al infarto de miocardio”.
Por su parte, el doctor Carlos Tajer se refirió al segundo gran mito a derribar, que afirma que las medicaciones para bajar el colesterol son dañinas para los músculos y el hígado. Las estatinas son un grupo de drogas que se usan para el tratamiento del colesterol elevado. “Las ventajas de la droga en cuestión en el tratamiento de las afecciones cardiovasculares y su eficacia en el tratamiento del colesterol están fuera de debate desde hace más de 25 años. Sin embargo todavía existen pacientes que son tratados con estatinas en dosis que están por debajo de las recomendadas. De esta forma, pierden las ventajas de estos fármacos para prevenir ataques cardíacos y cerebrales y en su importante reducción de la mortalidad.”
Otro de los grandes mitos alrededor de la salud coronaria dice que “hacer ejercicio podría resultar perjudicial”. Para darlo por tierra, el cardiólogo y especialista en medicina del deporte Roberto Peidró explicó que los datos epidemiológicos –los primeros aparecidos en la década del ’50 y con continuidad hasta el presente– indican que el promedio de vida de una persona activa involucrada en actividades físicas y deportivas con continuidad, podría aumentarse de tres a cinco años. “Se ha demostrado que realizar ejercicios vigorosos genera las mayores reducciones de riesgo de infarto y ACV. Sin embargo, “no todos pueden hacer ejercicio de alta intensidad y deben estar aconsejados por profesionales especializados que indicarán los estudios a efectuar para involucrarse en este tipo de actividades”, destacó Peidró, quien además se refirió a los casos de muerte súbita relacionados con el deporte. “La incidencia es baja: se considera entre 1 y 1,5 por cien mil participantes. Sin embargo, en deportistas ‘masters’, es decir veteranos, este número aumenta en forma importante y se hacen necesarios estudios más profundos en los chequeos”.
Por eso recomendó que las personas que inician un plan de actividades físicas después de mucho tiempo de sedentarismo deberían consultar con su médico de cabecera para que les indique los estudios adecuados. La necesidad de exámenes dependerá de varios factores como la edad, el tiempo de sedentarismo, los antecedentes personales y familiares, así como de hipertensión arterial, alteraciones del colesterol, diabetes, tabaquismo y muerte súbita en la familia. Como esquema básico, el experto entiende que se deben realizar un examen físico y un electrocardiograma. A esto se agregan la prueba de ejercicio, los exámenes de laboratorio y un ecocardiograma, en los casos de deportes o actividades de alta intensidad. Además subrayó la importancia de la prevención secundaria, es decir, el conocimiento de la Reanimación Cardiopulmonar (RCP), “actuar con conocimientos e inmediatamente de producido algún evento cardiovascular, ayuda a salvar vidas”.