viernes, 12 de diciembre de 2014

Kicillof miente: Perón no implantó el impuesto al salario

por Juan Carlos Vacarezza*

En los años cincuenta del siglo pasado se desempeñó en nuestro país un artista de radio y teatro muy conocido, Mario Fortuna, considerado uno de los más grandes actores cómicos de su época. Uno de sus personajes radiales era el “Ñato Desiderio”, quien desarrollaba un monólogo que terminaba siempre con la frase que lo inmortalizó y que da contenido a esta nota: “Agarrá los libros que no muerden”.
Esta frase bien se puede aplicar y recomendar al actual ministro de Economía de la Nación, Axel Kicillof, quien en una entrevista que le realizaron en el programa El Fin de la Metáfora, transmitida por radio Nacional Rock el día 30 de noviembre pasado, hizo una referencia concreta, totalmente falsa, sobre el teniente general Juan Domingo Perón, atribuyéndole la paternidad de la aplicación del Impuesto a las Ganancias al sueldo de los trabajadores (cfr. en http://www.radionacional.com.ar/?p=37426, dijo en el minuto 37 en adelante: “Quiero comentar quién es el primero que en la Argentino aprobó el impuesto a las ganancias, 4ª categoría… eso lo puso Perón, el general Perón”).
Ignora el ministro de Economía que el creador del Impuesto a las Ganancias fue el prestigioso economista de trascendencia internacional, el doctor Raúl Federico Prebisch, quien se
desempeñó inicialmente como subsecretario de Finanzas del Gobierno provisional del general Uriburu -desde 1930 hasta 1935- y a posteriori fue uno de los creadores y el primer gerente general del Banco Central de la República Argentina, cuando éste fue creado por iniciativa de las finanzas inglesas en 1935 -para centralizar el control financiero del país- y en forma conjunta con otros organismos de control que aseguraban sostener la renta agro-ganadera de la oligarquía argentina.
  Al crear el impuesto en 1932, decía el subsecretario Prebisch: "Las perspectivas para las finanzas de la Nación en 1932 son graves, pero si se procede con energía y rapidez, se puede afirmar que el país cuenta con recursos suficientes para evitar los dos males que se exhiben como remedio: la emisión monetaria y la moratoria del pago de la deuda externa [siempre lo mismo]. Esta es la tradición de nuestro país de haber cumplido con exactitud sus compromisos: norma tradicional que hay que conservar a toda costa, pues ella es el fundamento del crédito, y este a su vez, el instrumento indispensable a un gran país para acelerar su marcha económica..." (Raúl Prebisch, Obras 1919-1948, Fundación Raúl Prebisch 1991).
   Autorizado por el presidente Uriburu, el mencionado subsecretario trabajó un fin de semana completo e inspirado en su informe sobre Australia y en la ley chilena pudo entregar el lunes el proyecto del denominado Impuesto a los Réditos, que junto a la creación de otros tributos y tasas fue establecido por el gobierno de facto.
El modelo impuesto ha sido siempre la base del devenir histórico del mismo, más allá de las distintas denominaciones que pudo tener hasta el presente.
El impuesto se dividió en cuatro categorías, todas ellas con sus respectivas deducciones: 1ª Categoría: renta de inmuebles rurales y urbanos. 2ª. Categoría: renta de capitales inmobiliarios. 3ª. Categoría: Beneficios netos del comercio, la industria y los auxiliares de comercio. 4ª Categoría: réditos del trabajo personal. Es importante destacar que esta categoría estaba sustentada en la denominada Tabla I, que tenía una progresión de 34 escalones comenzando con el 0,50 % y terminando en el 4%.
Es importante destacar que el artículo 20 del Decreto-Ley 14338/1946 disponía que el mínimo no imponible de pesos moneda nacional 4.800, reservado hasta ese momento para el trabajo personal, se hiciera extensivo a las otras rentas cuando existiera la combinación de capital y trabajo (hoy lo llamamos autónomos, que no son nunca considerados cuando el Poder Ejecutivo toma medidas que benefician a un sector de los asalariados), pero se mantuvo el límite de pesos moneda nacional de 2.400 cuando el redito se originaba exclusivamente en la inversión de capitales.
En 1943 Prebisch renunció a su cargo en el Ministerio de Hacienda, y pocos años después emigró a un organismo de la Organización de Estados Americanos, la Comisión Económica para América Latina (Cepal), siendo uno de sus principales impulsores. Asesoró al gobierno de la Revolución Libertadora (con su famoso informe trabajó con Celso Furtado y Fernando Henrique Cardoso, entre otros, y culminó su carrera pública como asesor para la deuda externa del gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín de 1984 en adelante).
Fue considerado por muchos como un economista de izquierda. Fue también uno de los principales difusores de la “Teoría de la Dependencia”, según la cual los países del tercer mundo han caído en un estado de "dependencia" del primer mundo, convirtiéndose en productores de materias primas en una relación de centro-periferia con sus metrópolis. Para que los países periféricos pudieran entrar en una senda de desarrollo sostenido, proponía que se les permitiera un cierto proteccionismo en el comercio exterior y estrategias de sustitución de importaciones.
Para otros, en especial para Raúl Scalabrini Ortiz, el giro izquierdista-socializante de Prebisch en sus teorías económicas era funcional a la estrategia imperialista británica, para contener el avance norteamericano en Hispanoamérica.
La frase de Mario Fortuna también puede aplicarse a quienes se declaran críticos del actual gobierno, pero que no han dicho nada de la mentira histórica formulada por el ministro de Economía.
   (*) Contador y titular de Primero la Patria