martes, 23 de diciembre de 2014

Reflexiones de Navidad

por Alejandro Chitràngulo

Finalmente llego diciembre, llego la navidad, el año paso muy rápido. Lo acelerado de la vida moderna hace que los meses se perciban como si cada vez mas fueran más cortos, pero diciembre es un mes especial, la Navidad hace de diciembre un mes en el cual las personas se animan a soñar, se animan a reír; otros se dan permiso de olvidar por un instante los problemas, es también una oportunidad para reflexionar, pensar y analizar el año que hemos tenido. También es un momento para reconocer las cosas malas que hicimos y tratar de perfeccionarnos, es un momento para reunirnos y compartir. Es la ocasión propicia para dar las gracias por todo lo que hemos recibido durante el año. Conmemorar el nacimiento del niño Jesús nos da la oportunidad para crecer y mejorar como personas.

El espíritu navideño 

El Espíritu de la Navidad y la Navidad no son necesariamente lo mismo, aunque ambas se celebren en fechas muy cercanas. Las dos conmemoraciones tienen sus orígenes en una antigua tradición celta que celebraba la llegada del invierno, actualmente llamamos a esto Solsticio de Invierno, es decir, el sol estático, y que tiene lugar cada 21 de diciembre en el Hemisferio Norte. 
Cada 21 de diciembre la mitad del Planeta se encuentra más lejana del sol, lo que marca precisamente la llegada del invierno con sus días más cortos y noches más largas. Los celtas
creían pues que durante esta fecha el sol moría para renacer el 25 de diciembre (fecha que más tarde el cristianismo adoptaría para convertirlo en la Navidad) La tradición celta que celebraba del solsticio de invierno, al igual que muchas otras incluyendo la Navidad, se ha ido transformando con el paso del tiempo hasta derivar en el Espíritu de la Navidad. 
Se dice pues que el Espíritu de la Navidad baja a la tierra y visita a los hombres de buena voluntad la noche del 21 de diciembre entre las 22:00 y las 00:00 horas, y es un momento especialmente propicio para que los que creen en dicho ser, envíen sus peticiones y deseos que serán cumplidos. 
Existen muchas teorías en torno a la verdadera identidad de este ser, una de las más extendidas menciona que el Espíritu de la Navidad es realmente un Egregor que supuestamente surgió del pensamiento de Jesús (un egregor es un pensamiento colectivo que ejerce una gran influencia en las personas) y, que al ser un pensamiento surgido de un ser lleno de bondad, se convirtió en un espíritu bondadoso que buscaba ayudar a los humanos.

¿Consumismo o tradición?

En el hemisferio sur en diciembre llega el verano, muy poco tenemos que ver con las viejas prácticas celtas y si bien todavía mantenemos a Santa abrigado y con trineo de nieve, poco a poco las costumbres van cambiando, se van Argentinizando.   
En navidad por costumbre o tradición solemos  dar regalos a las personas mas queridas.  Nos invade el consumismo, ese afán de comprar cosas. La costumbre, nos induce a consumir adquirir cosas, muchas veces innecesarias, sin embargo, queremos sentirnos felices de que en ese día de la navidad regalamos presentes a quienes consideramos especiales, no importando lo que ello haya originado en nuestros egresos, con tal de mantener la tradición, de estar cerca de esas personas en un día que hemos considerado especial y desde luego, hacerles ver que las tenemos presente.  
Quizás lentamente se este perdiendo la tradición cristiana, tal vez la Noche Buena no la pasemos pensando que celebramos el cumpleaños de Jesús, ni nos imaginemos cual misioneros recorriendo hospitales de niños o festejando con los mas pobres en un barrio carenciado,  pero el solo hecho de pasar una noche especial con las personas queridas, disfrutar de la alegría de los mas chiquitos esperando a Papa Noel, poder utilizar la posibilidad de conexión que nos da la tecnología para sentirnos un poco más cerca de nuestros amigos y darnos un tiempito para recordar a los que ya no están pero que siguen teniendo un lugar importante en nuestro corazón, sea la nueva forma de celebrar la navidad en la Argentina del siglo XXI.