miércoles, 15 de abril de 2015

La semana en pocas palabras

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad 

Como ya hemos mencionado, los dos pilares en los cuales descansa la estrategia económica oficial de cara a próximas las elecciones son el uso del tipo de cambio como un ancla nominal y una política fiscal expansiva tendiente a moderar la recesión, siendo uno de los principales factores desequilibrantes de dicha estrategia el financiamiento monetario del déficit fiscal.
En este sentido, y con un importante retraso, se dieron a conocer los datos fiscales de enero, los cuales exhibieron un nuevo y abultado déficit de las cuentas públicas. El resultado primario
arrojó un desequilibrio de $1.460 millones, que compara con un superávit de casi $800 millones en enero de 2014, en tanto que el resultado financiero fue deficitario en $13.500 millones, más que cuadruplicando el “rojo” de un año atrás. Este deterioro habría sido incluso mayor si en enero no se hubieran registrado aportes del FGS de la ANSES por casi $4.400 millones, junto con $100 millones del giro de utilidades del BCRA, dos ingresos extraordinarios sin los cuales el déficit primario hubiera trepado a $6.000 millones y el financiero a $18.000 millones, en un mes tradicionalmente tranquilo para las finanzas públicas.
En enero, si bien ambos se desaceleraron, el gasto primario mantuvo un ritmo de crecimiento superior al de los ingresos genuinos (36% vs 32%), mientras que en marzo, según informó la AFIP esta semana, la recaudación creció un 33,9%, mostrando una ligera aceleración, pero situándose aún por debajo de la variación de 2014 (36%) y del incremento del gasto público, algo que prevemos que se acentúe en el segundo semestre del año, con la cercanía de las elecciones.
Los desequilibrios en el frente fiscal vienen siendo acompañados por una mayor emisión monetaria, pese a los esfuerzos del gobierno por realizar colocaciones en pesos en el mercado local de manera de aminorar las necesidades de financiamiento vía el Banco Central, dada la dimensión que alcanzaría el déficit el corriente año y los límites normativos al financiamiento a través de utilidades y adelantos transitorios. En el primer bimestre del año, el Banco Central debió emitir casi $22.000 millones para asistir al Tesoro, más de cuatro veces que en igual período de 2014. Asimismo, si bien durante marzo la emisión por asistencia al sector público se redujo sensiblemente, el BCRA terminó inyectando casi $14.000 millones a través de sus operaciones con LEBACs, tanto por recompras de esas letras en el mercado secundario vinculadas a dotar de liquidez a los bancos públicos que asisten financieramente al gobierno, como por cierta resistencia que comenzaron a mostrar los bancos privados para incrementar el peso de la asistencia al sector público en sus carteras, ya sea en forma directa (vía títulos como el flamante BONAC) o indirecta (a través de LEBACs). Al final del día, ambas opciones terminan redundando en una mayor emisión de pesos para cubrir el desequilibrio fiscal, manteniendo la Base Monetaria un crecimiento del 30% interanual, 10 puntos superior al exhibido durante casi todo 2014.
Finalmente, según informó el INDEC, el nivel general de salarios de la economía se incrementó un 0,9% mensual y 32,4% interanual en febrero, superando por primera vez en 15 meses al alza de los precios, que de acuerdo al IPC de la Ciudad de Buenos Aires se ubicó en un 30,5% en el segundo mes del año, casi 10 puntos por debajo de los picos de 40% de unos meses atrás.
Sucede que la inflación continúa relativamente contenida, aunque sobre bases endebles. Según las primeras estimaciones disponibles, los incrementos de los precios minoristas se situaron en marzo entre el 1,8% y 2,5%, lo cual si bien marca un mayor aumento mensual que el de febrero, ubicaría la variación interanual por debajo del 30%. De esta manera, considerando las negociaciones salariales en curso, que están situándose por encima de dicha cifra, comienzan a vislumbrarse los primeros indicios de recuperación del poder de compra de los salarios prevista para este año, fruto de la moderación inflacionaria conseguida vía un retraso cambiario y tarifario, con cierta efectividad en el corto plazo, pero difícilmente sostenible en el tiempo.
La calma cambiaria también se hace notar en los salarios en dólares, que se incrementaron un 19% interanual. Este repunte ayudaría a otorgar cierto “aire” a la venta de bienes durables, como ya se observó en las ventas a concesionarios de ADEFA de marzo (+6%), aunque la recomposición sería sólo parcial y no permitiría recuperar el terreno perdido en los últimos años, en la medida que la mejora en el poder de compra no sea considerada como permanente, sino transitoria. Adicionalmente, la potencial recuperación nivel de ventas de durables dependería de la disposición del gobierno a ceder parte de las divisas correspondientes a la temporada alta de liquidación de la cosecha que acaba de comenzar, de manera que el “push” esperado de demanda se traduzca en una mejora en las cantidades transadas y no sólo en más presiones inflacionarias.