martes, 5 de mayo de 2015

El cuento del tío

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Con la derrota ante Racing por 2 a 0, Lanús acumula una racha de cuatro caídas en cinco partidos, con la gran victoria en cancha de Banfield en el medio. San Lorenzo y Argentinos lo vencieron antes del clásico, Boca y la Academia después. Esta claro, Lanús es un equipo debilitado respecto de versiones anteriores, y hoy por hoy, que de las deudas de los clubes no se habla pero el dinero circula, los grandes se vuelven a acomodar arriba y pagan sueldos cada vez más altos en un negocio riesgoso como pocos. El fútbol de Lanús, Vélez, Estudiantes y los rosarinos es deficitario en sumas que van entre los 5 y los 10 millones de dólares por año. La inmovilidad de los mercados de pases está haciendo estragos en la mayoría de esos clubes que además de animadores habituales de  los torneos, son los principales formadores y vendedores de futbolistas de primer mundo. Lanús fue el único que siguió vendiendo, y es por eso que su economía todavía se sostiene. Gracias a los éxodos de Fritzler, Pizarro, Pereyra Díaz, Romero, Goltz, Izquierdoz, el Pulpito González y Agustín Marchesín, por nombrar a las más recientes, el club Lanús todavía tiene superávit. El problema es que por primera vez en mucho tiempo no tiene
un futbolista que valga tres millones, y por año hace falta vender al menos dos en esa cifra. Tengo un tío viejo, jodido y desconfiado, que siempre me cuenta de Los Globetrotters, que está muy preocupado por esta situación 
   Racing-Lanús arrancó para gran partido. Intenso y luchado en el medio, con situaciones de gol para ambos hasta la mitad de la etapa, cuando el ritmo empezó a decaer y fue el Granate el que al marchar al descanso dejó la mejor imagen, pese a que a los 13 minutos perdió el equilibrio que le suele dar Fritzler, quien salió lesionado. A falta de un jugador de iguales características, Guillermo lo reemplazó por Valdez Chamorro, quien aportó algo más en el armado ofensivo, pasando Ortiz -que no tiene la capacidad de relevo del Polaco ni su velocidad- a la posición de volante central. El entrenador de Racing pensó correctamente el complemento, avisado de lo que todos sus colegas, menos el que trabaja en Lanús, conocen a la perfección: al equipo de Guillermo hay que contraatacarlo a fondo, sus centrales tienden a retroceder permanentemente, y sus laterales y volantes no enciman porque no sostienen físicamente los largos recorridos a los que son condenados por esa circunstancia. Por eso, desde el arranque del complemento y hasta el gol de Bou a los 24’, Racing cedió la iniciativa, invitando a la visita a un dominio claro que resultó poco efectivo en situaciones de gol: apenas una de Melano -de buen partido- a los 7’ y otra del Marciano Ortiz cerca del final. Cediendo terreno, el local logró meter el único contraataque a fondo, que como siempre ocurre, encontró a Lanús retrocediendo en desorden, a punto tal que el goleador de la Academia recibió sólo adentro del área de Monetti -de floja respuesta- y definió al primer palo esquivando el cierre desesperado de Barisone     
  En el último libro de pases se produjo el retorno de Alejandro Silva y Matías Fritzler a Lanús, que además incorporó a Diego Barisone, al accidentado Sebastián Leto, al malogrado Melivilo y, más recientemente, al seriamente lesionado Bicho Aguirre. Sin embargo, teniendo tantos sectores del campo mal cubiertos, incorporó a un arquero como Monetti, por quien, según se dice, el club pagó cerca de un millón de verdes, y que ni antes ni después de su arribo demostró ser más que Matías Ibáñez, aquel que tan bien reemplazó a Marchesín tras su partida, y que ahora lo ve desde el banco de suplentes. Para colmo, el ex arquero de Gimnasia llama la atención por su baja estatura para el puesto, por lo que será muy difícil recuperar el dinero en él invertido. 
  A mi tío, siempre mal pensado, no le gustó nada esta situación. “El primer refuerzo fue Monetti. Como si el Mellizo hubiera solicitado ‘Monetti sí o sí, y en los demás puestos trae lo que puedas’”, afirma a quien lo quiera escuchar. Yo le digo que es feo pensar mal,  y él me responde que peor es no cuidar las formas. Por las cifras que se manejan en el presupuesto Granate, lo pagado no es un dineral. Pero para Gimnasia, el club al que sentimentalmente pertenecen los mellizos desde siempre, el monto que recibió por el pase fue un verdadero salvataje. Como mínimo fue una adquisición inconveniente desde donde se la mire. Guillermo parece transitar su último tramo de contrato sin más aspiraciones que lograr la antigüedad de tres años en el cargo que le permita acceder a mercados más redituables y también más exigentes al respecto. Hace apenas poco más de una año, con el que entonces era uno de los mejores equipos del continente, obtuvo la máxima conquista de la institución hasta la fecha. De ahí en más, tanto en lo deportivo como en lo institucional, todo fue retroceso y lo de Monetti no deja a nadie bien parado. Tanto para la conducción como para Guillermo, todo se circunscribe a llegar lo mejor posible a diciembre, cuando finalizan ambos mandatos.
  La fortuna que recibió la entidad en los dos últimos años se debe, en gran parte, al buen equipo que se armó, que ganó la Copa y que tan cerca estuvo de obtener varias conquistas más. Se lo impidió la falta de buenos reemplazantes, sobre todo de los dos centrales campeones, y la debacle defensiva que se desató con sus partidas, que en todo este tiempo el técnico no pudo corregir. Hace más de un año que, ya sea con Gómez, con Braghieri, con Barisone o con Monteseirín en cancha, Lanús marca mal, retrocede peor y se estira más de lo aconsejable. Son los refuerzos que Guillermo aprobó, y desde entonces su equipo dejó de ser compacto, dejó de ser regular y, por consiguiente, dejó de ser animador de las competencias. El técnico no lo pudo arreglar. Y si sigue sin poder hacerlo, el resto del año será muy largo y difícil, tanto para él como para Lanús. Sobre todo si, como parece, la cantera sigue sin dar sus frutos habituales. Por todo esto, mi tío, el viejo anarco que tenía al Nene Guidi, a Manolo Silva y a Quico De Mario como ídolos, y a Pepe Volante, Lorenzo D’angelo y Carlos González como amigos, y que por ellos volvió indignado de la Fiesta del Centenario, insiste con sus críticas y sus   malos augurios.