sábado, 9 de enero de 2016

La consolidación futbolística

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Lecturas de verano- Capítulo 3
De aquella Villa General Paz con fachadas señoriales y aires distinguidos poco y nada quedaba. El pueblo de Lanús se iba convirtiendo en el sueño de una casa propia y un empleo digno para cientos de familias de trabajadores llegados desde todo el país. La pequeña industria y el comercio se fueron asentando en su territorio y pronto se transformará en un distrito muy densamente poblado, una continuidad interminable y sin límites claros entre las antiguas villas, que era como se denominaban las pequeñas barriadas populares que habían hecho punta en la zona. Había todavía enormes baldíos donde los pibes, entusiasmados con el nuevo fenómeno del fútbol, corrían sin descanso detrás de la pelota. En Lanús Este, el más grande de todos esos terrenos sin dueño aparente pertenecía al ferrocarril: un enorme territorio irregular regado con tuercas, tornillos y restos de combustible quemado, apenas poblado por locomotoras y vagones en desuso, que se extendía en la gran curva de la vía
férrea que une las estaciones de Lanús y Remedios de Escalada, un cuarto de círculo que cerraba con la intersección de las calles Arias -límite Sur de la Villa General Paz que trazó Guillermo Gaebeler- y la calle Fray Mamerto Esquiú, el límite con el barrio de Escalada Este. En ese vértice, Lanús obtendrá la cesión temporaria de un terreno de 50.000 metros cuadrados donde en 1929 inaugurará su nueva y definitiva cancha. 

Para resumir los primeros 15 años de vida de Lanús, podemos decir que se trató de un lento pero seguro camino a la consolidación, en parte transitado por el equipo en el campo de juego, y en otra por los dirigentes en los estratos del poder. Hay que tener en cuenta que cuando Lanús nacía, los jóvenes equipos criollos que siguen jugando al fútbol hasta hoy ya estaban compitiendo regularmente, algunos en ligas de menor importancia, pero la mayoría jugaban en primera, entre ellos los futuros cinco grandes. En quince años de vertiginosa evolución, hacia fines de la década del 20, Lanús ya disputaba los primeros puestos de la clasificación del torneo de primera división palmo a palmo con los grandes, en gran parte producto de la solidez económica con la que contó desde su nacimiento como entidad deportiva.

  El equipo granate debutó en primera el 21 de marzo de 1920 enfrentado al desaparecido Eureka, por entonces uno de los habituales animadores, al que derrotó por 6 a 2. La campaña comenzó siendo  muy promisoria, y pronto se tornó espectacular: Al culminar la 10ª fecha, era la gran sorpresa del torneo, puntero e invicto. Conocería la derrota en la fecha siguiente en La Plata ante Estudiantes por 2 a 0, luego de la cual se inició un receso para la disputa de varios partidos amistosos de la Selección Nacional ante sus pares de Chile y Uruguay. Durante ese receso los socios de Lanús votaron retirarse de la Asociación Argentina y enrolarse en la nueva Asociación Amateur. Es decir que Lanús abandonó una liga que entonces contaba con más antigüedad pero que era menos competitiva, y lo hizo en la fecha 11 y siendo puntero, habiendo clasificado además a semifinales de la Copa de Honor, de manera sorpresiva se retiró de ambas competencias voluntariamente para de inmediato afiliarse a una nueva liga, que estaba en formación pero contaba con los equipos más poderosos, con un torneo a medio disputar en el que el Grana ya no tuvo la misma eficacia y ni siquiera algo de fortuna. Entre 1921 y 1922, Lanús terminó entre los de abajo. En 1923, la campaña del primer equipo empeoró aún más, ya que terminó en el último lugar y con una cosecha paupérrima: En 20 cotejos disputados, obtuvo sólo dos victorias y cuatro empates, sufriendo 14 reveses, lo que lo condenó a un descenso que dado la anormal incorporación, la Asociación perdonó y lo mantuvo en primera. A partir de 1924 los vientos cambiaron, el equipo se fue consolidando y encontrando su juego, y en 1925 clasificó en la 10ª posición de una tabla de 25 competidores, campaña que superó en el año 26, saliendo 6º entre 26 equipos y disputando la final de la Copa Competencia, partido jugado el 30 de enero de 1927 en cancha de Sportivo Barracas, donde lo derrotó un sensacional equipo de Independiente por 3 a 1. 

  Lanús alcanzaría su mejor producción del amateurismo durante el año 1927 luego de la tan esperada reunificación de asociaciones. Por medio de la intervención del presidente la vieja Asociación Argentina de Football, la misma que habían fundado los hijos de británicos con Hutton a la cabeza, que tenía el reconocimiento de la FIFA pero que estaba en decadencia porque defendía el amateurismo, se unificó con la más reciente Asociación Amateurs de Football que estaba en alza y que, paradójicamente, creía en el profesionalismo como futuro inmediato y necesario, creando una Asociación Amateurs Argentina de Football que sería efímera, ya que volvería a romperse en 1931 con la creación del fútbol rentado. Con varios rosarinos en su plantel, Lanús se ubicó en el tercer lugar de una enorme lista de 34 equipos, detrás del campeón San Lorenzo y del escolta Boca Juniors, con una notable campaña de 22 victorias, 6 empates y solo 5 reveses en 33 encuentros disputados. El 26 de junio de 1927, Boca dejó en la vieja cancha de Margarita Weild y Deheza un largo invicto de más de dos años. El gran equipo granate que lo venció por 2 a 1 y quedó en la historia del fútbol argentino formó esa tarde con Devoto; Brenta y Chimento; Manfrín, Adolfo Sacarello y Truffa; López Imiscoz, Villa, Blas Saruppo, Lattari y Pascual Salvia, siendo también grandes figuras de ese plantel Edmundo Piaggio, Carlos Sacarello, José Salvia y Carlos Spadaro, quien junto a Piaggio, pronto será convocado a la Selección Argentina, y ambos formarán parte del plantel nacional que disputó el Mundial de 1930. En esos años finales del amateurismo van a aparecer en el primer equipo de Lanús dos hermanos bien granates que protagonizarán, cada uno por su lado, dos de las historias más sorprendentes y singulares de la centenaria vida del club Lanús: Carlos y José Volante.     
    (Continuará)