miércoles, 24 de febrero de 2016

Peronismo a la carta. Kirchnerismo como plato fuerte

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com     

Algunos creen que el pueblo es idiota. En política, cómo en cualquier otra actividad, no  está mal querer posicionarse de la mejor manera para alcanzar determinados objetivos. Pero no es correcto tratar de llegar a cualquier precio difamando, mintiendo, traicionando o haciendo afirmaciones disparatadas procurando instalar situaciones inexistentes. Un resultado electoral adverso no tendría que ser  motivo para llevar a ciertos dirigentes a descalificar lo que, horas antes, decían apoyar y le auguraban larga vida. Que alguien que perteneció a sus filas pregone el final del kirchnerismo nos parece una enormidad, una mentira mayúscula y una manera de esforzarse para pasar a ser sirvientes de quienes hoy, accidentalmente, han ganado una elección. La realidad no responde a los deseos de cada quien ni se adapta a las necesidades particulares de nadie. La realidad es como es. A veces gusta y otras no. A veces es favorable y otras absolutamente desfavorable. Echar a volar afirmaciones que nada tienen que ver con lo que realmente ocurre es –en política muy especialmente- una práctica de la más baja estofa. Hoy, desgraciadamente, habiendo ganado la elección del 22 de noviembre del año
pasado por muy escaso margen, gobierna nuestro país un gobierno débil manejado por la derecha brutal e insensible. No gobierna Mauricio Macri. Él es solamente un delegado del verdadero poder. Macri es un hombre tímido, intelectualmente muy limitado que se maneja con un par de centenas de palabras. No es un líder carismático ni mucho menos. Es un gerente que cumple al pie de la letra las órdenes del poder real y uno supone que su estrella dejará de brillar más temprano que tarde. Es el hombre adecuado para ser utilizado desde “un cargo menor” como mascarón de proa, como ariete para llevar adelante políticas de pulverización de las conquistas políticas, sociales, económicas y culturales obtenidas tras años de luchas y padecimientos de nuestro pueblo. Tal vez, por su desprecio a las instituciones de la República, Macri quede en el recuerdo como Calígula, el emperador que nombró a su caballo Incitatus cónsul de Roma. Mauricio todavía no avanzó tanto, pero sentó en el sillón presidencial a su perro. El macrismo es débil, necesita demostrar una fortaleza que no tiene y por eso es peligroso. Por esa debilidad, precisamente, recurrirá a la represión –como ya ocurrió- ante cada manifestación popular y protesta social que se realice en defensa del salario, del trabajo y de las libertades públicas.
El triunfo del macrismo se dio en medio de una cruzada imperial hábilmente instrumentada por el imperialismo yanqui con sofisticadas técnicas de sumisión y acciones psicológicas colectivas utilizadas por los monopolios de las comunicaciones y sus personeros. No escapa a la mirada de quienes observamos la situación de América Latina y el Caribe, que el avance de las derechas en distintos países de la región se da en un marco de lo que podríamos denominar un Plan Cóndor de baja intensidad. Veamos como en Brasil se está acorralando a Dilma Rouseff y atacando a Lula Da Silva quien se perfila como un posible buen candidato para las elecciones del año 2018. Miremos lo que ocurre en Venezuela y en Ecuador. Después de habernos liberado del ALCA, ahora, neoliberalismo mediante, otra seria amenaza para nuestros pueblos es  El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) fuertemente promovido por los EE.UU. El TPP, bestial herramienta para someternos, seguramente impondría una severa limitación a los derechos humanos e implantaría, entre otras atrocidades, fuertes obstáculos a los medicamentos genéricos, al acceso al conocimiento, a la cultura y a los derechos de los consumidores. 
Cuándo estas cosas acontecen y muchas otras desgracias se ciernen sobre nuestras Repúblicas, es imprescindible plantarse y luchar por la liberación nacional y social de la Patria. Ante esta patriótica necesidad no podemos permitirnos que desde nuestro propio espacio se mienta y se trate de desfigurar la realidad descaradamente. Que quede claro: el kirchnerismo es una corriente muy importante del Peronismo. Tan importante y respetable como otras corrientes que habitan dentro de este enorme Movimiento que, en su seno alberga al Partido Justicialista. ¿De qué se van a disfrazar quienes hoy le dan partida de defunción al kirchnerismo cuándo Cristina entre en escena nuevamente? ¿Qué argumentarán los fabuladores seriales cuando Máximo Kirchner y sus muchachos llenen algún estadio? A la mentira hay que responderle con más unidad, con más militancia, con más ganas de volver, con mayores convicciones. Analizando nuestros errores para no repetirlos y organizándonos solidariamente para triunfar en el futuro. Y estando atentos frente a quienes pretenden dividirnos para debilitarnos. Conservemos unida nuestra fuerza que tiene un 50 % de respaldo popular. ¿O no?
(*) De Iniciativa Socialista