domingo, 13 de marzo de 2016

La semana en pocas palabras

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

Sin mediar intervención del BCRA, el valor del dólar se hundió este viernes 30 centavos, hasta $15,30, consolidando la descompresión del mercado de cambios iniciada la semana pasada. En este comportamiento influyeron tanto la suba de las tasas de referencia del Banco Central, que potencia el rendimiento de las colocaciones en pesos, como las expectativas de una abundante liquidez de dólares en las próximas semanas, fruto del próximo ingreso de divisas de la cosecha gruesa, que se complementaría con los capitales extranjeros que podrían llegar al país en caso de cerrarse finalmente un acuerdo por la deuda en default.
En este sentido, tras publicar el INDEC que el déficit comercial se redujo en enero un 61% con respecto a un año atrás, en respuesta a una mejora en las ventas de productos agroindustriales (incluyendo trigo, maíz y soja), estimamos que las exportaciones del complejo
sojero para la nueva campaña podrían sumar USD 18.100 millones, de los cuales aproximadamente USD 6.200 millones se concentrarían en los próximos 3 meses. Si bien esta cifra es ligeramente inferior a la observada en la campaña pasada (-2%), consecuencia principalmente a la merma en los precios de exportación (-7% en promedio), aún habría un stock remanente de soja sin vender del orden de las 6.500 millones de toneladas de la cosecha previa, que sumaría divisas por USD 2.100 millones adicionales. Esta oferta de dólares, de la cual los grandes exportadores se habrían comprometido a instrumentar en tres grandes cuotas de USD 2.300 millones en el corto plazo, engrosaría la oferta de dólares comerciales, quitando presión a la plaza cambiaria, del cual se anticiparon los principales jugadores del mercado, pasando a mostrar una posición vendedora. Es decir, se revertiría el retroceso en las liquidaciones de divisas del sector agroexportador observado durante febrero y marzo, el cual cayó a un nivel cercano a los USD 320 millones semanales y que, en breve, podría llegar a más que duplicarse.
Como se mencionó, al ingreso de los agro-dólares se sumaría la recuperación del crédito público proveniente del exterior, del cual el financiamiento obtenido por la Provincia de Buenos Aires esta semana sería sólo un primer paso. Ahora bien, para que este proceso inicial de toma de deuda gane volumen y persistencia, deberían mejorar significativamente los números fiscales, algo de lo que dan cuenta las cifras publicadas por el Ministerio de Economía para el mes de enero, pero que debería consolidarse en el tiempo.
El resultado primario sin computar los recursos extraordinarios del BCRA y la ANSES fue deficitario en $548 millones, frente a un rojo de $5.770 millones en enero de 2015. El déficit financiero, por su parte, también mostró una reducción importante, al pasar de $13.463 millones en enero del año pasado a $2.197 millones en enero del corriente. La disminución del déficit primario se dio, principalmente, a partir de una desaceleración del gasto, que creció en enero un 22,6%, frente a un alza de 34,5% en promedio en 2015, mientras que los ingresos primarios presentaron un aumento de 29,7% contra un aumento de 31,6% el año pasado.
Estos números contrastan fuertemente con los observados en 2015, informados por el Ministerio de Economía también esta semana. El resultado primario sin incluir los ingresos provistos por el BCRA y el FGS de la ANSES, registró en 2015 un déficit de $291.660 millones, equivalente a un 5,4% del PIB. Este dato, valga la aclaración, incluye el equivalente a poco más de un punto porcentual del Producto derivado del fuerte incremento que experimentó la deuda flotante con proveedores y otros acreedores a finales de 2015, cifra que en 2014 había ascendido a tan sólo 0,3% del PIB. Es decir, la expansión del gasto primario del 34,5% en 2015, de por sí significativa, habría ascendido a un ritmo más cercano al 38% de no haber mediado aquel diferimiento de pagos. En comparación con estas cifras, los ingresos primarios (excluyendo las rentas aportadas por el BCRA y el FGS de la ANSES) crecieron a un ritmo relativamente más moderado de 31,6%, lo cual explica la profundización del deterioro de las finanzas públicas nacionales.
Por otra parte, el resultado financiero, incluyendo los ingresos por rentas de la propiedad del BCRA y del FGS de la ANSES pero neto del pago de intereses de la deuda, sumó un déficit de $282.180 millones, equivalente a 5,3% del Producto. Esto, frente a un déficit financiero de 2,8% del PIB en 2014, atestigua de la dinámica insostenible que había alcanzado el gasto público bajo la anterior administración, con sus derivaciones en términos de emisión monetaria, presiones inflacionarias y acumulación de tensiones cambiarias, lo cual requería poner en marcha políticas que promuevan una reducción paulatina del déficit por parte de las nuevas autoridades nacionales, la cual podría ser más pausada en caso que logre llegarse a un acuerdo por la deuda, moderando los costos en términos reales.