lunes, 14 de marzo de 2016

Peronismo a la carta. Así somos

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com  
  
El peronismo siempre fue un rio de aguas inquietas. En tanto
auténtica creación del pueblo que en determinado momento cambió el curso de la historia Argentina es un Movimiento de hombres decididos y de mujeres bravas. Así que no hay que asombrarse ante las discusiones en voz alta y los tironeos  que ocurrieron durante toda su existencia. Ni preocuparse demasiado por los que suceden y sucederán ahora y en el futuro.
Después del derrocamiento de Perón en 1955 el primer período de la primera resistencia unió al pueblo peronista que acataba las directivas del General a través de sus dirigentes más confiables. Esto quedó demostrado con el triunfo de   Arturo Frondizi en 1958 logrado con apoyo del voto peronista. También con la victoria de la fórmula Framini-Anglada en las elecciones de la provincia de Buenos Aires en 1962. Además quedó clara la unidad del peronismo en las oportunidades que se optó por votar masivamente en blanco.
Si bien es cierto que internamente siempre hubo visiones y acciones encontradas, los
enfrentamientos dentro del Movimiento crecieron y ocurrieron con mayor intensidad desde el 28 de junio de 1966 cuando se inició la dictadura que instaló como presidente al general Juan Carlos Onganía hasta el 24 de marzo de 1976 en que comenzó la otra dictadura cívico militar que entronizó al general Rafaél Videla luego del derrocamiento de la presidenta constitucional peronista Isabel Martinez de Perón. En aquella década (66/76) se creó la CGT de los Argentinos enfrentada a la dirigencia sindical de la denominada CGT de Azopardo. También nacieron las llamadas “formaciones especiales” como Montoneros, Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)  entre otras. Mas tarde, en la década de los años 70 aparecería la Alianza Anticomunista Argentina, más conocida como la Triple A, en abierta confrontación con las organizaciones antes citadas. La Triple A fue responsable de las muertes de muchos militantes populares y de diferentes personalidades de la educación, de la cultura, religiosas, de la política etc. en su mayoría peronistas.
En el transcurso de aquellos diez años se había producido el ajusticiamiento del general asesino Pedro Eugenio Aramburu, fusilador de peronistas. La provincia de Córdoba estalló con las jornadas heroicas del “Cordobazo”. La inmensa mayoría de los argentinos festejamos el gran triunfo peronista de Héctor J. Cámpora el 11 de marzo de 1973. Y sufrimos la trsiteza por su derrocamiento a consecuencia de las peleas intestinas  (disfrazado de renuncia) un par de meses después de haber asumido. A continuación pasó el breve período de Raúl Lastiri, yerno de López Rega,  como presidente de la Nación. A fines de 1973 se produjo el triunfo de la fórmula Perón – Isabel Martinez y acaeció el bárbaro asesinato del secretario general de la CGT José Ignacio Rucci.  El 1 de julio de 1974 falleció Juan Perón, quedó a cargo de la presidencia de la Nación Isabel Martinez, las conspiraciones y enfrentamientos internos no cesaron y finalmente en marzo de 1976 comenzó la larga noche de horror durante la cual se regó con  sangre a la Argentina.
En este breve repaso  creemos que queda evidenciado que las peleas en el peronismo no son novedosas y comparadas con aquellas, las discusiones actuales son muy parecidas a la disputa por un biberón entre dos lactantes. Lo muy cierto es que luego de momentos de enfrentamientos –aún de los más graves- el peronismo siempre salió fortalecido. En estos días del presente se acaba de perder una elección nacional frente a la derecha conservadora y por delante espera la recuperación de la fortaleza electoral peronista y la reorganización del Partido Justicialista. La campaña de afiliaciones ha sido muy exitosa y sirvió como práctica militante que puso en operaciones a las bases  en locales, calles y plazas. Algún encontronazo y un par de piñas no tienen por qué alarmar  a nadie y el 8 de mayo con listas únicas o con lucha electoral interna se acomodarán las cargas. Pero no hay que descartar traiciones ni deserciones. Probablemente (sin seguridad alguna, por supuesto) puede haber pequeñas fugas por derecha y por “izquierda”. Pero eso es como arrojar a un costado parte de la carga no imprescindible. Ha ocurrido otras veces. Puede ocurrir ahora. Los “sabios” de Carta Abierta, por ejemplo, están más cerca de la deserción que de la permanencia en el Frente para la Victoria. Ojalá no ocurra, pero su oposición al principal candidato del FpV, Daniel Scioli, previa a las elecciones, es un antecedente no muy favorable para quienes algunos sábados se reúnen a descubrir las propiedades de la cebolla.
En estas circunstancias los veteranos deberían (en lo posible) dejar  de lado sus viejas  mañas, los jóvenes que se ofrecieron para la liberación cumplir con sus consignas y promesas hechas en tiempos de viento a favor y todos unidos tratar de triunfar como dice la emblemática Marcha Peronista. Mientras tanto resulta  imprescindible la formación de cuadros políticos y la asistencia a concentraciones y marchas como la que se realizará el próximo 24 de marzo. Mantener viva la memoria es también trabajar por el proyecto nacional y popular interrumpido por la victoria electoral del conservadurismo.
  (*) Iniciativa Socialista