domingo, 3 de abril de 2016

La semana en pocas palabras

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

En la última semana hubo noticias auspiciosas de cara a la resolución definitiva del conflicto por la deuda, con la sanción de la ley que permite el pago a los fondos litigantes, apoyada por 2/3 partes de ambas cámaras del Congreso. Asimismo, se conocieron datos fiscales que, en un marco de quita de subsidios, apuntan al inicio de una reversión del creciente déficit de las cuentas públicas, principal elemento desestabilizante y raíz estructural del proceso inflacionario que afecta a la Argentina desde hace ya una década. Además, se divulgaron indicadores que señalan una recomposición de los flujos de comercio exterior liderados por las exportaciones, que apuntan a revertir el otro déficit, el externo, tras la liberalización del
mercado de cambios, las bajas impositivas a sectores naturalmente generadores de divisas como el agro y la eliminación de las restricciones cuantitativas a la exportación vigentes hasta fin de 2015. La contracara de todas estas correcciones en marcha viene siendo una profundización de la contracción del nivel de actividad iniciada en la segunda mitad del año pasado, la cual se espera que sea de carácter transitorio y comience a revertirse a partir del segundo semestre.
En el frente fiscal, el gasto primario mostró en febrero un crecimiento inferior al de los ingresos por segundo mes consecutivo. Puntualmente, el gasto primario experimentó una suba de 23,2% interanual, similar a la registrada en enero (22,6%), en tanto que los ingresos primarios (excluyendo utilidades del BCRA y ANSES) se incrementaron cerca de 26%, presentando un comportamiento inverso al observado a lo largo de los últimos años, con un Estado que gastaba sistemáticamente más de lo que recaudaba.
En lo que hace a los factores que han contribuido a la desaceleración del gasto primario sobresale la evolución de las transferencias al sector privado, donde juegan un rol preponderante los subsidios económicos. En efecto, las transferencias al sector privado crecieron en febrero tan sólo un 7% (versus un 31% en 2015), mostrando, a su vez, un comportamiento claramente diferenciado entre las transferencias de carácter social (aquellas canalizadas a través de la ANSES), que registraron un alza de 48%, y aquellas en cabeza del Tesoro, donde sobresalen los subsidios energéticos, que presentaron una merma de 16% contra un año atrás.
Como resultado, el déficit primario del Sector Público Nacional experimentó en febrero un leve incremento nominal, del orden del 10% anual, mientras que considerando la evolución del primer bimestre en su conjunto el resultado primario mostró una mejora por primera vez desde el año 2011, con una reducción interanual del déficit del 17%.
En lo que respecta al frente externo, el ajuste en la paridad cambiaria comenzó a verse reflejado incipientemente en la evolución de la balanza comercial, registrándose en febrero un leve superávit, gracias a un nuevo incremento de las exportaciones (7%), impulsado por las ventas del sector agropecuario. En lo que hace a las importaciones, un dato a tener en cuenta es que, hasta el momento, no se observa la tan temida “invasión” de productos brasileños vinculada a la profunda recesión que atraviesa el país vecino. Las importaciones provenientes de Brasil crecieron tan sólo un 4% interanual en febrero, mientras que las compras externas no vinculadas a energía del resto del mundo hicieron lo propio en un 3%.
Finalmente, el nivel de actividad económica viene acusando el previsible impacto de las correcciones macroeconómicas en marcha, resultando por ahora la variable de ajuste. En el primer bimestre de 2016, las mediciones privadas del Producto Bruto dan cuenta de una profundización del deterioro iniciado durante la segunda mitad del año pasado (aunque no un derrumbe), con el IGA de Ferreres exhibiendo una contracción del 1,6% interanual en febrero y del 0,4% en el acumulado del primer bimestre.
De cara a los próximos meses, abril podría ser el más flojo (representando el máximo exponente de los “salarios viejos y los precios nuevos”), previéndose una gradual recuperación a partir de entonces. En el segundo trimestre, la venta de la cosecha gruesa ayudaría a comenzar a dinamizar las economías del interior del país, efecto que se sumaría a la recuperación del poder de compra de los salarios derivada de las paritarias, luego de transitarse una primera parte del año en la que la economía real sufrió los efectos del cambio de precios relativos asociado a la unificación cambiaria y la recomposición tarifaria, en un marco de salarios nominalmente estables. Adicionalmente, ya entrado el segundo semestre, el acceso a financiamiento externo comenzaría a verse reflejado en un repunte de la inversión tanto pública como privada, contando una porción significativa de los créditos de los gobiernos provinciales y nacional con una asignación específica para obras de infraestructura, lo cual ayudaría a comenzar a revertir la dinámica contractiva de la primera mitad del año.