miércoles, 11 de mayo de 2016

Gobernados por foráneos e inútiles

por Julián Segura*

Votamos. Los Lanusense votamos hace más de seis meses. Y cambiamos. Sí. Cambiamos un intendente por otro. Y aquí estamos, igual que hace más de seis meses. Nada cambió. Todo sigue igual. O peor. Al menos, antes estábamos gobernados por los nuestros.Inútiles pero nuestros.  Ahora inútiles y encima foráneos.  Estamos gobernados por un intendente que suma gente desconocida como si lo desconocido fuera la salvación y redención de las almas. Nadie de los jerarcas municipales conoce Lanús, su idiosincrasia, su idioma, su folclore, su manera de ser, su verbo, su cruz, en fin, nadie sabe donde está parado. Tratan a los empleados municipales como vacas en un arreo. Los subestiman, los humillan, los degradan, los maltratan, los convierten en un número impersonalizado incapaces de desarrollar una tarea sin que algún capitalino iluminado los arree. Creen que la municipalidad es una empresa multinacional dedicada a la producción de nada útil. Creen que el empleado municipal es un ser amorfo, degradable, intercambiable e
inútil para una función empresarial. Y no saben que el municipio es una entidad administrativa, dedicada al servicio público, con una función netamente dedicada al servicio del vecino y sólo para su beneficio. 
  Descontrol, indiferencia, manoseo impropìo,  lejanía, malos tratos, es la consigna. Da lo mismo un ñoqui que un empleado de carrera de 10, 20 o 30 años de antigüedad. Todos en la misma bolsa. Vinieron con un objetivo distorsionado de la realidad. Somos nosotros o ellos. ¿Y saben que? Somos nosotros. Únicamente nosotros. Sólo nosotros. Sólo nosotros los que tenemos y debemos cuidar nuestra ciudad de estos desaforados gobernantes dispuestos a todo menos a servir a la comunidad.   
   No somos una empresa. No somos una entidad comercial. No cotizamos en la bolsa de comercio. Somos pueblo. Somos ciudadanos. Somos vecinos. Somos gente honesta esperando que los gobernantes nos allanen el camino. Nos indiquen por donde ir. El intendente tiene a su disposición, una enorme cantidad de pruebas y elementos contundentes como para realizar cambios sustanciales en su cúpula ejecutiva. Sabe que empleados fieles al municipio se lo ofrecieron y se pusieron a sus órdenes con pruebas como para realizar denuncias contundentes sobre irregularidades anteriores y actuales de su gestión. Pero no hace nada. No le interesa. Y es peligroso. 
  Pero bueno que el vecino sepa esta realidad. Y mientras el intendente trata de zafar de su desafortunada vida anterior, nosotros sufrimos, lloramos, morimos y soportamos su desamor e indiferencia sobre nuestra querida ciudad de Lanús que sigue siendo el bastión castigado por la malaventura  casual, o no, de improvisados dirigentes. 
  (*) Escribano, ex secretario de Acción Social.  Ayer fue llamado para que levante un acta de comprobación de una oficina municipal desmantelada en forma irregular (ver a parte).