miércoles, 8 de junio de 2016

¿Lanús colonizada por soberbios incompetentes?

por Julián Segura*

Había una vez un comerciante lanusense, con más de 40 años en su ramo, que pensó: —Tengo unos ahorros para invertir. ¿Compro un inmueble lindero y amplio mi negocio o constituyo una sociedad off shore y transfiero mi dinero al exterior?
 La respuesta fue contundente: —Amplio mi negocio. Y así fue cuando comenzó su suplicio. Contrató un arquitecto, una empresa constructora, aprobó presupuestos y luego de que le dieron el visto bueno al proyecto a ejecutar, a nivel municipal, comenzó la obra edilicia. En enero del corriente año, personal de la oficina municipal de Obras Particulares, sin decir agua va, clausuró la obra. Desde emtonces, es decir desde hace casi cinco meses y cada diez días, le están observando su expediente de aprobación del plano de obra por distintos motivos. La cúpula ejecutiva no estudia todo el expediente y luego observa todo lo que corresponde observar, sino que va observando de a uno los puntos cuestionados.  Este comerciante amigo cumplimenta una observación y a los diez días la oficina de Obras Particulares le pide otro requisito a cumplir. Y, cuando lo hace, a los diez días le piden otro, y así sucesivamente. 
 Ya pasaron cinco meses y aún no puede retomar los trabajos de previstos. En febrero abonó
las sumas que, como multa, le aplicó el Tribunal de Faltas. Hace tres meses, abonó los derecho de construcción y aún sigue sin poder recomenzar la obra. Y me pregunto: ¿Cuántos comerciantes invierten en la ciudad de Lanús? ¿Qué comerciante puede soportar cinco meses de clausura, en tiempos de hiperinflación, sin que su economía colapse y tenga que suspender todo emprendimiento? Emprendimiento que va de la mano del embellecimiento de la cuadra, de la zona, de la ciudad, con más la posibilidad de tener que contar con cinco o más empleados nuevos, etc. 
  Yo, personalmente, me presenté acompañando al amigo pues, entre tantas incongruencias solicitadas, hubo una relacionada a que un título de propiedad realizado por mí y por escritura pública, no era suficiente como para justificar ser el titular del inmueble: ¡Una locura absoluta! Nos atendió en un pasillo el señor Guerchi, subsecretario del área y fue ahí cuando reaccioné en el sentido de comprobar que nuestra ciudad está sitiada o colonizada por capitalinos. Nunca ví una persona tan soberbia y desagradable, tanto por el mal trato hacia los dos profesionales presentes como ser el arquitecto y quien suscribe, sino, y lo que es más importante, con el comerciante-contribuyente-vecino-ciudadano. 
  Ahí fue donde conocí a ese funcionario irrespetuoso, imprudente, totalitario,  altanero, alejado de la realidad, desinteresado por el tema, desconocedor del expediente el cual ni quiso ticar. En fin, un ser tan despreciable que la única forma de comunicación tendría que haber sido la violencia. Aclaro que este inservible funcionario se maneja con el Código de Edificación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no con el de la ciudad de Lanús. Y comentado todo esto y tratando de haber comprimido y abreviado lo sucedido, me pregunto: ¿Estos seudos funcionarios traídos por el actual intendente, arrebatados de la ciudad de Buenos Aires, como otros, vinieron a trabajar al barro por $ 15.000, mensuales, en más o en menos, o están cobrando un suculento sueldo de $.70.000 o $.80.000 mensuales de las finanzas capitalinas? De ser así, invito e intimo al intendente municipal Néstor Grindetti a que explique esta situación y, además, invito e intimo a todo el cuerpo de concejales de esta ciudad de Lanús, para que investiguen estas posibles irregularidades que, de ser ciertas, serian un bochorno y un accionar delictivo de nuestro primer mandatario.

(*) Escribano, ex secretario municipal  Desarrollo Humano y ex subsecretario de Gobierno de la gestión de Manuel Quindimil