domingo, 17 de julio de 2016

La semana en pocas palabras

Informe Económico Semanal 

del Banco Ciudad

Esta semana se conocieron los datos del IPC que elabora el INDEC correspondientes al mes de junio, los cuales reflejaron una nueva desaceleración en el ritmo de crecimiento de los precios minoristas, aunque acompañada por un leve ascenso de la inflación subyacente. Con un incremento mensual de 3,1% en el nivel general, la variación del IPC-INDEC de junio pasó a ubicarse 1,1 puntos por debajo de la de mayo, mientras que la medición oficial de la inflación subyacente trepó del 2,7% al 3% en el mismo período. Con una evolución similar, el dato del IPC de la Ciudad de Buenos Aires (IPCBA) arrojó una variación del 3,2% en junio, 1,8
puntos porcentuales inferior a la de mayo, en lo que fue su menor alza mensual desde diciembre último, aunque con una inflación “core” del 3,6%.
Haciéndose eco de estas señales mixtas en la evolución de los precios internos, el Banco Central decidió esta semana mantener las tasas de interés de referencia sin cambios, imponiendo una pausa al relajamiento que venía implementando en su política monetaria. La tasa de las Lebac a 35 días permaneció estable en 30,25%, interrumpiendo 9 bajas consecutivas.
Pese a ello, la tasa de política monetaria acumula un descenso de 7,75 puntos respecto al pico de 38% vigente hasta abril, a la vez que en su comunicado de prensa el BCRA volvió a recalcar que sigue proyectando que el proceso de desinflación continuará en los próximos meses, lo cual hace prever que la tendencia de las tasa de interés seguirá siendo a la baja, aunque muy probablemente en forma menos abrupta que lo observado hasta el momento.
En lo que respecta al mercado de cambios, a pesar del descenso evidenciado por las tasas domésticas en los últimos dos meses, el peso ha vuelto a fortalecerse. Tras haber tocado el tipo de cambio contra el dólar un pico post-“Brexit” de $15,12, estos últimos días alcanzó un piso de $14,57, acumulando un retroceso de 3,6% en dos semanas, para cerrar luego ligeramente al alza el viernes, en $14,86.
Detrás de estos movimientos se destaca el ingreso de dólares comerciales, que ha tendido a recuperarse en las últimas dos semanas, con un precio de la soja en los mercados globales sostenido por encima de los USD 400 la tonelada, junto con un nuevo influjo de dólares financieros, los cuales siguen encontrando atractivos los rendimientos locales, en un contexto de abundante liquidez internacional. En un escenario global que ya venía caracterizado por políticas monetarias ultra-laxas en las economías centrales (las cuabuscaban hacer frente a bajas perspectivas de crecimiento, en ausencia de presiones inflacionarias), la decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea amplió las expectativas de que los bancos centrales de los países desarrollados podrían tomar más medidas para atenuar los eventuales coletazos de este proceso, reforzando la liquidez y la tendencia a la baja en los rendimientos de sus bonos soberanos, en especial los de EE.UU. Este proceso, a su vez, ha repercutido en la demanda por títulos de deuda y acciones de los países en desarrollo, que se han visto favorecidos por la búsqueda de mayores rendimientos, destacándose el caso de América Latina.
A nivel local, la prima de riesgo siguió orientándose a la baja, reflejándose esto en mejores condiciones financieras para los emisores locales. En este sentido, la firma Arcor emitió recientemente deuda a 7 años por USD 350 millones, a una tasa del 6% anual, mientras que esta semana le siguieron Petrobras Argentina (USD 500 millones), Banco Galicia (USD 250 millones) y Clisa (USD 200 millones), sumando emisiones de deuda privada por un total de USD 1.300 millones en poco más de dos semanas.
En este marco, y buscando moderar la apreciación del peso, el BCRA ha vuelto a mostrarse más activo en el mercado de cambios, adquiriendo desde el viernes pasado un total de USD 575 millones, lo cual contrasta fuertemente con compras semanales promedio de USD 55 millones en las dos semanas previas. Al mismo tiempo, con el objetivo de compensar la mayor oferta de divisas, la autoridad monetaria introdujo también modificaciones normativas que flexibilizan el acceso al mercado de cambios, eliminando, por ejemplo, el tope máximo mensual de USD 5 millones a la compra de divisas para la realización de aportes y/o compras de participaciones en empresas que califiquen como inversiones directas en el exterior, o la adquisición de dólares para pagar deudas por importaciones con el exterior sin fecha de antelación.
Ante este panorama, lo que sí agregó cierto matiz favorable en términos de la competitividad cambiaria doméstica, fue la evolución del real brasileño. La moneda de nuestro principal socio comercial, que también ha resultado favorecida por las condiciones imperantes en los mercados financieros internacionales (amen de las menores tensiones ligadas a la política interna), llegó a cotizar esta semana en 3,25 reales por dólar, lo cual representa una apreciación del 10% respecto a sus valores de fines de mayo (R$/USD 3,61) y del 22% en relación a los alcanzados en enero de este año (R$/USD 4,16). Si bien es sabido que el comercio bilateral se rige más por la tracción que pueda presentar la demanda brasileña en función de la marcha de su economía, un Real fuerte no deja de ser una buena noticia para nuestra industria, transitoriamente deprimida.les