domingo, 25 de diciembre de 2016

Las multinacionales atacan al Conicet. Científicos piqueteros las derrotan

por Lisandro Martínez*


“Cada progreso económico para el capital
es al mismo tiempo una calamidad social”- Carlos Marx

Andrés Carrasco, un científico argentino en su laboratorio de Europa y EEUU en 2010, probó que la utilización del glifosato “Roundup” de Monsanto que aún se vende libremente en Argentina y es clave en el cultivo de la soja transgénica causa malformaciones genéticas.
   Lino Barañao, miembro de Monsanto, presidente del Conicet con Menem, De La Rúa, Duhalde, N. Kirchner, CFK y ahora con Macri, sin pruebas ni evidencias encabezó a los funcionarios que se opusieron a los estudios de Carrasco. Barañao formó parte del equipo criminal de Monsanto que logró implantar una hormona transgénica en las vacas para incrementar su producción de leche. Esta transgénesis fue muy cuestionada por las autoridades bromatológicas y alimentarias de la Unión Europea y Canadá. Por lo cual, EE.UU. y Argentina quedaron como únicos cultores de tal “adelanto” tecnocientífico conocido como somatropina. Samuel Epstein, un muy destacado oncólogo de EEUU dijo sobre la somatropina: “Con la complicidad de la FDA (Dirección Federal de Alimentos y Medicamentos de EEUU) el país entero está siendo sometido a un
experimento que implica la adulteración de la dieta común establecida de antiguo, por un producto biotecnológico de pobres características y sin etiquetar… esto supone grandes riesgos potenciales para la salud de toda la población estadounidense.” (Ecologistas en acción, n° 15, Madrid, diciembre 1998).
    Argentina bajo la dictadura de la burguesía nacional es doblemente sometida: 1) a hacer de conejillo de indias y 2) a ser saqueada impiadosamente por las multinacionales mediante un plan de extractivismo implacable de las mineras contaminantes por el método fracking y del negocio de la patria sojera con los agroquímicos que provocan la desertización de amplias zona, la destrucción de los bosques nativos, la expulsión de pueblos originarios y el asesinato, para instalar el agronegocio.
   Dicho modelo económico y político es implementado en toda América Latina. El modelo “extractivista” implementado en Argentina en la actualidad por el gobierno Macri/UCR/ARI es la continuidad de la política sojera/extractivista de los tres periodos mal llamados “nacionales y populares”.
   Por lo tanto el plan estratégico impuesto por las multinacionales a la burguesía criolla descarta toda actividad científica y de investigación que pueda darle una perspectiva propia a la nación para romper con la dependencia de pulpos extranjeros.
   Argentina para la clase social que gobierna está condenada a ser un país productor de materias primas y para eso no se necesitan científicos.
   Ya en el gobierno de Menem en 1994 la comunidad científica fue atacada cuando la demógrafa Susana Torrado a través de una investigación mostró un aumento desmedido en las cifras de la desocupación debido a las políticas del menemismo. Cavallo para tapar los datos lanzó una provocación misógina “Que esa mujer se vaya a lavar los platos”.
  En el 2013 Macri en la CABA para incrementar el caudal de autos en Bs.As. y aumentar el negocio automotriz resolvió desforestar 100 has de la 9 de Julio para instalar el Metrobus. Los científicos y expertos (biólogos, paisajistas, agrónomos y urbanistas) ante el arboricidio le señalaron al macrismo -con evidencias en la mano- que el trasplante de 277 ejemplares de árboles típicos del norte argentino no funcionaría y que el 50% de esas especies moriría en dos años. Macri no les dio ni cinco de bola. Está claro que su prioridad son los negocios y no el bienestar general, de allí el ninguneo de la ciencia y la técnica por los explotadores vernáculos que entregan el país a la apetencia de las corporaciones.
    El 16/12 en el Conicet se conoció que de 874 becarios propuestos para pasar a planta sólo se aprobó el ingreso de 385. El 19/12 los becarios y profesionales fueron al Ministerio de Ciencia y Técnica en CABA a rechazar la arremetida de Barañao quien con la venia de Macri decidió destruir al reservorio de científicos aplicando un 60% de recorte al presupuesto, despidos y la restricción al ingreso de un 60% de los becarios. Al no tener respuesta tomaron el Ministerio; lo mismo se hizo en las sedes de La Plata, Córdoba, Mar del Plata, San Luis, Mendoza, Rosario y Tucumán.
   Las tomas unificaron criterios y se dispuso pasar la navidad en los edificios tomados.
   El recule de Macri/Barañao fue espectacular, más cuando la semana pasada Barañao justificó la reducción en el ingreso a la carrera de investigación afirmando que el número de nuevas incorporaciones “estaba fuera de lo normal, por ser muy alto” y que se había realizado “sin ningún criterio” ni respaldo presupuestario. Un verdadero cinismo ya que el hombre de Monsanto en el Conicet había aprobado el año pasado estas incorporaciones.
   El acta de compromiso de levantar las ocupaciones se firmó con las sedes tomadas durante 5 días y satisface todos los reclamos; se anulan 508 despidos, estos postulantes a la carrera de investigador tienen garantizado todo 2017 y luego serán incorporados a otras instituciones científicas del sistema público para desarrollar tareas para las que están calificados. Funcionará una “Comisión Mixta” que deberá seguir y garantizar este proceso, estará conformada por representantes de los investigadores y becarios, de la gremial ATE, de la Conadu (H), la Conadu y de las autoridades del Conicet y el MinCyT.
   El resultado de este enorme triunfo plantea la continuidad de la organización y la lucha de los investigadores, que deberán velar por el cumplimiento efectivo de las incorporaciones. El rol de la agrupación Jóvenes Científicos Precarizados (JCP) fue fundamental para todo el desarrollo de este conflicto, que culmina ahora con una victoria.
   La tenacidad de la lucha y el invencible método piquetero puso de rodillas al gobierno modificando sus planes originales. En un primer momento, la dirección del Conicet y de MinCyT ningunearon el reclamo de los becarios. Más adelante, en la medida que la toma iba desbordando, hicieron una propuesta que colgaba a una parte de los despedidos y fue rechazada por los investigadores.
   El gobierno macrista entregador de la nación es un operador de los buitres y las corporaciones multinacionales que sólo lo sostienen en las legislaturas y en los concejos deliberantes la CGT de Massa y los gobernadores del PJ y del FpV para que pase su plan de ajuste, tarifazos y despidos.
   Fuera Lino Barañao, fuera Monsanto.

 (*) Del Partido Obrero