lunes, 24 de abril de 2017

El peronismo ante un desafío histórico

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com   

El peronismo, como expresión política de masas, además de haber sido el movimiento que mayores y mejores realizaciones llevó a cabo en la República Argentina, es dueño de la mejor historia por sus momentos de grandes obras, por sus horas de felicidad y también por sus jornadas trágicas. En toda América y en el resto del mundo no existió ni existe una fuerza política similar al peronismo, auténtica creación del pueblo nacida hace más de setenta años.
Desde aquel lejano 1945 hasta hoy muchas cosas han cambiado aquí y en todas partes del mundo. Y por supuesto el Movimiento que supo modificar el rumbo de nuestra historia y librar a favor del pueblo enormes batallas en las décadas de los años cincuenta, sesenta y setenta, ya no es el mismo de épocas pasadas. Por lo tanto, en la actualidad, es absurdo pensar que los problemas de hoy, propios de una realidad nacional e internacional totalmente diferente a la del pasado, pueden resolverse de la misma manera que en otros tiempos. Han pasado muchas generaciones, las costumbres han cambiado, muchísimos protagonistas de las épocas gloriosas del peronismo ya no están, los avances de la ciencia y  de la técnica son impresionantes y la influencia de los grandes medios de comunicación en las sociedades es enorme. A tal punto que, de tanto martillar los oídos suelen conseguir que lo realmente pernicioso y tóxico para un país aparezca como el mejor de
los remedios para curar todos sus males.
En lo que se refiere a las organizaciones políticas, aquí y en muchos lugares del planeta han sufrido una degradación brutal. En nuestro país las pruebas de la disminución gradual de cualidades y características de tales organizaciones abundan. Con el correr de los años del viejo Partido Socialista no quedaron ni las cenizas. El Partido Comunista hoy es numéricamente muy pobre y le queda muy poco de su abnegada militancia. El radicalismo no es ni la sombra de lo que alguna vez fue, terminó convertido como sirviente de la derecha para cumplir, en el mejor de los casos, el papel de dama de compañía del conservadurismo.
El Peronismo no es la excepción. Su imagen quedó enormemente deteriorada por la acción de personajes siniestros como López Rega en la década del setenta, o como Carlos Menem durante los años noventa. Los turnos kirchneristas ayudaron a recobrar vitalidad pero la derrota de 2015 fue un impacto serio debajo de la línea de flotación que hizo escorar peligrosamente la nave peronista. Claro que de peores situaciones ha salido. Sorteó persecuciones, proscripciones, cárcel, torturas y fusilamientos. Y se recompuso de la derrota electoral de 1983. Otros tiempos. Otras condiciones políticas, sociales y económicas. Después de 2003 salió a flote y superó las divisiones internas para las batallas electorales. Ahora, otra vez en el llano, tiene que enfrentar a un adversario muy poderoso, y de su éxito o fracaso dependerá si continua o no como fuerza política de real importancia.
Dentro del Peronismo se siente muy fuerte la falta de figuras con los atributos necesarios para liderar al conjunto. La ausencia de  liderazgos relevantes desde los municipios más modestos hasta llegar al orden nacional coloca al Movimiento, verticalista desde su nacimiento, en clara desventaja frente a un enemigo que pudo alcanzar el cincuenta por ciento de los votos y que ahora muestra los dientes haciendo uso de la fuerza bruta y plantándose dispuesto a reprimir cualquier manifestación que pretenda ganar los espacios públicos.
En la difícil situación en que se encuentra, el Peronismo no debe permitirse el lujo de dar tantas ventajas a poco tiempo de una elección de fundamental importancia. A tres meses de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (P.A.S.O) aún no se han definido candidaturas y sólo hay algunos nombres dando vueltas en el espacio de la política que, en verdad, no despiertan gran interés en los futuros votantes. Mientras en el macrismo ya tienen designados sus candidatos en dos distritos importantes como la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Peronismo cada quien anda por su lado intentando armar la “rosca”  a su medida como si las elecciones de octubre fuesen un paseo turístico por las urnas. Así vamos mal. Si no aparecen figuras con capacidad de convocatoria, listas armadas inteligentemente con amplia participación de todos los sectores del Movimiento y un programa que exprese con claridad qué clase de país queremos para el futuro, es muy posible que volvamos a ingerir un trago amargo. Esta vez como veneno mortal.
En nuestro Lanús los problemas del Peronismo no son menores. En nuestro pago chico hay peronismo en varios lados. Lo hay en lo que quedó del Frente para la Victoria, también en el Frente Renovador e incluso se registra alguna presencia en el oficialismo. En el espacio del Frente para la Victoria se realizan reuniones parciales en las que invariablemente se habla de unidad pero, hasta ahora, fines de abril de 2017, no se palpan hechos concretos que hagan realidad lo que se declama en los discursos. Recientemente nos visitó el gobernador de la provincia de San Luis, el Dr. Alberto Rodriguez Saá quien mediante una buena exposición, con lenguaje llano y su gracejo provinciano formuló algunas propuestas interesantes. Exhortó a trabajar por la unidad, a elaborar un programa de acuerdo a los reclamos populares  y a constituir un frente electoral con vocación de triunfo. Cosas de la política. Hasta hace muy poco tiempo don Alberto, que ya está pisando los 70 abriles, fue un ácido crítico del kirchnerismo y especialmente de la presidenta Cristina. Pero bueno; en política las cosas del pasado no pocas veces quedan en el olvido y bienvenidos los que se acercan. Un dato a tener en cuenta para entender el cambio de actitud del puntano: el diputado Claudio Poggi, del riñón del gobernador y de su hermano Adolfo, confirmó que será candidato de la alianza Cambiemos en San Luis y –según alguna publicación- dejó una frase no demasiado amable: “quiero darle una buena trompada a los Rodriguez Saá”. A nadie le gusta que le cascoteen el rancho y tal vez por eso don Alberto resolvió superar viejas enemistades. El diputado Edgardo Depetri, organizador del acto con Rodriguez Saá, en el club ILPeretz, el viernes pasado, parece dispuesto  a hacer ruido en Lanús. No vendría mal.
  (*) De Alternativa Socialista