sábado, 15 de abril de 2017

Los riesgos del arsénico en el agua

por Alejandro Chitrangulo

Leyendo en La Defensa la columna de Lisandro Martínez, quedé sorprendido con los comentarios sobre el arsénico en el agua potable. Los datos automáticamente dispararon mi curiosidad y decidí investigar  sobre los riesgos de este metal en el agua.
Como bien cuenta Lisandro, en Argentina son 16 provincias las afectadas por el arsénico en el agua. Salta y Jujuy, Tucumán, La Rioja, Catamarca, San Juan, Chaco,  Santiago del Estero; San Luis, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, La Pampa, Río Negro, Neuquén y gran parte de la provincia de Buenos Aires.
   Según la Organización Mundial de la Salud y el Código Alimentario Argentino, el nivel de arsénico en el agua de consumo debería ser de 0,01 miligramos por litro. Consumir arsénico en dosis que superan las recomendaciones durante  más de 10 años, produce una enfermedad que se llama hacre por las siglas de hidroarsenicismo crónico regional
endémico.
  El consumo de este metal produce una gran cantidad de patologías ya que afecta a prácticamente todos los aparatos y sistemas del cuerpo, puesto que interfiere con reacciones enzimáticas de amplia distribución. Los efectos más claros de la exposición al arsénico se observan en la piel. Algunos estudios identifican otros lugares como resultado de exposiciones similares al arsénico a las que producen lesiones cutáneas. Una de las más graves es por la acumulación en el pulmón, produciendo cáncer de pulmón, también puede producir, cáncer de laringe, tos crónica, tos persistente y fibrosis pulmonar. 
En el hígado puede generar cáncer, cirrosis hepática y disfunción hepática. Y a nivel de la piel genera hiperpigmentación y queratodermia, que es el engrosamiento de las palmas de las manos y las plantas de los pies. 
Asimismo, afecta los riñones y los nervios periféricos. Produce neuritis e inflamación. Se acumula en las uñas y el pelo, por lo que produce fragilidad, caída y deterioro. Y puede aumentar la incidencia de otros tumores en el resto del organismo. También se está estudiando la incidencia del consumo de arsénico en los problemas de tiroides. 
     Se pueden reconocer cuatro etapas en el desarrollo del HACRE:
- Período Prepatogénico: las poblaciones están expuestas a concentraciones elevadas de arsénico inorgánico en el agua de consumo diario.
- Periodo Preclínico: el paciente no muestra síntomas, pero el arsénico puede ser detectado en muestras de tejidos y de orina.
- Período Clínico: Aparecen las manifestaciones en la piel. La OMS estima que esta etapa requiere una exposición al arsénico de 5 a 10 años.
- Período de Complicaciones: síntomas clínicos más pronunciados y afectación de los órganos internos; desarrollo de tumores o cánceres.
Los grupos más susceptibles 
Si bien los efectos tóxicos del arsénico afectan a personas de todas las edades, han podido identificarse como grupos más susceptibles a:
• Los niños: la dosis de arsénico será, en promedio, mayor que la de los adultos expuestos a concentraciones similares, ya que su ingesta de líquidos y alimentos es relativamente alta en comparación con su peso corporal;
• Mujeres embarazadas y en lactancia: especialmente vulnerables debido a los posibles efectos adversos del arsénico sobre la reproducción y el desarrollo;
• Individuos con estado nutricional deficitario: pueden tener una capacidad disminuida para metabolizar el arsénico;
• Individuos con enfermedades preexistentes (sobre todo renales y hepáticas): podrían ser más susceptibles a los efectos del Arsénico, debido a que estos órganos son responsables de la destoxificación del Arsénico en el organismo.
     Consumimos el arsénico a través del agua. No sólo de la que tomamos, sino de la que usamos para cocinar alimentos. Al hervir el agua, los sólidos se concentran y el nivel de arsénico asciende. La recomendación de los especialistas es no tomar ni cocinar con agua de la canilla, sino utilizar agua envasada de buena calidad o filtrada. Otra alternativa son los purificadores de agua. Los mas recomendados son los que utilizan Hidróxido de Zirconio. Este se suministra en forma de cartucho cilíndrico y es completamente seguro para los operadores incluso después de haber sido saturado con arsénico, ya que el circonio se enlaza químicamente, de forma permanente al arsénico. 
Una vez que el arsénico ingresa al cuerpo no se puede eliminar, se acumula y genera enfermedad crónica. En cambio, no representa peligro bañarse con agua contaminada con el químico. Por eso no es necesario filtrar toda el agua e la casa, el filtro se puede utilizar solo en la canilla de la cual se va a extraer agua para beber.