viernes, 11 de agosto de 2017

El ojo del amo

Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

En su primera presentación luego del receso, Lanús venció con justicia a un muy buen equipo de The Strongest por 1 a 0 y clasificó a cuartos de final de la Copa Libertadores de América. Sin refuerzos, con todos los titulares a disposición y con algunas pocas cuestiones por corregir, el equipo de Almirón dejó una muy buena imagen, en la misma noche en que River, un posible rival, con varias caras nuevas, exhibió lo lejos que está de su más reciente mejor versión.La Fortaleza lo celebró, pero al igual que la ‘prensa especializada’, a una buena parte de los hinchas granates no le pareció suficiente como para elogiar al cuadro vencedor pese a las varias situaciones claras de gol que tuvo a lo largo de todo el partido, aunque si resaltó las malas decisiones a la hora de definir. Hay coincidencia en las buenas actuaciones de Andrada, Gómez, Herrera, Braghieri, Marcone, Pasquini, Lautaro y el Pepe Sand, y algunas discrepancias con lo hecho por Velázquez, Firulete Silva y, sobre todo, Román Martínez.
En la transmisión radial de la que formo parte dimos a Román como una de las figuras del
local. Es cierto que en los últimos quince minutos del partido perdió un par de pelotas importantes y que cometió una falta en la puerta del área en el minuto final, que bien pudo haber costado ir de cabeza a la definición por penales. La visita no había dispuesto de muchas chances pero nunca había dejado de inquietar, y mucho más intenso y desesperado fue su ataque en el tramo final.La grata experiencia de volver a ver el partido me trajo muchas precisiones. No es la primera vez que descubro que en la mirada cercana, el Pepe Sand juega mucho mejor de lo que había percibido desde la distancia de la cabina herméticamente cerrada. Es cierto que su proverbial lentitud de desplazamientos se afirma con los años, pero también que su vasta experiencia y la sintonía que tiene con la institución y sus hinchas lo han convertido en un futbolista más sabio y más certero, con una innegable capacidad para defender la pelota y darle buen destino. Trabajó mucho y muy bien, y además convirtió; no hay dudas de que José Sand fue la figura de la cancha, como suele ocurrir en los grandes partidos. 
El aporte de Lautaro no tiene discusión, su sola presencia es un plus de calidad que muy pocos equipos del continente disponen. Ojo, el Mundial está a un paso, y tanto el Laucha como Gómez y Marcone -ayer los tres estuvieron entre los mejores-tienen grandes posibilidades de jugarlo, circunstancia que demuestra el verdadero nivel actual del equipo.Con dudas y todo,  Andrada respondió con acierto en las pocasllegadas profundas del rival. Muyauspiciosa actuación de Herrera, central de enorme presencia física y buenas aptitudes para entregar la pelota en media distancia, que puede mejorar aún más si logra afinar el cálculodel cierre defensivo, y evita ganarse tarjetas inútilmente. También brillaron Braghieri, cada vez más cerca de su techo, y Pasquini, pulcro, movedizo y certero en su andar, fue su iniciativa -y el quedo de su marcador- el movimiento queleyó José Luis Gómez,  la entrega en cortada al medio de una defensa central desarmada, y de primera, descargópara dejar fuera de acción al golero Boliviano y al Pepe en soledad, para que también con un toquedefina el pleito con el arco vacío. Nicolás Pasquini fue el autor intelectual de una enorme jugada de golen tres toques,combinación que vale la pena volver a ver.
Lo de Román es más difícil. A nadie le cae simpático su andar, pero es evidente que se trata del armador de juego del equipo, y quien más y mejor impone el libreto del entrenador. Es el que marca los tiempos, y no duda que un pase atrás oportuno es el mejor inicio de un nuevoataque, pero por otro sector, con menos adversarios por esquivar. Estrelló una pelota en el travesaño ante el arco descubierto, metió un par de pases gol, durmió el trámite cuando se pasaba de intenso, recuperó pelotas en la zona de gestación del rival ydesparramó calidad durante 70 minutos. Pero en los diez finales cometió varios errores y se escucharon reproches.Su jugada más notable es la recepción con giro cuando está de espaldas, lo consigue con un amague imperceptible que desorienta a su marcador y le permite salir con pelota al pie. No parecen virtudes suficientes para una parte de los hinchas. Volver a ver los partidos por TV, más tranquilo, tranquiliza.
En el seguimiento individual, Román Martínez tocó 30 veces el balóndurante  el primer tiempo, en 25 de ellas lo entregó a un compañero y sólo en tres oportunidades lo perdió. Las dos restantes son jugadas de opinión: un pase que pudo ser corto, una pelota dividida que pudo ganar y perdió. En el segundo período trabajó más aún: tocó 38 balones, y 29 los pasó bien, con  6 pérdidas, la mayoría de ellas en los últimos minutos, y las tres restantes discutibles. Con el partido terminado es fácil opinar que debió ser reemplazado, más complejo estener que decidirantes de que las cosas sucedan. La mano que cometió en la puerta del área en el último suspiro del partido fue su peor error, aunque se observa en las imágenes que no fue intencional:hizo el poco recomendable acto de saltar de espaldas al balónpara evitar el impacto, y le pegó en el codo. Para parte de la gente granate fue demasiado, y le bajó el pulgar 
Fue tan bueno lo de Lanús, que el punto de mayor cuestionamiento de la hinchada local es la actuación de un futbolista con semejantes estadísticas. Se entiende el nerviosismo de los simpatizantes a medida que se avanza en la búsqueda del gran objetivo, pero se recomienda disfrutar mejor del presente, no hacerse tanta mala sangre sin motivos, y en lo posible, alentar en vez de discutir con el vecino de asiento. Todos juntos, el club, el equipo y cada uno de sus hinchas, más allá de gustos y opiniones, y de  ilusiones o temores.