jueves, 15 de febrero de 2018

El aire o la soga

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Apenas 102 días después de que se vieran las caras por última vez, el 31 de octubre pasado en La Fortaleza por la vuelta de la semifinal de la Copa Libertadores, Lanús volvió a derrotar a River con absoluta justicia. Por entonces eran los dos mejores equipos del país, pero el principal candidato a ganar la Copa era River, que a un minuto del final del primer tiempo ganaba 2 a 0, llevaba tres goles de ventaja en el global y tenía todo servido para avanzar a la final. Lo que pasó de ahí en más, los cuatro goles en 23 minutos que marcó el local, pertenece a la historia grande del fútbol. 
Después de aquel partido a los dos le fue muy mal. River ganó la Copa Argentina con lo justo pero por la Superliga perdió cinco y ganó dos. Lanús, además de perder los dos partidos de la final con Gremio, no volvió a ganar hasta el domingo último, cuando volvieron a enfrentarse por el torneo local. River se reforzó por una millonada, Lanús decidió desligarse de contratos altos y no incorporar más que a Nehuen Paz a préstamo por seis meses, quien llegó tarde y aún no debutó. Ganar el domingo era indispensable para ambos. La prensa nacional, fiel a su estilo, condimentó la previa y con su manija, una vez más, el favorito era River Plate.
El Grana impuso superioridad en el arranque, el Millo tomó las riendas a los 10’, pronto emparejó Lanús y lo pasó a ganar a los 31’ con una buena jugada de ataque. Cuando la pelota fue de la visita, todos los futbolistas locales defendieron en su propio campo. La inexperimentada dupla central de Carboni pudo controlar a Scocco y Pratto-River lo pagó
más de 13.000.000 de dólares- porque el medio campo de Lanús era inexpugnable. Con una gran tarea de Marcone, bien acompañado por Martínez, Barrientos y los laterales, le cerraba todos los caminos al adversario. Promediando la etapa, por el lesionado Barrientos había ingresado el pibe Gastón Lodico, quien con una actuación consagratoria le agregó explosión, despliegue y toque rápido, y se animó a triangular con Acosta y Silva para gestar ataques en velocidad. 
En el segundo tiempo todo fue del local; el elenco del Kelly recuperó la solidez y la seguridad en el manejo que supo tener con Almirón, apretó más arriba y con respuestas vertiginosas y precisas dispuso de varias situaciones de gol. Una vez más, Gallardo se fue con la cara larga, aunque esta vez sin lágrimas ni reclamos. El Muñeco sabe que se ajustó un poco más la soga al cuello, y que su continuidad dependerá del resultado que obtenga ante Boca por la Supercopa el próximo 14 de marzo. Todo el aire que había en juego lo respiró Ezequiel Carboni. 
Dolidos por la final perdida ante Gremio, indignados por la contrariedad expresada por Velázquez, las falsas excusas de Braghieri, las burdas mentiras del Pepe Sand, y azuzados por las declaraciones poco oportunas del Laucha y Marcone, una buena parte de los seguidores de Lanús le retacearon el aliento al nuevo entrenador desde la primera presentación de local luego del receso, empate en uno ante Patronato, y esa misma tardedescargaron su bronca contra la dirigencia que, no habiendo podido vender a los más cotizados-Andrada, Gómez, Marcone, Silva- por quienes esperaba obtener más de diez millones de dólares, optó por afrontar el nuevo ciclo sin gastar dinero en refuerzos y reservar los cerca de tres millones que entraron por Braghieri y Monetti para evitar sobresaltos. No hubo caso, no hubo razón que valiera, el hincha de fútbol es así. El flojo arranque del Kelly no ayudó, pese al buen empate en Córdoba frente a Belgrano, la dura derrota ante Godoy Cruz empeoró aún más los ánimos, muy pocos imaginaban volver a la victoria ante el poderoso rival. 
Pero La Fortaleza, sin el marco de las grandes jornadas, sorpresivamente volvió a disfrutar con el juego del equipo. Con los experimentados y los debutantes apretando los dientes y tirando para el  mismo lado, Lanús volvió a ser Lanús y su gente volvió a sonreír. Y así, naturalmente, casi sin darse cuenta, mientras se consumaba la victoria se volvió a escuchar el entrañable y querido ‘vamos, vamos los pibes’ de los buenos tiempos. Y pese a que el viernes visitará al duro Racing, los hinchas Granates, fieles a su costumbre de los últimos años, vuelven a mirar el futuro con los mejores ojos.