domingo, 22 de abril de 2018

Evangélicos se sienten discriminados en Lanús

por Walter Pérez

xunapoliticadecultoenlanus@gmail.com

A 50 años del asesinato del Pastor Bautista Martin Luther King
Arrancamos con un fragmento de un informe de la Universidad Católica Argentina, para ubicarnos en la historia:  En la década del 80 /90, el crecimiento de los evangélicos entusiastas produce tensiones en el ambiente católico, preocupado por la emergencia de una religiosidad popular que crece como un reguero de pólvora.   En este mismo lapso y en especial en la década del ‘90, las iglesias y el Estado volvieron a confrontarse. El problema mayor apareció nuevamente como un problema corporativo, la existencia de una ley de cultos no católicos que afecta especialmente a los evangélicos puesquerían declararlos secta. Durante estas dos décadas se encuentra en vigencia una variante del género, la ley sancionada por la dictadura militar de 1976. El poder ejecutivo y el poder legislativo quieren cambiar la ley y los evangélicos quieren participar en este proceso. Una corriente evangélica se propone intervenir en la producción de la ley. Otra corriente quiere que no exista más ley. Paralelamente, los evangélicos sufren actos de discriminación y tratamiento desigual en la concesión de frecuencias de FM, y lo mismo pasa con los fondos del Ministerio de Bienestar Social para organizaciones de bien público. Alrededor de estos tópicos, pero sustancialmente alrededor de la ley y el registro o fichero nacional de cultos, los evangélicos protagonizan una gama de acciones de carácter político: reuniones en la Secretaría de Cultos, reuniones interdenominacionales con funcionarios de la plana mayor de la Secretaría de Cultos, marchas y manifestaciones frente al Congreso  y publicaciones en sus medios. El 3 de agosto de 1990 los evangélicos de Aciera y el 11 de septiembre del mismo año los de
Conela  visitaron a Carlos Menem, que se encontraba en su primer año de ejercicio de la presidencia de la nación, para hablar sobre libertad de cultos, emisiones de programas radiales evangélicos y política. Menem les hizo notar que los evangélicos deben formar parte de la Asamblea Constituyente. El 20 de julio de 1993 lo entrevistaron para bloquear la sanción de un nuevo proyecto de ley de cultos.  Esta vez estuvieron Juan Passuello, presidente de la Confederación Evangélica Pentecostal, Carlos Annacondia, que dentro de nuestra taxonomía es considerado neopentecostal, y Juan Calcagni, presidente de la Convención Bautista. Boletín de Lecturas Sociales y Económicas.   
  Ahora bien: ¿Quien participó en todos estos procesos, al mismo tiempo? El actual secretario de Culto de la Nación que firmó el convenio fantasma:   El embajador Santiago de Estrada, funcionario de Juan Carlos Onganía entre 1967 y 1969, secretario de Seguridad durante la dictadura militar, y  entre 1984 y 1989, durante el gobierno del presidente Raúl Alfonsín,  embajador argentino ante la Santa Sede. Apodado “El Obispo”, Estrada ocupó diferentes cargos públicos durante el gobierno del presidente Carlos Menem.  Es importante tener en cuenta estas referencias, para ver que las casualidades no existen. Ya pasamos por  discriminación, trato desigual y ninguneo, la historia se repite .  El Municipio de Lanús, hace tres años y medio convoca a la Iglesia Evangélica a un acto , porque la Dirección de Culto no católico de la Nación, venía a firmar un convenio, del cual, nunca participamos. Tampoco se instrumentó y ni siquiera lo llegamos a conocer.   Este convenio, que tendría una especie de cláusula de vencimiento a  los dos años, queda sin efecto. Y un año y medio después, el actual intendente de Lanús Nestor Grindetti, muy mal asesorado, sale a las corridas, a firmarlo nuevamente, con el secretario de Culto Estrada.  Tomando en cuenta estas acciones, salí a buscar el convenio y nunca pude acceder al Papel y descubrí que ni expediente tiene.  ¿Qué firmó el intendente, nos favorece, sufrió modificaciones? No se.   Porque en tres años y medio,  de los grupos evangélicos, nadie tiene una copia.  Ahora bien, esta acción el secretario de Comunicación Pablo Marolla ¿la comete por error  u omisión? ¿Qué parte de la palabra participación no entienden?   De algo estoy seguro:  nunca se nos invitó , ni se nos dio participación a la comunidad  Evangélica.  
Lo público debe debatirse de modo democrático y contener a todas las voces.  Por eso,  nada que surja entre gallos y medianoche,  de mano de un “puñado de iluminados”, es bueno. Para muchos de los grupos evangélicos, este convenio, carece de legitimidad,  está bajo sospecha.  Podría adaptar que no se respeta el “principio de correspondencia”  que obliga a que haya coherencia entre las partes de un convenio  y su ámbito de aplicación. No se nos invitó a analizar cualquier propuesta que se plantee en el marco de la práctica  y los mecanismos de instrumentación.  
 No pudimos acceder ni al borrador. Nosotros, a esta altura, no podemos ni convalidar ni  oponernos, a un convenio que no fue  ratificado o rectificado, con consentimiento de las partes.  No pudimos realizar un acta de entendimiento, que incluyera puntos de acuerdo, que se sugieren para redactar un convenio,  que se elevaría al Concejo Deliberante. No participamos en nada, menos que un cero a la izquierda.  Por lo pronto, esperaremos hasta conocer el convenio fantasma, antes de que llegue al concejo. Y a Norma Lozano directora de Culto, se le recuerda que el objeto del presente convenio, debería ser,  la mutua colaboración entre las partes en el desarrollo y coordinación de acciones vinculadas a la temática de culto. Pero en su apuro, a los cristianos evangélicos, no nos invitaron y no pudimos salir en la foto. 

 (*) Miembro de la Comunidad Cristiana Evangélica