domingo, 17 de junio de 2018

La calle fue decisiva para imponer el aborto legal

por Lisandro Martínez*

   Existe una posición artera que señala que ninguna movilización ganó nada y que cortes de calles y piquetes no resuelven y sólo perjudican a los que van a trabajar. Entre el 12 y el 13 de junio más de un millón de personas estuvieron durante 28 horas cortando calles en piquetes y movilizaciones por las cercanías del Palacio del Congreso, obligando a los políticos acomodaticios -que miden a toda hora las encuestas y que no tienen otro programa que su propio bolsillo- a votar a favor del aborto si querían estar en la cresta de la ola y en la consideración pública. 
   ¡Qué gran lección de vida! dio ese millón largo de personas empecinadas y conscientes de lo que se jugaba y que empeñó 28 horas de su vida, chupando frio, pero frio de verdad, con la firme convicción que no había que retirarse de la calle porque los volubles que habitan la mayoría de las bancadas políticas del Congreso y del Senado son aparatos inestables a los que cualquier brisa proveniente de abanicar billetes desbalancea. El gobierno fondomonetarista tuvo la mala idea de colocar un corredor vallado cortando en dos la Plaza Congreso y parte de la Avenida de Mayo; a un lado se colocó el millón largo y del otro los partidarios de que se continúe matando mujeres en la clandestinidad de las clínicas aborteras. Los corralitos mostraron dos imágenes contrapuestas con un clero que en franca caída de su credibilidad no logró repetir aquella movilización golpista histórica de 1955, no obstante la iglesia apretó a todos sus relaciones políticas y sindicales adeptas para que bloquearan la sanción de la ley y continuar manteniendo a las mujeres bajo la opresión de tener que abortar en la clandestinidad, poniendo en riesgo sus vidas y su salud. La escasa concurrencia que llevaron al congreso
los creadores del infierno fue un adelanto de su tránsito hacia el museo de la barbarie. 
    El millón de jóvenes y adultos que estuvieron se recibieron de militantes, peleando porfiadamente por defender la vida de las mujeres, corporizaron con su presencia la consigna “Ni una menos” y bancaron todo el trámite. Son un nuevo emergente en la situación de una Argentina en default político y económico, con una burguesía nacional en estado cataléptico a la que sólo la mantiene en terapia intensiva y con respirador artificial la burocracia sindical, que ha hecho lo imposible para no largar una medida de fuerza hasta derrotar el Plan de hambre y entrega de Macri y los gobernadores del PJ.
   Un bastión de todas estas luchas fueron los colegios secundarios y las universidades donde la juventud organizó plebiscitos, charlas y mesas redondas, para finalmente durante la vigilia de la noche del 12 al 13 ocupar colegios y cursos esperando el conteo de los votos; nadie se comió que “el debate democrático” iba a alumbrar lo mejor para la mujer. Quien se desmarcó de la movilización popular fue el lanusense Baradel, quien señaló que el único lugar de debate era el Congreso y no la ocupación de escuelas y lugares de estudio. Todo el proceso puso en claro el odio ciego y las ataduras con el clero reaccionario de la burocracia sindical progre y troglodita y de los partidos tradicionales contra legalización del aborto.
   En esta Argentina del derrumbe moral y político, donde una reaccionaria servidora del Vaticano y del imperialismo yanqui como Carrió tiene la desfachatez de auto designarse fiscal de la república, ha ingresado un actor masivo que ganó las calles y de su evolución política y de su alianza con la clase obrera dependerá el futuro próximo de la revolución social. 
     Un dato revelador del derrumbe programático de todos los bloques fue que se fraccionaron a la hora de la votación. En general los que cambiaron de voto en favor del aborto legal macanearon en grande señalando que reflexionando encontraron la cuadratura del círculo: “Tomé la decisión en soledad. Recorrí el país y hay que tomar conciencia de la situación del país. La decisión ya está tomada, nadie la toma mirando el código penal. Y cuando la toman están solas. Un aborto cuesta $20.000 y no tienen como pagarlo”, dijo De Mendiguren, diputado del Frente Renovador” (www.elpais.com 14/6/18).  
   ¿Lo de De Mendiguren es una ingenuidad? ¿Debió llegar a viejo para tener una definición sobre un problema que conocemos desde nuestra adolescencia e incluso de antes? Es claro que el FR y los demás bloques no tienen un programa político. Los bloques del Congreso y el Senado funcionan a pedido (a la Carta) de las patronales para que salga tal o cual ley que las beneficie. La antiabortista diputada Camaño en su intervención tiró una advertencia para los 253 diputados de los 256: “Los únicos que vienen batallando desde siempre por la vigencia del aborto legal y gratuito frente los medios de comunicación y en la Cámara son los 3 diputados del Frente de Izquierda y los Trabajadores que nunca cambiaron de opinión porque es parte de su acuerdo programático”. 
  Las mujeres diputadas se dividieron entre 50 a favor y 49 en contra. El PRO se fracturó entre un 66% que votó en contra y un 30 que votó a favor del proyecto, eso enloqueció a Carrió que se retiró en lo que canta un gallo. Los kirchneristas del Frente para la Victoria, se dividieron entre 53 legisladores votando a favor y 6 en contra. El único diputado “socialista” (PSA) representante de Frente Cívico y Social de Santa Fe, Luis Contigiani, votó en contra del proyecto de ley y por la catarata de críticas que recibió renunció al PSA, aunque no a su banca, preparándose -ahora así- con las manos libres, para más trapisondas que le encargarán sus nuevos mandantes. 
   Página 12 relata como el PJ de La Pampa especuló colocándose en la lista de abortistas para diferenciarse de los candidatos derechistas que deberán enfrentar en las próximas elecciones internas y así ganarles. Otro dato ilustrativo de las carencias intelectuales de los “demócratas” capitalistas es el plagio al que apeló Oscar Macías, diputado nacional -PJ/Fte para la victoria- por Corrientes, que en su exposición copió los dichos de la poeta y ensayista Laura Klein que se había manifestado tiempo atrás contra del aborto (www.infocielo.com.ar 16/6/18).
   Otro oportunista, el tucumano Facundo Garretón del PRO, como tenía dudas sobre qué era lo conveniente para su imagen, lanzó una encuesta “on line” para definirse; cuando ganó a nivel nacional el apoyo a la ley dudó, pero como en su provincia el resultado había sido inverso, se decidió a votar contra el proyecto.
  Semejante bolsa de gatos oportunistas y embaucadores que forman el statu quo parlamentario no tenían posibilidades de presentar un resultado adverso a la multitudinaria movilización que superaba lejos a las del 14 y 18 de diciembre, cuando se enfrentó el robo a las jubilaciones y se puso en crisis al gobierno. Anunciar un resultado inconveniente para la temperatura que había alcanzado la calle comprometía la seguridad de los parlamentarios en momentos en que la corrida del dólar, la crisis social y el acuerdo con el FMI tienen un 80% de rechazo popular.
   El Papa sufrió un revés estratégico y cayó de rodillas frente al pujante movimiento de mujeres y hombres que le infligió una derrota cargada de futuro, ese mismo síndrome recorre las filas del PRO fracturado interiormente. No alcanzó ni con Vidal yendo al Vaticano ni con las provocaciones de Carrió cuya credibilidad ha caído al sótano. 
   Queda iluminado a giorno el escenario de múltiples zancadillas en que vamos a la votación en el Senado, queda claro que el bloque mayoritario es de los K quienes durante 12 años bloquearon este debate e incluso CFK vetó siendo presidenta el 82% para los jubilados. Una derrota del aborto legal y gratuito significaría un paso atrás del movimiento. 
  Por lo tanto hay que redoblar la movilización –única garantía de triunfo- de aquí al tratamiento de la ley en el Senado conservador. Hay que vincular esta extraordinaria movilización popular que ocupó todo el país, y que por lo tanto superó largamente al millón del Congreso, con la clase obrera clasista y combativa que va en busca de poner en pie una nueva dirección para la clase obrera y el país.
   El 23/6/18 todos al estadio cubierto de Lanús. 
Abajo el pacto de Macri, el FMI y los gobernadores del PJ.  
   (*) Del Partido Obrero