lunes, 23 de julio de 2018

Sumergidos en la indignidad y la miseria

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com 

Nada menos. Así, por la acción detestable del macrismo, está la Argentina desde diciembre de 2015. Indigna y sepultada en la miseria. En estos días ha llegado a nuestro país Christine Lagarde, directora gerente del Fondo monetario Internacional, para darle órdenes a Mauricio Macri respecto a cómo debe hacer para destruir a la República Argentina. A lo largo de nuestra historia hemos tenido muchos presidentes sirvientes de los imperios. Manuel Quintana, quien gobernó a la Argentina entre  1904 y 1906,  mucho antes de ser presidente, el 10 de junio de 1876, siendo asesor legal del Banco de Londres además de senador nacional por Buenos aires, viajó a Inglaterra y en su visita propuso a los ingleses el bombardeo de la ciudad de Rosario. El motivo de esa propuesta tan rastrera se debió a un conflicto entre la provincia de Santa Fe y la sucursal del Banco de Londres en Rosario. Quntana, por supuesto, defendía los intereses del Banco de Londres en contra de la Argentina. Un traidor total. En aquella oportunidad, el encargado de negocios británicos en Buenos Aires, solicitó al capitán de un barco de guerra inglés, la cañonera “Beacón”, que avanzara por el río Paraná y se ubicara en los alrededores del puerto de la ciudad santafecina. Por poco no ocurrió un desastre mayúsculo.
Más adelante llegaron las desgracias producidas por las distintas dictaduras militares, el saqueo  Menemista y  la calamidad que significó la denominada “Alianza” de De la Rúa. Luego del caos de 2001, cuando pudimos aliviarnos gracias a las gestiones de Duhalde, Kirchner y Cristina Fernández, aunque sabíamos que las primaveras no son eternas y por eso, en su momento, lo alertamos y lo escribimos, en un rincón del alma guardábamos la
esperanza de que las sombras negras del cipayaje y de la entrega no retornarían. Pero los vientos de la traición regresaron y ahora estamos como estamos: a merced de los poderosos de adentro y de afuera. Sin embargo, igual que tantas veces en nuestra vida militante, no debemos achicarnos porque tenemos la obligación de plantarnos en defensa de la Patria con toda nuestra inteligencia y voluntad. 
Dejemos para los causantes de tanta desgracia que digan lo que se les antoje y que, a través de sus alcahuetes mediáticos a sueldo, sigan mintiendo descaradamente. Esto no lo podemos evitar, así que es saludable “no gastar pólvora en chimangos”. Hay por delante toda una tarea patriótica a realizar y en nuestro pueblo existen recursos muy valiosos mediante los cuales es posible afirmar la resistencia y pasar a la contraofensiva. Probablemente ocurran muchas cosas. En el peronismo, debido a algunos pronunciamientos y comportamientos retorcidos, tal vez haya sangrías y determinados sectores confluyan en el armado de un agrupamiento electoral a un costado de Unidad Ciudadana, organización que contiene al kirchnerismo, y del Partido Justicialista que conduce José Luis Gioja. Schiaretti, Urtubey, Massa, Duhalde, Bossio y algunos otros, aparecen con ganas de cometer un enorme disparate que en definitiva sólo serviría para llegar a unos carguitos miserables y ser funcionales al macrismo. También en el oficialismo es posible que haya emigrantes en busca de otras playas. Es notorio que no pocos radicales, sin llegar a adoptar posiciones como las asumidas por Leopoldo Moreau y Leandro Santoro, debido a la vergüenza que les causa ser parte de un modelo de entrega tan brutal como el que representa el macrismo, decidan abandonar la nave de Cambiemos cuyo destino es el más estrepitoso fracaso y el desprecio de la inmensa mayoría de los argentinos. Hay algunos indicadores que dan por segura una construcción electoral entre las expresiones lideradas por Margarita Stolbizer, Ricardo Alfonsín (quien para los primeros días de agosto próximo lanzaría el Espacio de Pensamiento Alfonsinista) y el Socialismo del gobernador de Santa fe, Miguel Lifschitz. Se sabe que estos dirigentes vienen manteniendo largas conversaciones en busca de profundizar coincidencias. Los casos de corrupción perpetrados por el macrismo y los radicales adocenados respecto a los “aportantes” falsos para la campaña política de Cambiemos, aceleraron las pulsaciones de unos cuantos referentes cansados de limpiar los inodoros amarillos. El reventón del forúnculo que enchastró con pus la cara de María Eugenia Vidal, Graciela Ocaña, Esteban Bullrich y al vicegobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Salvador, son ingredientes que a determinados radicales, ex radicales y socialistas les provoca fuertes ardores estomacales. Además, como no sólo de pan viven muchos políticos, conformar un dispositivo electoral, iría de perillas a Margarita y Ricardo para volver a tener un lugarcito en las parcelas de los cargos rentados. De paso les ayudaría a no perder influencia en  las maltrechas carpas del “progresismo”. En algunos mentideros políticos se conjetura que a la oposición no le vendría mal que tomen forma electoral esos retazos dispersos que aún se sienten radicales, en sociedad con el socialismo edulcorado cuya máxima expresión gobierna en Santa fe. Por lo menos no serían votos para el macrismo, barruntan.
Por su parte, quienes estén decididos a disputar seriamente en las próximas elecciones, deben cumplir con la construcción de un frente patriótico, amplio participativo, con posibilidades de triunfar electoralmente y en el cual juegue un rol central el peronismo. En esta tarea es necesario agotar todas las posibilidades para lograr la integración de la mayor cantidad de personas y de organizaciones dispuestas a sacar al país de la gravísima situación en que está inmerso. Los distintos espacios del Movimiento Peronista tienen ante sí la  obligación de acercar posiciones para elaborar un programa común que permita unidad sobre bases sólidas y no un rejunte abrochado con alfileres de esos que suelen durar menos que un suspiro. En esa línea de pensamiento, afortunadamente, militantes comprometidos con la idea de terminar con la pesadilla neoliberal, vienen realizando reuniones en las que buscan puntos de coincidencias para organizar una oposición frontal al macrismo, afirmar una posición definidamente antiimperialista con manifestaciones claras de rechazo al Fondo Monetario Internacional, impulsar la unidad del Movimiento Nacional, apoyar decididamente la unidad del movimiento obrero, la reivindicación de nuestras Islas Malvinas y todas aquellas acciones que contribuyan a recuperar la dignidad nacional y a implantar de una buena vez, la Justicia Social, la Soberanía Política y la Independencia Económica en la República Argentina. En los escarceos sobre el territorio político opositor asoman algunos posibles candidatos: Agustín Rossi, Jorge Capitanich, Felipe Solá y Guillermo Moreno salieron a jugar y puede haber más. Entre ellos y los que se sumen, si son honestos, resolverán la cuestión en las Primarias Abiertas simultáneas y Obligatorias (PASO) para después tirar todos del mismo carro.
La izquierda, concretamente la que integra el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) tiene asegurado un buen caudal de votos para la próxima elección. Pero en definitiva, si va en soledad, no conmoverá las bases del poder real. Pena, porque en ese espacio militan compañeros y compañeras cuya coherencia y honestidad son incuestionables. Uno, dicho esto con la mejor intención de contribuir a crear una herramienta bien templada para derrotar al macrismo, anhela que se desechen viejos prejuicios y que, por fin, se instale en el escenario nacional la fuerza política capaz de dar vuelta la tortilla. Para que esto ocurra habría que proceder con grandeza ¿Será posible?
   (*) De Iniciativa Socialista