jueves, 13 de diciembre de 2018

Nunca digas adiós

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com


Al final, cuando todo se va encaminando de la mejor manera, vale la pena recordar que el comienzo de la era Zubeldía no fue el mejor. Que debutó en la 5ª fecha recibiendo a Racing y perdió ahí nomás. Que después fue a Rosario, mejoró, pero igual fue superado por Newell´s. Peor le fue en la 7ª fecha, tercera derrota consecutiva y goleada en La Fortaleza ante River por 5 - 1. En ese momento el panorama no pintaba nada bien, se advertía el trabajo y la autoridad de Luis, se observaban cambios positivos, progresos individuales y colectivos, pero las victorias no llegaban y las críticas no se iban. Los más pesimistas empezaban a hablar de un posible descenso. Los optimistas, aunque en voz más baja, también. Llegó el empate en Tucumán ante Atlético, y por fin la victoria en la 9ª fecha ante Patronato, triunfo muy festejado en La Fortaleza, ante un rival directo en la pelea de abajo, habían pasado 16 fechas desde la última victoria. Luego el empate meritorio en cancha de Tigre ante otro rival directo, y derrota inmerecida ante Huracán en casa, por la 11ª jornada, la última que iba a padecer el equipo de Zubeldía.
  Lanús salió adelante con el empate en Banfield, venció jugando realmente bien a Independiente, volvió a empatar ante Estudiantes y cerró con otra buena victoria, el sábado
último por 2 - 1 ante Talleres de Córdoba, equipo que se había puesto en ventaja a los 12’ de juego. En total, Zubeldía dirigió a Lanús en 11 encuentros, con 4 derrotas, 4 empates y 3 victorias, pero sumó 8 de los últimos 12 puntos que disputó. En estas dos semanas los ánimos cambiaron, llegó la inauguración de la calle de Ramón, y la ciudad vuelve a sonreír porque el pronóstico ya dejó de ser reservado para volverse auspicioso.  
   El plantel Granate inició un breve descanso, ya que la vuelta al trabajo será muy pronto. Restan jugar diez partidos desde fines de enero hasta principios de abril, y será fundamental la cosecha de puntos para encarar el futuro sin angustias, aunque está claro que durante el próximo ciclo 2019/20 la prioridad será mantener la categoría, objetivo que de lograrse dejará a la entidad a un paso de la clasificación a alguna copa internacional. La vuelta a lo grande de Zubeldía fue revirtiendo el saldo negativo del intento fallido de Ezequiel Carboni, que hoy merece una reconsideración. Carboni había demostrado sobradamente con su trabajo en el fútbol amateur tener los merecimientos de sobra como para recibir la oportunidad que dejaría abierta la partida anunciada de Jorge Almirón. No era una moneda al aire. Respondía a las mismas circunstancias que en su momento, propiciaron la tercera oportunidad de Ramón Cabrero al frente del plantel granate.
   Fue en junio de 2005. Después de un largo tiempo alejado del fútbol, un Ramón más veterano y más sabio era convocado para integrarse al fútbol amateur del club que lo vio nacer como jugador. El plan dirigencial era aprovechar su experiencia trabajando con un par de categorías muy promisorias que juntaría en 4º división, mientras Ramaciotti y Gorosito fracasaban sin remedio con el primer equipo. De la mano de Cabrero, quien supo elegir muy bien a su colaborador principal: Luis Zubeldía, futbolista de Selección malogrado tempranamente, que pronto se revelaría como un verdadero prodigio de entrenador, Lanús iniciaba un proceso nuevo, diferente, con la mirada puesta en los pibes formados en el club desde Infantiles. Un plan destinado a ser exitoso. De la mano de Ramón se promovieron jugadores de la talla de Valeri, Fritzler, Hoyos, Pelletieri, Blanco, Lagos, Biglieri, Leto, Archubi y Lautaro Acosta. Pronto llegó un nuevo subcampeonato, después el retorno a la participación internacional en la Sudamericana 2006 y finalmente la inolvidable coronación en la Bombonera en diciembre de 2007.
   Convertido en estampita granate para siempre, Cabrero se fue a Colombia a mediados de 2008, y la chance, algo que se descontaba, era para Zubeldía. Tenía apenas 27  años, y pronto estuvo a un paso de la consagración en el Clausura 2009. Se fue para que lleguen los mellizos Barros Schelloto, y se perfiló como un entrenador del primer nivel continental, el que más frutos da cuando encuentra trabajo en juveniles. A principios de 2016 se produjo el glorioso paso por el club de Jorge Almirón, con tres títulos de campeón nacional obtenidos en 2016, y a su partida, la chance era para el Kelly, con la necesidad de foguear juveniles pero sin grandes figuras para promover.
   Es inútil soslayarlo, anda en el aire,  lo dicen en los programas de radio, se lee en los diarios y casi no se habla de otra cosa en las calles de Lanús. Parece que vuelve el Pepe Sand. Dicen que firmará por un año y medio, hasta junio de 2020, cuando tenga 40 años recién cumplidos. En su primera etapa en el club se consagró Campeón 2007, y fue máximo goleador del fútbol argentino del Clausura 2008 y del Apertura 2009. Luego de un buen paso por los Emiratos Árabes, anduvo por La Coruña sin lograr consolidarse, y luego tuvo un aceptable semestre en el Tijuana de México. Entre 2012 y mediados de 2015 pasó sin éxito por Racing, Tigre, Argentinos Juniors, Boca Unidos, y en la segunda mitad de ese año se destacó jugando para Aldosivi, donde convirtió 12 tantos en 31 partidos y esa campaña lo puso en valor para volver.  Aunque el entrenador Jorge Almirón no lo había pedido, el presidente de Lanús lo contrató, pese a que durante varios recesos su pase se había negociado infructuosamente, siempre por las exigencias desmedidas del jugador y su representante. Su regreso, ésta vez por poco dinero, no pudo ser mejor: los 47 goles marcados en 67 presentaciones hablan por él. Con el título de goleador de la Copa Libertadores, rescindió su contrato con Lanús y se fue el Deportivo Cali a ganar más del doble. Para dejar la puerta abierta a un futuro y rentable regreso, culpó por su partida a la conducción de club, y no fueron pocos los que le dieron la razón. “Al Pepe, contrato de por vida” dicen desde entonces algunos socios de Lanús, con cara de estar hablando en serio.     
    Su partida dividió aguas. Yo escribí por entonces que esto no había terminado, y me animé a imaginar la declaración previa al tercer retorno del correntino al club, cosa que temía, pronto ocurriría: “Quiero cumplir los 40 en Lanús, y superar el record de Arrieta” -imaginé entonces que un día no muy lejano, diría el Pepe Sand con cara de bueno-. Y parece cosa de Mandinga, eso mismo, tal vez con otras palabras, justo un año después del último adiós, está a punto de ocurrir por tercera vez.