jueves, 4 de abril de 2019

La droga, negocio de los de arriba

por Lisandro Martínez*

El 31/3 La Defensa publicó una balacera entre “patas negras” y “federicos” ocurrida en Madariaga y Acceso Sudeste, con el saldo de un comisario bonaerense muerto, nueve oficiales incluido el Jefe de la DDI Lanús/Avellaneda detenidos (entre ellos un capitán con el dinero del cobro del “peaje” a una dealer) y dos federales heridos en la refriega. El cronista se pregunta: ¿Por qué la fiscal no confía en el ministro Ritondo y convoca a la Federal para que intervenga y cuáles son los motivos de la alta tensión entre la ministra Bullrich y su colega Ritondo? Está claro que no importan las jurisdicciones establecidas entre el poder político cuando lo que se juega son muchos millones de pesos.
   1. En la década de los ‘60 el poder político en EEUU se sintió vulnerable cuando la juventud estudiantil ocupó diversas universidades contra el statu quo sofocante y ante las incontables provocaciones de la yuta se enfrentó a tiros con la guardia nacional, con heridos y muertos de ambos lados en lo que se tornaba en episodios de una guerra civil en desarrollo, acompañada del levantamiento negro en barrios y ciudades y de la fundación de Black Panther. La oligarquía yanqui para destruir el levantamiento en ciernes autorizó una campaña nacional para intoxicar con LSD y drogas múltiples al movimiento estudiantil; para eso necesitó de elementos confiables como Timothy Francis Leary, psicoterapeuta sicodélico, que utilizaba LSD con llegada al piberío. Con éste y otros recursos represivos se logró frenar un levantamiento social que ya escalaba alto.
    2. Probado que el gran apaciguador social eran las drogas se provocó una intoxicación masiva en los barrios más empobrecidos como Harlem y otros (ver el film “Gángster Americano” cuyo guión está basado en las experiencias de Frank Lucas, el mayor traficante en NY y el detective policial Richie Roberts, quien reunió pruebas para que detuvieran a Lucas y le impusieran 70 años de prisión). El testimonio de Frank involucró a parte del alto mando militar de EEUU que, estacionado en la base de Tailandia en plena guerra de
Vietnam, enviaba dentro de las bolsas que contenían jóvenes norteamericanos muertos en la contienda, heroína de máxima pureza para Lucas. (“The Return of Superfly” New York Magazine 14/8/2000). El pasaje de Frank Lucas a la figura del arrepentido dio como resultado la apertura de 150 casos contra numerosos acusados, incluyendo a tres cuartas partes de la “Agencia de Nueva York de Control de Drogas” y parte de sus contactos en el alto mando.
Como recompensa por su información, la condena de Frank se redujo a 15 años y fue liberado. Cuando regresó a la devastada Harlem lo impresionó la pobreza y la miseria, causada en parte por su negocio de la droga y trabajó a partir de allí socialmente para reparar en parte los daños.
    3. Durante la Revolución Sandinista varios Grupos de Tareas de la dictadura genocida Argentina (1976 a 1983), organizados por el coronel José “Balita” Rivero, fueron contratados en 1979 por el gobierno de EEUU a cargo del presidente Ronald Reagan y del vice George Bush. Este dúo decidió que los asesinos seriales fueran parte de los “Contra” revolucionarios y les pagó con drogas para que hicieran la misma tarea de secuestros, torturas y desaparición de personas. El gobierno y el Pentágono organizaron finanzas “por izquierda” para abastecer a paramilitares sin control del Congreso. Reagan llamó a esta basura carcelaria: “luchadores por la libertad, amantes de la libertad y la democracia, desde Afganistán a Nicaragua”. El operador de esta podredumbre fue el director de Asuntos Político-Militares del Consejo de Seguridad Nacional, el tenientecoronel del Cuerpo de Marines Oliver North quien desde la tapa de la revista Times señaló: “Estuve autorizado a hacer lo que hice”.
   En el célebre libro El rey de la cocaína, mi vida con Roberto Suárez Gómez (Peguin Random House Grupo Editorial Argentina 1/11/2012), la viuda Aida Levy señala que entre 1982/83 hubo contactos de la CIA con la familia para comercializar estupefacientes y desviar esas ganancias hacia los “Contras”. En el capítulo12 titulado Los coqueteos entre la Agencia Central de Inteligencia Americana y el Rey de la Cocaína, relata: El primer contacto directo que tuvo Roberto con la CIA fue la visita encubierta que Oliver North le hizo a Roby en la prisión del condado de Miami, en la última semana de octubre de 1982”, y “en octubre de 1983, North almorzó en el Hotel Astoria de Santa Cruz de la Sierra con Roby Suárez (ya liberado), dos coroneles del ejército boliviano y dos agentes estadounidenses de la DEA”.
“Por intermedio del tenientecoronel, la CIA les ofrecía la cobertura oficial para comercializar en el mercado americano 500 toneladas de cocaína, que ellos transportarían e introducirían dentro de su territorio en sus propios aviones. Las ganancias que obtuvieran los gringos de esa operación sería destinada de manera íntegra para financiar su guerra particular Irán-Contra”. (www.elcohetealaluna.com 17/5/18.
Para todos los que añoran la vuelta a “los años de plomo” porque señalan que con los dictadores militares “vivíamos mejor y gozábamos de una seguridad pública casi perfecta”, queremos destacar que fueron ellos quienes ingresaron a la Argentina en el camino del tráfico y la elaboración de drogas, del que no se vuelve si no es a partir de un cambio radical donde el control de la seguridad y de la cosa pública esté en manos de los trabajadores organizados.
Para aquellos que consideran que los responsables de liquidación social por medio de la droga no son las instituciones sino algunos hombres malvados, queremos señalar que quienes entrenan en el exterior a la oficialidad de los cuerpos de seguridad y represión son los herederos de aquel Alto Mando Yanqui, que hace casi 60 años decidió intoxicar a su propia juventud para evitar el levantamiento popular.
Argentina tiene fuerzas armadas de seguridad que no responden al interés popular sino que son organizadas por el imperialismo a su imagen y semejanza para que apliquen métodos de control social y de represión contra el pueblo para que pague los platos rotos.
La crisis que impide el desarrollo vital de las familias obreras destaca la incapacidad de la patronal nacional para impulsar el desarrollo del país y su postración ante el capital financiero.
Los trabajadores tenemos que poner en pie una dirección política independiente de la ciénaga conocida.

   (*) Del Partido Obrero