martes, 2 de abril de 2019

No hay que hacerle el juego a los fulleros de la política

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com 
Tiran palabras. Lo hacen para distraer la atención de la gente con el propósito de que a la sociedad le pasen por alto los temas centrales que afectan la vida de los argentinos. Algunos, especialmente la vocinglería periodística entregada al macrismo, aprovechan para confundir. Otros, por inocencia o estupidez, tragan el anzuelo, pierden tiempo en discusiones bizantinas y se arrojan, inútilmente, sobre esas palabras malintencionadas como moscas a la miel. “Estoy caliente” dijo el ocupante de la Casa de Gobierno. “Hago contrainteligencia” vociferó, entre tanto disparate que vomita a cada momento, la diputada Elisa Carrió. “Nadie qué nace pobre llega a la universidad”, aseguró tiempo atrás la gobernadora Vidal. “Le hicieron creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior", aseveró alguna vez el economista González Fraga en una entrevista radial. Unos y otras, charlatanes que actúan con total impunidad, creen que la detentación del poder es para siempre y subestiman la capacidad de contraofensiva  del pueblo que, alguna vez, hará tronar el escarmiento. Muchas veces, a lo largo de la historia, acontecieron pronunciamientos populares que acabaron con los opresores que se creyeron eternos.  No hay   mal que dure cien años decían nuestros viejos, y el mal que nos aqueja  terminará el día en que la Argentina, para poder ser un país sin sufrimientos, se ponga de pie definitivamente mediante las acciones que decidan las mayorías hambreadas y explotadas. Para que ello ocurra no somos pocos los que estamos dispuestos a dar hasta el último aliento.    
Proferir palabras provocadoras por voces que representan un mismo guión malévolo es uno de los métodos utilizados para entretener, desconcertar y aturdir. Hoy hay  bocas que, al abrirse, son como pozos llenos de excremento que expulsan su contenido tan lejos como
pueden. Palabras sueltas, frases, oraciones alimentadas por el odio, la burla y la mentira se difunden repetidamente hasta el agotamiento de quienes las leemos y escuchamos. Desgraciadamente, quienes tienen la responsabilidad de construir alternativas  al gobierno que está haciendo pedazos a nuestro país, pierden un tiempo precioso en dimes y diretes, asustados o enojados por la verborrea oficialista, cuando las urgencias son otras. Dar el debate en el territorio de los medios de comunicación, desde los más influyentes hasta las más modestas ediciones de barrio, es tarea de quienes realizamos periodismo sin ataduras por un país justo, libre y soberano. Los actores políticos tienen la obligación de dedicar todos sus esfuerzos en desalojar al macrismo del gobierno, y no quemar horas en responder bufonadas y provocaciones disparadas  para “empiojar” la acción política que debe ser seria inteligente.
Sabemos que se dicen mayúsculas barbaridades, con un caradurismo fuera de todo límite que no merecen ni un solo minuto de atención por parte de los dirigentes que tienen la obligación de concentrar su esfuerzo para ganar las elecciones de octubre. “Se vive el mayor optimismo de los últimos 15 años”, desembuchó el actual jefe de Gabinete Marcos Peña. Nadie cree semejante falsedad.  “Nunca se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el gobierno” espetó burlonamente el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, haciendo gala de una desfachatez incomparable. No sea cosa que la vaca se vuelva toro y este ministro de la entrega reciba la cornada final después que su disparate se haya convertido en  profecía anticipada de un lengua larga.  
Nuestro pueblo es lo suficientemente inteligente para advertir de qué manera se le miente. Además, siente –sentimos- en carne propia el rigor de la miseria que el macrismo ha hecho caer sobre la mayoría de la población. Que haya porcentajes elevadísimos de pobres muy pobres y de indigentes que carecen de los medios indispensables para subsistir, son hechos palpables que hablan por sí solos, dejando al descubierto toda la brutal desnudez del horror neoliberal.
Esta etapa oscura que nos toca vivir y sufrir nos da, también, la posibilidad de asumir un rol patriótico y liberador. Dentro de lo que denominamos el campo popular no hay lugar para los vacilantes ni para los indiferentes. Todos y todas quienes estemos decididos a terminar con este gobierno que instaló el hambre, la miseria y el deshonor, debemos asumir el compromiso militante y creador por rescatar a la Patria del pantano en que la arrojó el macrismo.
Cada quien desde su lugar y dentro de sus posibilidades debe aportar lo que sepa y lo que pueda. Quienes  compartimos sueños y realidades con compañeras y compañeros honestos y altamente capacitados, nos permitimos ofrecer, desinteresadamente, voluntades y conocimientos para ayudar a resolver los problemas de Lanús y de Argentina desde el Peronismo. Sabemos cómo hacerlo. Y nuestro Movimiento cuenta con las personas  y el respaldo doctrinario como para poder colocar nuevamente a nuestro país en el camino hacia su destino de grandeza. Quedamos a disposición.
   (*) De Iniciativa Socialista