martes, 14 de mayo de 2019

Un milagro para Lorenzo

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com


Durante su breve presidencia, Héctor Cámpora no tuvo tiempo de ocuparse de la Asociación del Fútbol Argentino, que seguía en manos de los interventores designados por el gobierno militar saliente de Alejandro Lanusse. Fue José López Rega, tras el golpe de palacio, el que le dio el poder a Paulino Niembro, presidente de Nueva Chicago y secretario general de UOM de Capital Federal, quien designó como interventor a un hombre suyo, Baldomero Gigan, y luego colocó en la presidencia a David Bracutto, titular de Huracán y también hombre de la UOM. El presidente del club Lanús, Lorenzo D’angelo, formaba parte de ese grupo selecto que conducía la AFA. Secretario general de la UOCRA, diputado nacional por el FREJULI, D’angelo obtuvo los 107.000 metros cuadrados que el club ocupa en el pulmón verde del centro de Lanús Este, predio logrado a los gritos en la casa de gobierno una mañana de mayo del 75 poco antes de ser depuesta Isabel Perón, a quien le arrancó la firma del decreto, epopeya que sus perseguidores no le perdonaron.
   Todos estos dirigentes respondían a Lorenzo Miguel, y además integraban la comisión organizadora del Mundial 78 creada en 1974 en el Ministerio de Bienestar Social, a cargo del astrólogo asesino que dominaba al general Perón y su esposa, la vicepresidenta de la Nación. Todos ellos, menos D’angelo, pronto acompañarían a Miguel en su detención tras el golpe de estado, con la protección de Eduardo Massera. En
representación de la Armada, integraba esa comisión el almirante Carlos Lacoste, quien pronto comprendió la enorme fortuna que tenía a su alcance y decidió actuar sin contemplaciones. 
  “Consumado el golpe de 1976, el marino se convirtió en un sujeto omnipresente dentro del fútbol argentino. Y, sobre todo, después de que lo asesinaron al general Omar Actis, designado para encabezar el EAM ’78. Este militar, quien había sido jugador de la tercera de River en la década del ’40, resultó cosido a balazos el 19 de agosto del ’76, el mismo día en que se aprestaba a dar su primera conferencia de prensa como el hombre clave del Mundial. El episodio ocurrido en Wilde se le atribuyó a la guerrilla, pero las inútiles pruebas que se recogieron allí llevaban otra marca, más relacionadas con el ancla de los uniformes que lucían las patotas armadas por Massera. Lacoste no perdió el tiempo. Ni siquiera concurrió al velatorio de Actis, a quien secundaba en el EAM ’78. Desde ese momento comenzó a manejar a su antojo la organización del Mundial” dice en su ya famosa nota “La cara siniestra del fútbol” https://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/8-37302-2004-06-27.html  Gustavo Veiga acerca del almirante que gastó 700 millones de dólares para hacer un Mundial que estaba presupuestado en 60.
   La AFA, como casi todas las dependencias oficiales que entonces se disputaban los bandos enfrentados del peronismo, era un nido de matones y guardaespaldas armados hasta los dientes. Cuatro días después del golpe, Lacoste fue con los suyos y la tomó a punta de pistola. Lorenzo D’angelo fue detenido e investigado de arriba abajo, y encontraron que estaba sumido en la pobreza. A diferencia de sus pares, que se habían enriquecido, Lorenzo no tenía plata, ni propiedades. Todo lo que había conseguido durante su mandato había sido para el club Lanús, y todo estaba en regla y perfectamente documentado. Pronto lo dejaron en libertad con la expresa prohibición de ocupar cargos públicos. Francisco Leiras asumió la presidencia del club, y la historia es conocida los socios lo destituyeron el 12 de mayo de 1978 en una asamblea cinematográfica y lo sucedió el revisor de cuentas, Yolivan Biglieri.
    El campeonato de primera B de ese año tuvo 40 días de receso por el Mundial jugado en la Argentina. Contó con 18 participantes, y Ferro ascendió a la “A” con mucha comodidad. Al llegar la última fecha diez de los competidores podían perder la categoría, entre ellos El Porvenir y Lanús, que debían enfrentarse en cancha del primero. Advertidos los dirigentes de ambas entidades que con el empate se salvaban los dos, se produjo una reunión secreta para acordar la igualdad, un pacto de caballeros sin dinero de por medio. Cuentan testigos presenciales, y así lo consigna Néstor Daniel Bova en la página 250 del libro “96 años…”, que durante la reunión, un dirigente de Lanús tuvo una apreciación que molestó mucho a los del Porve: “Que el partido salga 1 a 1, pero el primer gol lo hacemos nosotros, porque somos el club más importante”.
   El día señalado para la última fecha fue el sábado 28 de octubre, que amaneció con lluvia. Debido al mal estado de varios de los campos de juego, algunos partidos pudieron disputarse y otros no. Esa tarde se jugó en las canchas de Tigre, Arsenal, Almagro, Sarmiento de Junín y Defensores de Belgrano, y fueron suspendidos los cuatro encuentros restantes. Pero las lluvias persistieron, y recién el 18 de noviembre pudieron llevarse a cabo tres de esos cotejos. Ese día Los Andes superó al descendido San Telmo en el Gallardón, y dos de los más comprometidos, Flandria y Villa Dálmine, empataron contra Almirante Brown y Deportivo Italiano respectivamente, ambos en condición de visitantes. El campo de juego de El Porvenir seguía inundado, por lo que el partido se postergó tres días más, hasta el 21 de noviembre de 1978. Y entonces sucedió lo impensable: resentido por aquel comentario ofensivo acerca de la grandeza de unos y otros, El Porve, cuyo presidente era el oficial de Marina Manuel Jaime Arós, dio el aviso fatal: “Con los empates de Dálmine y Flandria, nosotros ya estamos salvados, así que el acuerdo no corre. Vamos a salir a ganar”. Lanús, que seguía necesitando el empate, trató por todos los medios de que respeten lo pactado, pero no hubo caso. A los 40’ del complemento, El Porvenir, con diez hombres, se puso en ventaja con gol de Enrique Massei y lo mandó a su vecino a definir contra Villa Dálmine en el Viejo Gasómetro, partido que se jugó cuatro días después y que culminó con victoria de los de Campana por 2 a 0, con dos goles de Miguel Benítez anotados a los 24’ y a los 76’, y con Lanús descendiendo a la divisional C por única vez en su existencia. Y aunque parezca mentira tanta malaria, el drama recién comenzaba.