jueves, 2 de abril de 2020

Malvinas después de la pandemia

por Leonel Irazar*

  Este año tenemos un 2 de Abril diferente. No sólo porque se cumplen 38 años de la guerra y 187 de la dominación inglesa en Malvinas, y que cada aniversario sea diferente,  sino que este es distinto porque no habrá manifestaciones en las calles ni vigilia.  Porque no
sonarán las trompetas de desfiles militares ni en Buenos Aires ni en Ushuaia, ni los que hacen los ingleses en el Puerto Argentino que ellos llaman Stanley.
El coronavirus se ha presentado como un enemigo tanto para argentinos como para ingleses, e incluso para los kelpers. Una epidemia comparable solo con la de la Peste Negra de hace casi mil años, que terminó con la Edad Media y el sistema feudal de servidumbre, desembocando en lo que conocemos como el Renacimiento.
Aquella enfermedad, proveniente originariamente de las pulgas de las ratas, se inició también en China y llegó a Europa por Italia, a través de sus puertos en el Mediterráneo. Su contagio fue también similar, por medio de pequeñas partículas que salían de la boca de uno, y generalmente por medio de las manos, llegaban a la de otro. Las principales diferencias consisten en que aquella provocaba erupciones negras en el cuerpo, que era mortal para todas las edades, y que las autoridades políticas y religiosas no comprendieron como se transmitía hasta casi un siglo después.
La interpretación dominante de la época consistió en considerarlo un castigo divino por los
pecados de la sociedad. Por lo que las principales acciones para combatirla fueron multitudinarias congregaciones religiosas para solicitar el perdón de Dios. Lo cual acelero masivamente el contagio, además de justificar las muertes como legítimas y aumentar el disciplinamiento de las autoridades feudales y religiosas. Se llevó consigo casi 100 millones de personas, en varias oleadas durante medio siglo, incluyendo al sistema de dominación
social: la iglesia no podía explicar lo que sucedía y los señores feudales no podían proteger a sus vasallos.
Probablemente, y para bien de todos, la epidemia actual está más controlada y mejor
entendida, y el saldo de vidas sea menor. No podemos saber hoy ni cómo ni cuanto, pero
probablemente el sistema de dominación sufra profundas transformaciones.
Como sea quede el mundo en adelante, las Malvinas tendrán un rol importante. Por un lado
son una de las bases militares por las cuales la Organización del Tratado del Atlántico
Norte(OTAN) controla, en el Atlántico Sur, el principal circuito marítimo de petróleo y oro en el mundo proveniente de los países árabes y Sudáfrica. Por otro son una puerta a la Antártida, un continente casi despoblado y de un tamaño un poco menor a Sudamérica. Y por último, controlan la salida del único canal alternativo al de Panamá para cruzar de un lado al otro del continente americano, el de Beagle junto al Estrecho de Magallanes.“Los últimos dos motivos también valen para la Argentina, que todo parece indicar, sufrirá de manera más leve los efectos al igual que todo el hemisferio sur. Las capacidades propias de las Malvinas, con instalaciones militares de las más importantes del mundo, y recursos económicos abundantes provenientes de la explotación petrolera y la pesca ballenera, demandan a Inglaterra sostener su condición de potencia para perpetuar su dominación.
La posible consecuencia de esta pandemia, de que potencias como Inglaterra dejen de serlo, presentan como posible escenario futuro, la incapacidad inglesa de continuar dominando territorios en el mundo como las Islas Malvinas. Esto podría terminar con la comodidad de los kelpers bajo el colonialismo inglés, y conllevar a una verdadera autodeterminación del pueblo y emancipación de los descendientes de la colonia inglesa. Valga mencionar que la sumisión a ser una colonia no puede llamarse autodeterminación, sino ausencia de la misma.
Estoy planteando un escenario futurible, es decir, un futuro posible. Incomprobable, pero
posible, y dada la relevancia del tema, creo que vale la pena considerarlo, tomándolo simplemente como una posibilidad. Donde la propia incapacidad inglesa fuerce a esta población colonial a salir de la auto sumisión y tomar las riendas de su destino. Claro está que unas buenas relaciones con la región patagónica colaborarían en su desarrollo y en romper el aislamiento. La buena predisposición de una Argentina que logre salir mejor parada de este caos, podría ofrecer muchos beneficios a las necesidades de los isleños, y convencerlos incluso, de integrar un mismo estado o comunidad política.
De hecho, la integración, recuperación, o ejercicio de la soberanía, debería considerarse en si misma proveyendo beneficios a la vida de los isleños. Los kelpers son una vieja colonia inglesa, como Buenos Aires es una vieja colonia española. La diferencia consiste en que la primera todavía no se independizo y mantiene su colonialidad, además de estar aislada del resto de la región en la que está inmersa. Considero que la principal tarea para promoverlo es desarrollando una integración cultural.
El posible escenario de incapacidad de los ingleses para sostener la dominación de colonias en el mundo como la malvinense, presenta un cambio de perspectivas ofreciendo la posibilidad de recuperación o integración de la misma de una manera impensada. Este escenario demanda también un cambio en la perspectiva estratégica, donde la buena predisposición y el acercamiento hacia los descendientes ingleses que la habitan, así como la solidez y seriedad del estado argentino, cobran relevancia. La empatía con los problemas propios de la sociedad kelper y con la crítica a las injusticias que la dominación inglesa produce, junto a la propagación de la cultura argentina en las islas, considero que serían mucho más efectivas y humanas que el uso de cualquier arma o acción diplomática.
La conclusión final de esta reflexión, que observa que las consecuencias de esta pandemia
podrían posiblemente producir la incapacidad inglesa para sostener dominios coloniales como las Malvinas, es argentinizarlas, produciendo una reciproca empatía. Cuando acostumbren a tomar mate, escuchen los redondos o sumo, y la ciudad se paralice porque se juega el superclásico, estarán más cerca de ser argentinos. Cuando los mejores futbolistas y los mejores músicos vengan “a probar suerte a Buenos Aires y no a Londres, cuando elijan nuestras universidades para estudiar.
Cuando compartamos los reclamos ante las injusticias que produce el dominio inglés. Cuando les caiga la ficha de la dominación inglesa y quieran emanciparse, debemos tener listo un buen asado para recibirlos.

   (*) Lanusense, estudiante de la Unla, participa de investigaciones en el Centro de Estudios de Integración Latinoamericana de la misma universidad.