miércoles, 10 de junio de 2020

Crónica de los junios peronistas: Dichas y tragedias

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com 

Junio es un mes muy caro a los sentimientos del Peronismo. Fue un 4 de junio de 1943 cuando un sector nacional del Ejército derrocó al presidente conservador fraudulento Ramón S. Castillo quien, a su vez, estaba preparando un fraude mayúsculo para entronizar en la presidencia de la Nación a otro conservador terrateniente y explotador, terrible señor feudal de la provincia de Salta: Robustiano Patrón Costas. Dicho golpe militar fue planeado por el Grupo de Oficiales Unidos (G.O.U) cuya organización y desarrollo estuvo a cargo de los coroneles Miguel Montes, Urbano de la Vega, Carlos Montes, Agustín de la Vega, Emilio Ramírez, Aristóbulo Mittelbach, Arturo Saavedra, Domingo Mercante, de los tenientes coroneles Enrique P. González, Tomás Ducó, Severo Eizaguirre, Eduardo Avalos, Bernardo Guillanteguy, Oscar Uriondo, Julio Lagos y de algunos otros oficiales de mayor y menor rango quienes luego decidieron ser liderados por el coronel Juan Domingo Perón, que ya en aquellos días era reconocido por sus camaradas como un jefe de gran capacidad y coraje personal que, además, tenía todos los atributos carismáticos de un líder. 
Luego de la destitución de Castillo asumió la presidencia de la Nación, por poco tiempo, el general Pedro Pablo RamÍrez, quien renunció al cumplir ocho meses de mandato permitiendo que se haga cargo del gobierno el general Edelmiro Julián Farrel, oriundo de la ciudad de Lanús. El coronel Juan Domingo Perón fue designado Vicepresidente de la Nación, reteniendo los cargos de Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión. 
A partir de allí, el 4 de junio fue y sigue siendo una fecha emblemática, pues es considerada como la jornada final de lo que se llamó “la Década Infame” y punto de partida desde el cual comenzó el camino hacia la realización del peronismo. Ese día es recordado muy especialmente por el peronismo de Lanús porque, al lograr su autonomía del partido de Avellaneda el 29 de septiembre de 1944, nuestro distrito nació con el nombre de Partido 4
de Junio.
En el año 1955, día 16 de un desgraciado junio, aviones de la marina de guerra, con el fin de asesinar a Perón, ya presidente en esa época, bombardearon la Plaza de Mayo causando casi 400 víctimas, entre ellos muchos niños que viajaban en un colectivo escolar. Ese episodio fue un asesinato en masa perpetrado por un sector de las fuerzas armadas que, en una acción incalificable bombardeó a su propio pueblo. Este episodio brutal quedó en la historia como un grito desgarrador, inolvidable e imperdonable. Entre la tripulación de uno de esos aviones que mutilaron y asesinaron a cientos de argentinos inocentes, se hallaba quien fue ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del Dr. Arturo Humberto Illia, el radical Miguel Angel Zabala Ortiz, hiper gorila traidor a la Patria que, entre otras cosas, como canciller del gobierno radical en funciones entre 1963 y 1968, impidió el regreso a nuestra Patria del General Juan D. Perón el 2 de diciembre de 1964.
El peronismo siempre recuerda el fatídico día del bombardeo a plaza de Mayo y sus alrededores, condena a los asesinos y rinde homenaje a sus mártires. Los peronistas con memoria, inclaudicables en la lucha por la Justicia Social, la Soberanía Política y la Independencia Económica, no olvidamos no perdonamos ni perdonaremos jamás semejante acto de barbarie. Tampoco olvidaremos ni perdonaremos a personajes de la calaña de Zabala Ortiz. 
En otro junio negro, los días 9, 10 y posteriores de ese mes, en 1956, la dictadura del general Pedro Eugenio Aramburu y del almirante Isaac Francisco Rojas, produjo el asesinato de decenas de peronistas que se habían sublevado contra aquella brutal tiranía que, en apenas un año, había encarcelado, torturado y aniquilado a miles de compañeros y compañeras peronistas. Fue fusilado el general Juan José Valle, nuestro héroe y pilar de la Resistencia, se masacró a muchos dirigentes y militantes en los basurales de León Suárez, en La Plata, en Lanús y en diferentes puntos de nuestro país. En la Unidad Regional de Policía de Lanús, cayeron por la metralla asesina nuestros queridos y nunca olvidados compañeros: Tte. Coronel Albino Yrigoyen, Capitán Jorge Costales, Dante Lugo, Osvaldo Albedro y los hermanos Clemente Braulio Ros y Norberto Ros, que murieron abrazados bajo las balas de sus verdugos. El compañero Emir Jofre fue otro de los caídos en esa matanza. Sepamos recordar y condenar en cada Junio a quienes regaron el país con sangre. Pero, fundamentalmente, recordemos y homenajeemos siempre a los héroes y mártires que dieron su vida por un líder y una causa patriótica. La causa Peronista.
Pero también, hubo algún junio feliz. Fue el 4 de junio de 1946 cuando el general Perón asumió por primera vez la presidencia de la Nación luego de haber derrotado, el 24 de febrero de 1946, en elecciones ejemplares, a la Unión “Democrática” cuyos candidatos principales fueron los radicales José Tamborini y Enrique Mosca. Cosas del antiperonismo acérrimo: El mentor y principal socio de aquella Unión “Democrática” fue el embajador norteamericano Spruille Braden!!
Hubieron de transcurrir 18 años desde el inicio de su exilio hasta el regreso definitivo de Perón a la Patria. Ocurrió el 20 de junio de 1973. Un día que debió ser una gran fiesta nacional (concurrieron a recibir al General bastante más de un millón de personas) terminó siendo una jornada trágica. Jornada que quedó registrada en la historia como “La masacre de Ezeiza”. Muchos de quienes estuvimos presentes en esa ocasión – un grupo importante, entre otros grupos peronistas lanusenses, que militábamos en la Unidad Básica “René Sproviero” de Lanús Oeste, liderados por el inolvidable compañero Roberto Miguelez- asistimos agrupados en una de las columnas de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) acompañádonos con trabajadores de la empresa COMESI.
Llegamos hasta un punto de la ruta que va a Cañuelas, paralela a las vías del Ferrocarril Roca por el lado Este, ya había en el lugar una multitud y todos juntos caminamos hasta llegar al paso a nivel por donde se cruza y se toma la ruta que va hacia la zona del Aeropuerto de Ezeiza. Allí nos encontramos con una inmensa columna de militantes que venía desde La Plata y localidades intermedias. Desde ese lugar emprendimos la marcha en dirección a donde estaba ubicado el palco desde el cual debería haber hablado el General Perón a su llegada. Caminamos un buen rato. Tal vez un par de horas. O más o menos. Creo recordar que arribamos alrededor de las 13 horas. El ruido de bombos, redoblantes, de alguna música propalada por altoparlantes y los cantos de la multitud era ensordecedor. Este cronista no recuerda una concentración de gente tan enorme. Los locutores - después nos enteramos que se trataba de los compañeros Leonardo Favio y el “Negro” Edgardo Suárez – alternaban sus dichos con llamados a la tranquilidad y solicitaban que se bajen las pancartas y banderas para que la prensa pueda registrar el volumen de la concentración y que la misma sea conocida en todo el mundo. Los que ya teníamos experiencia en las movilizaciones populares y poseíamos alguna información percibimos que algo podía ocurrir. Pero no mucho más. De pronto sobrevino el desastre. Corridas, sirenas, los disparos (inaudibles donde se hallaba nuestro grupo, por el barullo de los elementos de percusión) la retirada y el regreso a Lanús volviendo cada quien como pudo. Hay decenas de detalles para relatar. Pero con lo dicho es suficiente pues, sobre ese día fatal se ha escrito mucho. Algunas cosas publicadas se aproximan a la realidad. Otras tienen mucho de fábula. Quien escribe estas líneas tenía entonces 35 años y casi 18 de militancia. Al finalizar aquel día, y a primera hora del siguiente en casa de Miguelez, comentamos los sucesos conscientes de que en el peronismo había ocurrido una catástrofe. Con el primer disparo que partió, vaya a saber uno con certeza desde que lugar, se inició, para el Movimiento Nacional Justicialista, un proceso de deterioro frente a la sociedad que culminaría con la derrota electoral sufrida en 1983.
Luego de los 50 días de gobierno del Dr. Héctor J. Cámpora y de los tres meses que Raúl Lastiri estuvo a cargo del Poder Ejecutivo, el 12 de octubre de 1973 Juan Domingo Perón asumió por tercera vez la presidencia de la Nación. Había sido electo el 23 de septiembre de 1973 por el 62% de los votantes.
Así llegaría el 12 de junio de 1974 con un Perón inmenso y su cuota de dramatismo. En horas de la mañana, desde el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, nuestro General pronunció una de sus más esclarecedoras y sentidas exposiciones demostrando que estaba, en esos momentos, en la parte más elevada de su inteligencia y grandeza espiritual. Aquellas palabras, en nuestra opinión, constituyen uno de los grandes legados que Juan Domingo Perón dejó a los argentinos. Por la tarde, desde su balcón de la Casa de Gobierno, el gran General pronunció su último discurso dando a entender que ese mensaje significaba su despedida al pueblo por el que tanto hizo, al que tanto amó y por el cual fue y sigue siendo amado.
Poco menos de un mes después de aquel junio lleno de luces y sombras, el 1 de julio de 1974, el hombre más grande del siglo XX y lo que va del XXI, partió a la Eternidad. Aún lloramos su partida. Aún, algunos, continuamos su lucha.

   (*) De Iniciativa Socialista