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viernes, 27 de julio de 2012

Basura: pros y contras de los ecopuntos


Por Marta Santos

La posible instalación de un nodo de transferencia de residuos en la avenida Rodríguez y Deheza, previa expropiación del predio por parte del gobierno provincial, vuelve a poner sobre la mesa el tema de la basura.
Los residuos son un problema para todos y hay que buscar formas de solucionarlo pues los lugares dispuestos para su enterramiento están colapsados: el único camino posible es reducir. La estrategia está elaborada desde el Gestión de Residuos Sólidos Urbanos(Girsu), desde  donde el año pasado se convocaron entidades que participan en los temas ambientales con las máximas autoridades de la Secretaría de
Medio Ambiente de Nación. Hay que separar en origen, transportar a los ecopuntos, darle tratamiento a los residuos, reciclarlos y reutilizarlos. De ese modo la basura inorgánica se transforma en elementos nuevos que se utilizan para consumo, vuelven en artículos que hacen a nuestro bienestar y comodidad y no se amontonan en predios que quedan contaminados. Por otra parte se achican costos de recolección y transporte, que impactan fuertemente en  el presupuesto de los municipios. La recolección de basura orgánica continúa con la disposición actual, en menos de la mitad de su volumen, hasta que se arbitren técnicas de conversión para su disposición final. 
El proceso comienza en cada familia que, instruida primero y obligada después, debe separar la basura “seca” de la “húmeda” en su casa, antes de sacarla a la calle. Continúa con la recolección diferenciada, en la que la empresa de servicios se lleva la húmeda -hasta ahora al CEAMSE- y el servicio municipal transporta la seca a la planta de tratamiento, o ecopunto, para lograr la transformación mencionada y su posterior comercialización o  uso en el municipio. Los recicladores urbanos trabajan en la planta, en blanco y con todos sus beneficios. El dinero obtenido de la venta de los artículos fabricados (o del ahorro que significa no tener que comprarlos afuera para uso del municipio) se reinvierte en maquinaria e instalaciones. Círculo cerrado: menos basura, menos costos de recolección,  trabajo para los marginados, ciudades limpias, menos contaminación y enfermedades, mejor calidad de vida para los vecinos.
 Allí aparecen los famosos nodos de transferencia de residuos, a los que muchas mentes sensatas se oponen, como la “solución alternativa” a la acumulación de basura en las calles. Proponen el transporte de la basura inorgánica que está en las calles a este nodo, su compactación, depósito y su traslado como fardos, a su destino final. No hay separación de lo utilizable, todo se hace con máquinas por lo cual no se necesita demasiado personal o sea que no hay inclusión de los recicladores urbanos en el trabajo. El transporte es doble, con camiones que llevan al nodo los residuos y camiones que luego transportan los fardos. No hay separación en origen porque en la calle se amontona todo y los camiones cargan lo que está allí. La basura se sigue tirando en cualquier parte porque “total, los camiones lo levantan”, la ciudad sigue sucia y el vecino sigue con sus malos hábitos  contaminantes.
Ambos proyectos cuestan mucho dinero: hacen falta los predios, los galpones, los transportes, la maquinaria. Sólo que el ecopunto transforma y el nodo acumula. ¿Hay plantas de transferencia modelo?  Las hay pero en el mundo se van reconvirtiendo en las de tratamiento porque son las que justifican la inversión y hacen “desaparecer” la basura sin riesgos posteriores para el planeta y sus habitantes.
Los funcionarios que defienden la instalación del nodo de transferencia parecen no conocer la diferencia entre uno y otro sistema. Se contradicen, no tienen respuestas, cambian el eje de los debates para distraer y meten las internas y las externas políticas en la discusión, como si al vecino le importara el signo político de quien le ofrezca la mejor solución. No saben/no contestan. 
Hay que avanzar con el método que propone el Girsu porque es lo más conveniente. Hay financiamiento internacional de diferentes organismos para aplicar a resolver el problema. Se presenta el proyecto, se pide el financiamento y se cumplen algunos requisitos: el dinero llega. Pero es más fácil con ese dinero implementar un nodo que trabajar seriamente en el ecopunto.  No hay que estar en contra de los intereses del gremio de camioneros ni enfrentar a las empresas contratadas. No hay que organizar a los recicladores urbanos para incorporarlos al trabajo en blanco. No hay que educar para que la gente separe ni controlar que lo haga. No hay que implementar la recolección diferenciada. No hay que pensar ni trabajar tanto. No hay que escuchar ni convenir con vecinos. 
No hay que tocar intereses.