Páginas

lunes, 13 de agosto de 2012

Malos augurios: La Cámpora se prepara para aterrizar en el club Lanús


Por Marcelo Calvente

marcelocalvente@hotmail.com

Por primera vez en muchos años, el club Lanús se apresta a dirimir diferencias políticas entre las dos fracciones mayoritarias del oficialismo en las urnas, lo que dejará al perdedor afuera de la toma de decisiones, y como solo podrá opinar sobre los hechos consumados, cualquier diferencia deberá plantearse de manera pública y contundente. Ese proceder, en democracia se denomina oposición, y es el principio del fin de la armonía, la verdadera plataforma sobre la cual se levantó el templo del mayor milagro del  fútbol argentino, el del club que volvió de la muerte y hoy es el más ordenado y solvente, porque hace más de 20 años abandonó el subibaja para
treparse a la torre del buen andar institucional y deportivo, y cosechar una Copa Conmebol, un Torneo Apertura, tres subcampeonatos y varias participaciones continentales. ¿Cuál es la necesidad de desarticular una comunión en la que las pocas diferencias podían convivir al amparo de las muchas coincidencias, las que normalmente despiertan la honestidad, el respeto, la inteligencia y la voluntad cuando se conjugan en una iniciativa colectiva acertada? ¿Por qué desatender las muchas señales que indican que únicamente es posible con unidad política? ¿Por qué abandonar la vía que nos llevó a la cúspide, treinta y tres años después de haber jugado con Piraña?
Alternativa Granate, la lista que lidera Nicolás Russo, creció de manera genuina, con una política de apertura a todos los socios que se quisieran sumar a la tarea de entregar tiempo y esfuerzo al club de sus amores, hombres y mujeres como los que pertenecen a las demás listas, cuya capacidad está menos garantizada que su sentimiento. Con diferencias, conviven en el trajín cotidiano en algún ámbito del club compartiendo decisiones con granates alineados con otras agrupaciones, con la mayoría de los cuales se tejen lazos de compañerismo y en muchos casos de genuina amistad. No sólo Nicola, también Beto Monje, Rubén Ferreti, Daniel Vidal, Pablo Meilinger, Cecilia Minissale; Fabián Soubeste, Beto Lizarraga, Germán Pérez, Miguel Cohen, Cacho Tibaldi, Carlos Vítola, Carlos Farías, Soledad Bernaechea, Mariano Arcorace, Dante Ferreyra, otros granates que ya no están como Roberto Barbaría, Alfredo Rotondó, Oscar Grela, y muchos más que involuntariamente omito, han sido partícipes en distintos momentos y con diferentes aportes, de este proceso que una vez se iniciara con un grupo de guapos de verdad, que tuvieron que explicarle a sus esposas que con el hogar familiar iban a garantizar los créditos que demandaría la recuperación del club, conducidos por el recordado Carlos González y destacándose la figura de Néstor Díaz Pérez, un ejemplo de honestidad y entrega que pasará a la historia, trascendiendo las fronteras institucionales. 
Cuando se anunciaba la propuesta de conformar la dupla Alejandro Maron y Beto Monje de cara a la continuidad unitaria, en mi nota del lunes 2 de julio titulada LA REUNIFICACIÓN DE LA UNIDAD sostuve: “…hoy que los tiempos se acortan dramáticamente, me permito recomendar que él (Maron) y su agrupación comprendan que no puede ser candidato por la Unidad un dirigente que, más allá de sus grandes valores y cualidades que nadie puede discutir, durante los tres años de mandato de su sucesor, en la práctica, no formó parte de la misma. Para ser el presidente del club por la Lista Unidad, primero debería volver a ser parte de ella”, la sentencia nada tenía de profética, solo la elocuencia de las cartas jugadas hasta entonces.
Sin entrar en disquisiciones ideológicas que no vienen al caso y que correrían el eje, podemos coincidir en que “La Cámpora” es una agrupación política de número creciente, que irrumpe en la escena nacional de manera atípica, de arriba hacia abajo, con cuadros y militantes sin trayectoria en las filas de su partido pero que ocupan cargos en la función pública -en su mayoría generosamente remunerados- y que emplean la mayor parte de su tiempo en la tarea militante. La cuestión es que su magnífico crecimiento excede la capacidad de la fuente pública en la que abreva, y necesita incursionar en otros ámbitos de conducción a los que se accede a bordo del voto popular, como el poder legislativo, los municipios y las gobernaciones. Sus propios dirigentes, seguros de la cobertura de sus espaldas, lo anuncian sin tapujos. La herencia dejada por la vejez y el desamparo del último caudillo lanusense convirtió a la ciudad en un espacio difícil para cualquier gestión, y al intendente comunal en uno de los de elección más reñida. No es casual que sea uno de los dos distritos bonaerenses en los que el Pro invirtió dinero y esfuerzos, no es extraño que las huestes juveniles K vean en Lanús una oportunidad de desembarco, y en nuestra institución una plataforma de lanzamiento y un candidato potable.
Esto está sucediendo ante la vista de varios dirigentes de la Agrupación Unidad que han sido partícipes relevantes del milagro: El mencionado Néstor Díaz Pérez, Emilio Chebel, Héctor y Norberto Solito, Roberto Vidal, Daniel Fux, Rubén Chávez, Miguel Puerta, Manteca, Pirucho y varios otros granates de ley que también aprecio y respeto, que asisten a la caprichosa ruptura unilateral de la madre de todas nuestras alegrías en silencio. Apoyan una candidatura que no debía ser -cosa que ellos no podían ignorar- porque su esencia más que clara era el rencor prolíficamente anunciado a través de una red tendenciosa de formación de opinión, desplegada por un ejercito en las sombras que desde hace un tiempo viene disparando a repetición en los medios electrónicos la consigna “Andate Russo, volvé Maron”, que no deja dudas sobre sus intenciones. Se trata de una estrategia deformada y perversa, basada en la difamación anónima, surgida de los contenidos del sistema digital de Comunicación 2.0, método que casualmente “La Cámpora” emplea a diario en el terreno político, señales más que claras que no auguraban nada bueno y que todavía están a tiempo de abortar. De lo contrario, todos ellos deberán asumir ante la historia su responsabilidad por el silencio con que están acompañando este inesperado golpe al corazón del club, a menos de tres años del centenario de su fundación.