
En estos días cumple un año el paso del tornado del 2012, que dejó como saldo un ventanal roto. “Se remplazó el vidrio por un terciado atado con alambre atravesado por un palo de escoba para que no se caiga, y así pasó todo el invierno con lluvias, frío y viento, y así está hoy, haciendo que el lugar sea más deprimente aún. ¡Cómo puede ser que no se haga reparar! Esta es la prueba de la decadencia que está padeciendo el municipio”, señalan, y dicen los empleados que cuando pasan los contribuyentes y ven esa imagen (foto), con ironía preguntan: —¿Darío no tiene plata?-. Habría que responderles que vayan a ver el lujo que campea en el despacho del intendente nacional y popular.