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lunes, 13 de mayo de 2013

Lanús en su hora


por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

El empate en cero de Lanús ante Independiente por la 13º fecha del Torneo Final del fútbol argentino poco tuvo de feliz y menos aún tuvo de auspicioso. No fue feliz porque había que ganar para mantener la punta en exclusiva, y ni siquiera podemos contabilizar una sola llegada clara a posición de gol -lo más parecido a eso fue la pifia de Ismael Blanco en la puerta del área, en la primera parte- y nada más, solo la entrega de los jugadores para luchar en todos los sectores del campo ante un rival cuyo presente todo lo dice. Y nada auspicioso porque el panorama se presenta muy complicado de cara al futuro inmediato, en el que el Grana tiene que visitar consecutivamente a Tigre y San Martín de San Juan, dos equipos que están atravesando un aceptable presente futbolístico, dos localías además muy respetables, dos encuentros en los que Lanús debe sumar como mínimo cuatro unidades para seguir pensando en ser campeón, ya que además de luchar contra el actual líder, Newell’s, que está asumiendo la competencia de tres torneos simultáneamente, ahora se ha sumado River a la pelea, con todo lo que significa la presencia de uno de los dos más grandes en la recta final por el título para la prensa especializada.
A lo largo de la competencia Lanús se mantiene invicto, recibiendo solo 6 goles en contra en 13 presentaciones, en las que convirtió 18 tantos, un balance de 7 triunfos y 6 empates lo que da una suma de 27 puntos, uno menos que Newell’s, dos más que River. Desde los números, y teniendo en cuenta el invicto, sin duda alguna es una de las mejores campañas granates en torneos cortos, una gran campaña que la falta de victorias en el último tramo, no obstante lo realmente preocupante es la tendencia negativa en lo que respecta al juego. Hasta le fecha 6, Lanús había logrado 5 de las 7 victorias que obtuvo, solamente había resignado puntos ante Racing en Avellaneda con aquel empate en cero en el que el equipo de Guillermo Barros Schelloto fue claramente superior en el trámite. La tendencia empieza a revertirse a partir de la 7ª fecha, cuando Lanús comienza a decrecer en el desenvolvimiento futbolístico con
evidentes mermas individuales y su consiguiente influencia negativa en el andar colectivo, que ya no volvió a tener la solvencia de aquella primera parte, aunque siempre mantuvo el poder de fuego y nunca dejó de generar situaciones de gol. Ayer por la tarde en La Fortaleza, y por primera vez en lo que va de campeonato, Lanús no tuvo la capacidad de generar peligro que lo distinguió hasta hoy, aún cuando de aquel juego brillante del arranque poco y nada queda desde hace varias fechas, por primera vez resultó inofensivo pese a los desacoples colectivos y falencias individuales que distinguen a Independiente desde hace varios años, con pobres campañas que lo han dejado en la cornisa de la perdida de la categoría contra la que hoy se debaten. Sin potencia ofensiva, sin claridad en el juego, sostenido en la gran figura de Marchesín, en el corazón de Izquierdoz y el Pulpito González, pero opacados Velázquez y Regueiro, afuera Pizarro por expulsión a los 29 minutos de la etapa inicial y también impreciso Romero, que últimamente y como nunca viene afinado para el gol, esta vez ni cerca estuvo de convertir, Lanús se terminó conformando con el empate ante el Rojo. Para colmo de males, para visitar a Tigre, además de las molestias que arrastran Goltz, Vizcarrondo, el Pupito y Regueiro, no contará con Pizarro, quien será suspendido, ni con Velázquez que sumó su quinta amarilla. Pese al invicto, pese a lo difícil que resulta convertirle, el tramo final de seis compromisos que decidirán el destino del presente Torneo, con cuatro visitas (Tigre, San Martín, Estudiantes y San Lorenzo en la fecha final) y solo dos partidos en condición de local (Belgrano y River en la anteúltima) encuentra al equipo granate en la posición más incomoda como para lograr el objetivo máximo y en su punto más bajo de rendimiento.
El empate en la Fortaleza ante el Rojo fue un partido chato, mal jugado y sin emociones donde la lucha superó a la creación, un encuentro con resultado justo, pero en el que la expulsión tempranera  de Pizarro condicionó absolutamente el trámite. Sobre la jugada que la ocasionó hay diversas opiniones; que Pizarro fue con fuerza desmedida y peligrosidad para el físico adversario no se puede discutir -no es la primera vez que el talentoso volante granate expresa su fastidio contra la humanidad del rival- y que el reglamento habilita al árbitro a interpretar su accionar como merecedor de expulsión resulta también algo indiscutible, pero como justamente la medida necesita de la interpretación del juez cabe preguntarse porqué a tan poco de iniciado el juego penó con tanta severidad a un volante que llega a destiempo, cuando nadie le habría reclamado nada más que una amarilla, favoreciendo con su fallo a un equipo que está en la mira de todos, sobre el que se cuentan mil y un rumores y cuya recuperación casi milagrosa despierta tantas sospechas. La enérgica decisión de Delfino, un árbitro que no dirigía a Independiente desde hace más de un año por que se le reprochaba un arbitraje justamente ante Lanús, resulta llamativa, al menos da para pensar, como todo lo que rodea a la cuestión arbitral.
La lucha continúa, la punta no es patrimonio de nadie porque ninguno de los equipos tiene regularidad, y en ese aspecto, es Lanús sin duda alguna el más difícil de vencer, y esa es su principal virtud para sostener el sueño de campeón. Pero para poder alzarse con la victoria final deberá mejorar, recuperar el mejor nivel posible de varias de sus figuras, y también porque no, un poco de fortuna para volver a la Fortaleza con seis puntos más, luego de pasar  por Victoria y San Juan, seis puntos que devolverían la confianza plena en sus chances.