por Eduardo Moltedo
Algunos dicen que el domingo fue un triunfo de la democracia. También cuando gana River me pongo contento y sin embargo no cobro ni sueldo, prima, ni premios. En la política los que ganan son los que llegan a solucionar sus problemas personales gracias a los que tenemos cada dos años, que perder tiempo un domingo, haciendo colas, para que la mayoría de los incriptos gocen de suculentos ingresos, pagados por nosotros mismos, los contribuyentes. Terminado el cierre, nos mandan como a los chicos: a casa y a dormir por otro tiempo.
En mis 66 años, nunca ví, salvo honrosas excepciones, dirigentes democráticos o dictatoriales que realmente fueran servidores públicos. La mayoría fueron servidores de ellos y sus familias.
Entre los honrosamente destacados puedo mencionar a Hipólito Yrigoyen, Alfredo Palacios, Arturo Illia y no muchos más, porque el 99 % no sale pobre de la función pública en la política.
Por otro lado, la previa a los comicios estuvo acaparada por afiches, pegatinas y actos de la presidente, todos los días, que llegaron a cansar a una ciudadanía, que está cambiando, como ya siempre pasó y empezó el peor escenario para el Frente para la Victoria, el boca a boca a favor del Delta del Tigre. Hoy nadie votó a Menem, nadie estaba con Duhalde, y no va a faltar mucho tiempo para que se desconozca la legitimidad del voto popular de Cristina Fernandez.
Somos así, nadie nos cambia. Tampoco tuvo que ver la tragedia de Rosario, porque fue de los rosarinos. Se siguió con el Fútbol para Todos, como en 1978, se llenaba el Monumental en
el Mundial, a metros de la Esma.
Como dice Jorge Asis, ahora viene el salto en garrocha a Tigre y ahí se van a reciclar muchos que deberían saltar no a Tigre, sino a Tribunales y otros tendrán que ponerse bajo el brazo a Clarín Miente, para conseguir trabajo particular, no de la teta del Estado a la cual están tan acostumbrados están. Atentamente, la opinioón de un vecino.