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miércoles, 4 de julio de 2018

Depresión en la mediana edad

por Alejandro Chitrángulo

     Las personas de entre 40 y 45 años son las más propensas a sufrir depresión. Así lo sostiene un nuevo estudio mundial, en el que se analizaron datos sobre trastornos de ansiedad, de ánimo y enfermedades mentales, así como los niveles de bienestar y felicidad de dos millones de personas en 80 países, entre los que se encuentra la Argentina. La investigación, que fue realizada por dos economistas, demuestra que hombres y mujeres alcanzan su menor grado de felicidad en la mitad de sus vidas. Este trabajo ofrece pruebas internacionales de que el bienestar psicológico depende de la edad en una forma curvilínea, afirmó el doctor Andrew Oswald, profesor de economía de la Universidad de Warwick, en el Reino Unido.
   Para el coautor del estudio, la angustia mental tiende a alcanzar el máximo a mediana edad, y la estructura convexa de la curva [identificada] es bastante similar en distintas partes del mundo Junto con el doctor David Blanchflower, del Darmouth College de los Estados Unidos, Oswald escribe en la última edición de la revista Soci

al Science & Medicine que los seres humanos sienten mayor felicidad en el inicio y en el final de la vida. En la muestra de un millón de habitantes del Reino Unido, los investigadores descubrieron que tanto hombres como mujeres ingleses tienen la máxima probabilidad de sufrir depresión alrededor de los 44 años. Sin embargo, por ejemplo, en los Estados Unidos detectaron una diferencia significativa según el género: la infelicidad masculina alcanza su punto máximo a los 50, mientras que la femenina llega cuando se cruza la línea de los 40 años.  
Las expectativas 
Una de las posibilidades puede ser que las personas se dan cuenta a mediana edad de que no han logrado algunas de las aspiraciones que se habían propuesto. “Esto sucede más allá de los sexos, del estado civil, la condición social y económica, el doctor Oswald.
Por su parte, el doctor Eduardo Grande, presidente honorario de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM) sostuvo que los síntomas de trastornos de depresión suelen coincidir con una época de balance en la vida. “Alrededor de los 40 años es la etapa de la crisis existencial, en la que se replantea qué es lo que uno hizo hasta ahora. Por supuesto, que también dependerá de la constitucionalidad de cada individuo y de la respuesta neurobiológica para poder afrontarlo”, dijo. “Hoy en día -agregó-, la depresión es la patología más frecuente de esta época y afecta a gran parte de la población. La ansiedad enmascara a la depresión y, en adelante, esa patología irá en aumento.”
Además, Grande aseguró que los resultados obtenidos en el estudio realizado por Oswald y Blanchflower se cumplen en la Argentina. Pero indicó: “La curva se adapta más a los países desarrollados, pero en el nuestro hay otro tipo de variables, como que muchos chicos viven en la calle y ancianos atraviesan graves problemas”. 
El doctor Juan Carlos Fantín, médico psiquiatra, psicoanalista y secretario científico de la AASM, definió a la depresión como un trastorno de ánimo, un cambio molesto del humor. “La persona tiende a perder su voluntad, a preocuparse sólo de temas depresivos, a aislarse, descuidar su persona y quejarse aún de situaciones fáciles de resolver, pero también tiene tristeza, llanto, insomnio o, a veces, lo contrario: hipersomnio, falta de placer en lo que hace y ausencia de apetito”, explicó. En los casos graves, pueden aparecer ideas de ruina y hasta delirio. “Pero no todos estos síntomas están presentes en todos los pacientes -aclaró-. En un sentido popular, puede hablarse de depresión frente a algo como la infelicidad, incluso si se manifiesta claramente como tristeza.”
   En un sentido técnico, Fantín aseguró que un cuadro clínico no puede definirse sólo por un elemento, sino que se logra mediante un conjunto de síntomas. “De todos modos, siempre dependerá de cada caso particular y de cómo avanza cada síntoma”, precisó. Además, sostuvo que la crisis que suele aparecer en la mitad de la vida, lo hace en un momento “donde uno ya no posee el abanico de posibilidades del comienzo de años atrás, ni se ha logrado aún una estabilidad en las propias posibilidades”, explicó Fantín.
Y aunque la depresión puede aparecer a cualquier edad, también puede pasar casi inadvertida en algunas personas, mientras que otras la viven como “una sensación de incertidumbre y desazón que puede resultar intolerable -sostuvo-. Estos son dos extremos de un amplio abanico de reacciones”.  A pesar de que la máxima probabilidad de sufrir depresión se ubica entre los 40 y los 45 años, “existen otras cuestiones ligadas a cada edad, como el deterioro físico del envejecimiento o los cambios psicofísicos de la adolescencia, que pueden ser vividos con mayor o menor malestar”, concluyó Fantín.
Las mujeres son mas
Cerca del 20% de las mujeres sufren de depresión en el curso de sus vidas. En comparación con los hombres, las mujeres tienen el doble de probabilidades de deprimirse. Independientemente de su edad como mujer, la depresión puede ocurrir en cualquier momento a pesar de que es común entre las edades de 40 y 60 años. La prevalencia de la depresión en las mujeres se cree que es debido a los cambios hormonales en diferentes etapas de su desarrollo. Sin embargo, los desequilibrios hormonales no son los únicos factores desencadenantes de la depresión. Los factores biológicos y físicos también pueden aumentar el riesgo de depresión en las mujeres, sin olvidar que puede ser heredada también.
Aunque los sintomatología pueden diferir con la edad, aquí están algunos de los síntomas más comunes de la depresión en las mujeres:
§ Pérdida de interés en pasatiempos y placeres de la vida.
§ Sentirse más miserable en el trabajo o en el hogar.
§ Pérdida de interés en el sexo.
§ Cambios en el apetito que conduce a la pérdida de exceso de peso.
§ Alteración del patrón de sueño insomnio o dormir demasiado.
§ Malhumorada.
§ La pérdida de concentración y dificultad para tomar decisiones.
§ Fatiga y falta de energía para llevar a cabo tareas sencillas en el hogar.
§ Inquietud y malestar incluso en reposo.

Las mujeres que viven en aislamiento están en mayor riesgo de deprimirse. Una pérdida repentina de un amigo íntimo o un niño puede tener un impacto permanente en la vida de una mujer llevándola a depresión. Relaciones difíciles con la pareja, el divorcio, el desempleo y la pérdida por muerte de un cónyuge son algunos de las principales causas sociales de la depresión en las mujeres. Demasiado estrés del trabajo o de sus funciones a veces puede abrumar y provocar enfermedades depresivas en algunas mujeres a quienes les resulta difícil hacer frente.