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lunes, 27 de agosto de 2018

Peronismo: otra vez nos comimos el amague

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com

Afrontar el compromiso electoral de 2019 no es sencillo. Frente al peronismo hay un enemigo que tiene el poder y sabe cómo usarlo en cuestiones electorales. Quedó demostrado en 2017. Del macrismo nada podrá sorprendernos. Todo, hasta las medidas más salvajes en contra del pueblo serán utilizadas para mantenerse en el poder y continuar con la devastación de la Argentina. Ante tal capacidad de fuego por parte de quienes hoy ocupan la Casa de Gobierno, las gobernaciones y los municipios, la oposición real, no la ficticia, tiene la obligación de utilizar todos los recursos a su alcance para fortalecer la resistencia y producir una contraofensiva que permita triunfar categóricamente en las próximas elecciones.
Para que esto sea posible resulta imprescindible contar con una fuerza política poderosa en número y en calidad, alcanzar un grado de organización adecuado y exhibir, en todos los niveles, candidaturas  que sean producto de una decisión democrática de los sectores populares, ya sea por consenso o definidas en elecciones primarias. Esto es de fundamental importancia y tal como están los humores en el seno de la sociedad, las personas que integren las principales fórmulas, además de tener la debida formación, deben ser moralmente intachables y no haber sido afectadas por el manoseo de la politiquería que infectó a gran parte de nuestra dirigencia. Sabemos que conseguir estas cosas es difícil. Pero aún creemos que es posible. Ante situaciones de vida o muerte los pueblos suelen hallar salidas aún en las condiciones más desfavorables. Y en la Argentina ha sucedido en varias oportunidades. En la actualidad, una de las odiosas adversidades que nos afecta seriamente es la dispersión de nuestras fuerzas militantes. Dentro del peronismo, cuando las
diferencias parecen achicarse, por los errores propios, la falta de una conducción centralizada y por ser bastante ingenuos ante ciertas maniobras del macrismo y sus cómplices, terminan ahondándose.
Dato uno: Tiempo atrás, no tanto, los intendentes Santiago Magiotti (Navarro), Gustavo Menéndez (Merlo) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) se reunieron con el jefe del bloque de senadores nacionales del PJ-FpV Miguel Angel Pichetto, con quien –se dijo- “analizaron la situación de los respectivos distritos y de la provincia de Buenos Aires”. Dicha reunión, en su momento, alentó algunas esperanzas en amplios sectores del peronismo porque, en verdad, en el transcurso del encuentro, más allá de explicaciones  lavadas y parciales, uno de los asuntos tratados con mayor entusiasmo fue el relativo a la unidad del peronismo. “Imaginando la Argentina que viene”, deslizó el presidente del PJ bonaerense Gustavo Menéndez en su Twitter para acompañar la imagen de los cuatro reunidos. Aquella foto provocó un cimbronazo en  el seno de Unidad Ciudadana pero también, a no dudarlo, no pocas alegrías en vastos sectores del peronismo hartos de tanta división.
Dato dos: Transcurrido un lapso de aquella reunión, el senador Pichetto asistió a un extenso reportaje con el periodista Luis Novaresio provocando algún revuelo al asegurar que Cristina sería candidata presidencial en 2019. Más adelante, en medio de la marea del sí o no a la legalización del aborto (tema que hoy está borrado de la información diaria) lanzó su propia candidatura en un acto en La Plata logrando un (efímero?) impacto que fue motivo de largas conversaciones y abundantes  intercambios de ideas en la “oposición racional”, el massismo y en parcelas del peronismo que no digieren el “cristinismo” ni preparado con los más exquisitos condimentos.
El macrismo, que en la división del peronismo ve asegurada su propia existencia, utilizó la oportunidad para estimular los ánimos divisionistas. De manual: colocó sobre el tapete un asunto que, además de provocar una repercusión pública de mediano voltaje político, produjo un choque discursivo entre dos personajes - Cristina y Pichetto – que bloqueö el camino hacia probables entendimientos. Parece ser que la estrategia macrista dio resultados. Analicemos. En el debate en el Senado hubo dos protagonistas principales: Cristina Fernández y Pichetto. El tema de los allanamientos a diferentes domicilios de Cristina los enfrentó en una discusión que los llevó a posiciones que, por lo menos hasta ahora, aparecen como irreconciliables. Meses atrás, como dijimos, se venían desarrollando conversaciones por la unidad del peronismo. El macrismo se vio en la necesidad de impedir que esas charlas avanzaran. Debido a ese propósito, en complicidad con un juez amigo y montado en las aspiraciones presidenciales de Pichetto, ejecutó exitosamente esta maligna e inteligente maniobra de los allanamientos, logrando llevar a dos figuras importantes del peronismo a un encontronazo que los empujó  a un punto de difícil retorno. Sabían que con esa invasión a la privacidad de Cristina no hallarían nada importante. Y tenían la seguridad de que producirían una división de gran envergadura. De manera que de aquí en adelante, Pichetto y quienes lo acompañen (¿Urtubey? ¿Schiaretti? ¿Massa? ¿Randazzo? ¿Duhalde?)  tienen la posibilidad de construir una alternativa electoral que –tal vez- podría alzarse con el 20 por ciento de los votos. Suficientes para dificultar un probable buen desempeño del Partido Justicialista y de Unidad Ciudadana. Suficientes también como para facilitar un triunfo de la alianza Cambiemos. ¿Hay tiempo para definir un frente patriótico, instalar sus candidatos, respaldarlos con un programa que apunte a resolver los gravísimos perjuicios ocasionados por el macrismo y que el pueblo apoye mayoritariamente? ¿Seguiremos discutiendo el significado de los dichos de un vulgar cornudo que oficia de actor y reclama flan a los gritos mientras la maquinaria neoliberal nos sepulta en un basural? Depende de nosotros y de que seamos capaces de exigir a nuestras dirigencias que actúen con patriotismo.
Dato tres y último por hoy: Si a las puertas del domicilio de Cristina, en momentos en que lo allanaron, hubiese habido una presencia de doscientos mil compañeros en lugar de un par de cientos, probablemente en los días que corren estaría cantando otro gallo. ¿Dónde estuvieron quienes cantaban: “si la tocan a Cristina que quilombo se va a armar”? El enemigo a Cristina la quiere, y hasta hora la tiene, como una bolsa de arena: colgada de un  gancho para molerla a trompadas. Los hombres del peronismo siempre supimos defender a nuestras mujeres compañeras. A ver qué pasa ahora.
   (*) De Iniciativa Socialista