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lunes, 31 de diciembre de 2018

De mal en peor. Pero...

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

No fue el diciembre que podía haber sido. Hubo otros diciembres en que gran parte de nuestro pueblo demostró su hartazgo por ser víctima de políticas injustas. Frente a este gobierno, uno de los peores que ha sufrido nuestra dolorida Argentina, no hubo en este último mes de 2018 reacciones populares fuertes que ayudaran a parar los ataques permanentes, ordenados desde los centros de poder y ejecutados sin piedad por el macrismo, todos los días, contra la mayoría de la gente. ¿Por qué tanta pasividad? ¿Incapacidad de los dirigentes para interpretar las necesidades populares? Sobrevuela la sospecha de que algún dirigente de los llamados movimientos sociales haya sido comprado por el macrismo. Grave. Muy grave de ser cierto.
A los 86.000 millones de pesos “choreados” a la ANSES, el cierre de miles de pequeñas y medianas empresas, los cientos de miles de personas que perdieron sus trabajos, los índices de inflación brutales que hacen imposible la vida, se suma la provocación que significó el anuncio de aumentos bestiales sobre distintos servicios. 2018 ha sido un año malísimo. 2019 puede ser peor. Y una de las cosas más preocupantes es que, en general, la dirigencia de lo que se puede denominar “oposición” no se comporta a la altura de las circunstancias. Hay excepciones, claro. Algunas peleas se han dado en este último tiempo. Pero ninguna que haya conmovido seriamente  a un  régimen que, después de tres años de ocupar la Casa de Gobierno, ha hipotecado al país y destrozado cualquier posibilidad de bienestar para el pueblo. Mucho griterío y puteada en las redes sociales que, en definitiva, no son otra cosa que ladridos a la luna. Avances concretos en la formación de un frente opositor portador de soluciones, que se noten progresando con solidez desde abajo hacia arriba se notan muy poco. Todo se reduce a reuniones de dirigentes donde abundan las palabras y los esfuerzos por demostrar buenas intenciones. Pero no se producen
convocatorias para reunir voluntades masivamente. De manera que, todavía, quienes tienen la enorme responsabilidad de contribuir a poner freno al cruel accionar del gobierno, continúan bailando un minué en ámbitos cerrados mientras el país se hunde sin remedio.
Es lamentable que el peronismo todavía no haya aumentado el nivel de unidad ni definido las candidaturas principales. Es doloroso que, aún, en nuestro peronismo lanusense no haya asomado un candidato a intendente que se destaque nítidamente con capacidad de encabezar un frente opositor local. Hay varios, todos respetables, que se han propuesto. Falta un acuerdo inteligente para elegir al compañero o compañera que nos represente a todos. Es necesario que nuestros dirigentes locales impulsen asambleas barriales y promuevan el debate de las bases para definir candidatos y programas. No es cuestión de esperar a último momento para instalar los nombres ni llegar a las elecciones sin saber qué hacer si se triunfa.
Al mismo tiempo que nosotros perdemos graciosamente el tiempo y las oportunidades, el oficialismo amarillo se fortalece. No hubiese hecho los anuncios terribles de fin de mes si no se sintiera con las fuerzas suficientes para profundizar el saqueo. Macri, en este momento, es el jefe y candidato indiscutido dentro de sus filas, la figura de la gobernadora Vidal crece internamente y en los próximos meses jugará un rol de mucha importancia. El intendente Grindetti sabe que, hasta ahora, sus perspectivas electorales  no son desfavorables. Esta realidad debería llamarnos a la reflexión y a la acción para ordenar  ideas y producir hechos políticos en todos los niveles. A nosotros nos corresponde hacerlo en Lanús. Y no desatender las tareas que podemos realizar en el territorio de la Tercera Sección Electoral.
Por supuesto que, sobre las malas noticias y la apatía de cierta dirigencia, no hay que hundirse en el pozo del pesimismo. No todo está perdido. Queda el pueblo. Y habiendo pueblo siempre habrá Patria. Seguro. Para quienes no bajamos banderas 2019 debe ser el año del Argentinazo.
Hemos podido superar los horribles tiempos de las peores dictaduras. Hoy, utilizando otros métodos, pero tan devastadores como los empleados por aquellas dictaduras, los sectores concentrados de la economía y de las finanzas, igual que en las épocas de horror, someten a nuestro pueblo y rematan los bienes de nuestra Patria.
Es hora de decir basta. Es imprescindible hallar formas de organización popular para terminar con la tragedia macrista.
En principio, dada la proximidad de las elecciones, la organización debe darse en el terreno electoral para lo cual es necesario alcanzar el nivel de unidad más alto posible.
Tal unidad debe darse en torno a un programa de salvación nacional y de la elección de candidatos confiables para llevarlo adelante.
No hay tiempo que perder. Tampoco debemos perder la alegría de sabernos útiles para esta tarea difícil pero no imposible.
Por eso, sabiendo que nuestro pueblo es capaz de producir hechos trascendentes para colocar las cosas en su lugar, desde esta modesta columna insistimos en que debemos estar a la altura de las circunstancias siendo, todos y cada uno de nosotros y nosotras, constructores de una fuerza política capaz de triunfar en 2019.
Sintiéndonos simples militantes, sin otra aspiración que la de trabajar por la liberación nacional y social de la Patria, aprovechando estas fechas de fin de año, deseamos profundamente  que tomemos conciencia de la gravedad del momento y pongamos toda nuestra inteligencia y voluntad en el trabajo de unir a las compañeras y compañeros, amigas y amigos, en el barrio, en el lugar de trabajo , de estudio y en todo sitio en que podamos hacerlo, a fin de sumar fuerzas para el gran dispositivo electoral capaz de derrotar en las urnas al neoliberalismo brutal que hoy nos oprime.
Sin perder la sonrisa, ni el ánimo en la tarea diaria, esforcémonos por alcanzar la victoria que la Argentina necesita, unámonos para golpear con un solo puño donde debemos hacerlo. Como saludo final, con todo nuestro afecto abrazamos a los lectores que, semana a semana, nos acompañan con su atención, con sus críticas favorables o no pero siempre enriquecedoras. Aunque estemos yendo de mal en peor no perdamos las esperanzas. Como dijimos: queda el pueblo como reserva moral en estos tiempos de desgracia. Y si hay pueblo habrá Patria. Seguro.
   (*) De Iniciativa Socialista