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sábado, 28 de diciembre de 2019

Los representantes de la Asamblea de despedidos, tercerizados y efectivos ferroviarios, a prueba

por Lisandro Martínez*

Desde que el Ministerio de Transporte intentó ponerle freno a la lucha por las reincorporaciones y evitar cortes de vías de los despedidos, tercerizados y efectivos, se han sucedido 3 audiencias donde participaron delegaciones de 8 compañeros, con la particularidad de una gran rotación de la mayoría de los integrantes elegidos en las dos primeras instancias por la Asamblea y, en la cita del 23/12 la delegación fue impuesta a dedo. 
El Ministerio de Transporte de la Nación es dirigido por Mario Meoni, un carrerista que pasó por la UCR, el massismo y ahora el Frente de Todos. Meoni actuó siempre como un lobbysta y en 12 años de mandatos de intendente de Junín, con 100.000 habitantes, fue incapaz de hacer circular una línea de ómnibus para la población. Con estos “pergaminos” Meoni es el Ministro de Transporte de la Nación.
Es lógico que el ministro sea el mascarón de proa de los intereses representados por la UTA a través del jefe de Gabinete de ese ministerio, Abel De Manuele y por Sassia de la UF y Maturano de La Fraternidad, quienes ya pidieron ingresar cientos de sus rehenes a la plantilla del personal para reforzar la dictadura burocrática en el ferrocarril. Esta es la grasa que aceita los millonarios negocios.
Esta flojedad ministerial se hizo notoria cuando se determinó que en las 2 primeras entrevistas para “este hierro candente” (la reincorporación de 250 ferroviarios del Roca), los atendieran funcionarios sin peso, ni autoridad ni poder de resolución. Este tratamiento irresponsable desde el Estado era seguro que provocaría nuevos cortes de vías por el nivel ramplón de respuestas de los funcionarios sin mandato del poder político. Este nivel de improvisación es característico del aventurerismo con que los gobiernos tratan los graves problemas de la clase obrera.  Estas ocasiones son pruebas irrefutables de que no se pretende resolver ninguno de los padecimientos de la clase obrera y menos los ataques
brutales del macrismo que echó en todo el país a 5.325 trabajadores.
El 23/12 hizo evidente el rol de florero de Meoni cuando quien tomó en sus manos la reunión fue el jefe de Gabinete de Ministros Santiago Cafiero, quien tratando de encauzar la negociación señaló que “se va a tratar caso por caso”, una forma de volver al punto de partida que da por hecho y justifica la política macrista de haber echado a todos.  
En este punto es una pieza del museo de las inmundicias humanas la carta pública enviada a Alberto Fernández el 17/12 por Javier F. Galeano, boletero de Constitución, un militante del pedrazismo y del Frente de Todos que pide, junto a otros de esa runfla que lo apoyan en esa cruzada pro patronal, que no sean reincorporados bajo ninguna circunstancia todos esos ex trabajadores, a quienes imputa de ser todos militantes de izquierda (de Lista Naranja) y pide que ni siquiera se revise caso por caso. Esta campaña podrida sin duda impulsada por los pedrazistas es avalada por la UF, La Fraternidad y  demás gremios del riel burocratizados. Ninguna de esas organizaciones, a una semana de semejante alcahuetería, se ha desmarcado de la porquería pro patronal. El centro de la disputa es que miles de puestos puedan ser ocupados por rehenes de la Verde, quienes ofician como oficina de selección de “personal probado” con la vista gorda del ministro de transporte y el gobierno de turno.
Los gobiernos de las patronales que fijan un acuerdo con el FMI tienen como tarea principal disciplinar al movimiento obrero en su conjunto, para hacer pasar en medio de la “paz social” la reforma laboral y jubilatoria. Macri perdió pie en ese enfrentamiento y por lo tanto tuvo que hacerse a un lado. 
Este gobierno del Frente de Todos –que pretende presentarse como “amigo” de los ferroviarios-, tiene un acuerdo con el FMI y los acreedores nacionales e internacionales. Va en camino a suspender las paritarias y a decretar una suma fija salarial que esté muy lejos de compensar el desastre social de 4 años de macrismo. Ese aumento salarial no va a ser remunerativo por lo que va a excluir los aportes patronales al sistema previsional. El mismo temperamento va a aplicar para los jubilados que cobran la mínima. Las tibias medidas sobre la rebaja a los medicamentos no compensan la creciente carestía lanzada desde hace meses. El peronismo, que siempre ha impulsado “la conciliación entre patrones y trabajadores”, está parado sobre un volcán que se menea al compás del derrumbe mundial del capitalismo.
Quienes luchan como trabajadores no entregarán sus conquistas en el altar de los acuerdos entre capitalistas nativos y el FMI, porque lo que está en juego es su existencia física como clase obrera. Así lo han entendido los residentes médicos, los que ocupan u ocuparon empresas como Ansabo, Minetti, Kimberley, Tres Cruces y cientos de luchas más que se despliegan todo el tiempo por cada rincón del país y atraviesan el continente.
Para el conjunto de los despedidos, tercerizados y efectivos, que se referencian en la Asamblea de ferroviarios, las expectativas no pueden estar ligadas solo a lo que se decida en las audiencias que vaya disponiendo el gobierno. Los ferroviarios debemos trabajar por una acumulación de fuerzas obreras (Kimberley, Ansabo, los sectores rebeldes de UTA, Tres Cruces, etc.), que vayan encaminándose a una instancia de lucha de conjunto y única por todas las reivindicaciones. Por lo tanto el fortalecimiento y la defensa de la democracia obrera dentro de la asamblea se convierten en la sal de la vida a la hora de prepararnos para los próximos combates. 
Es hora que hagamos una demostración del conjunto de nuestras fuerzas obreras el día 3/1 en el Hall de Constitución, con motivo de la reinstalación de la placa que recuerda a Mariano Ferreyra y sus compañeros en la lucha contra la tercerización; esa concentración obrera antes de la próxima audiencia del 6/1 será una advertencia para señalarle al gobierno de las patronales que hay una decisión de negociar pero también de ir a fondo cuando la negociación no gira en la reinstalación de todos los compañeros desafectados del servicio por los caprichos de los concesionarios ferroviarios, sino en un reparto de bolsas de alimentos -que bienvenidas sean- pero el hambre y las miserias sociales no se resuelven con caridad sino con trabajo efectivo.
Vivan las luchas obreras, abajo la desocupación.
   (*) Del Partido Obrero Tendencia