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lunes, 30 de marzo de 2020

Histeria, cuarentena, producción y derechos humanos

por Lisandro Martínez*

Los medios de comunicación cabalgan en la histeria colectiva frente a la pandemia, como durante Malvinas, y reproducen el primer párrafo de “Vigilar y castigar” de Foucault:: En 1757 Damiens, asesino de su padre, fue condenado a: 1. Ser paseado desnudo con un hacha de cera encendida en la mano. 2. En el cadalso se le pondrían tenazas en las tetillas, brazos, muslos y pantorrillas. 3. Su mano derecha sería quemada con fuego de azufre y sobre las partes atenazadas se vertería plomo derretido, aceite hirviendo, pez resina ardiente, cera y azufre fundido. Luego su cuerpo sería estirado y desmembrado por CUATRO caballos y sus miembros y tronco consumidos en el fuego…”.
   El 27/3 Mónica Gutiérrez en canal 13 pidiendo dureza contra quienes en la calle anden sin papeles, nos recordó con su rostro crispado la transformación demoníaca en la TV de 1974 de un anciano presidente conservador y reaccionario, quien en una conferencia en directo al ser increpado por una valiente periodista deL diario El Mundo, que le reclamó que debía detener a quienes ponían bombas y asesinaban al activismo obrero, transformó su cara en una máscara horrible, pocas veces vista y jadeando llamó a los gritos al edecán para que detuvieran a la mujer, quien luego sería salvajemente torturada en las catacumbas del Estado democrático.
La reflexión y la elaboración abandonaron hoy la TV y este “voluntariado de la persecuta a la negrada descerebrada”, se erige como trono de la moralina que intenta establecer la culpabilidad del 15,3% de la población que vive en condiciones antidiluvianas, en “hogares con hacinamiento critico en los que habitan más de 3 personas por cuarto” (Clarín 27/3/2020). Este sector de más de 3 millones de individuos que accede al agua que consume fuera de su vivienda para higienizarse, beber, lavar, hacer la comida, etc.”, sería el responsable de la pandemia impulsada por el capital.
   Villa Jardín es un “ejemplo” que recorrimos muchas veces demudados por el trato vejatorio
dado a nuestros congéneres, quienes conviven con orines y materia fecal que corren por las pasillos, sin que los que gobiernan y viven cómodamente hagan algo. Una voz del peronismo más neoliberal que gobernó en 1989/95, Jorge Asís, señaló en Animales Sueltos: “Poner en aislamiento obligatorio a la gente que vive en sectores como Villa Gonnet, Monte Chingolo o San Francisco Solano (dijo en tono burlón refiriéndose al presidente Fernández), es no tener calle”. El funcionario menemista siguió: “No tenés que meter a esa gente en los lugares que viven, esa gente está mejor fuera de sus casas. La calle es mejor que el hacinamiento”. Asís fue embajador de Carlos Menem y colaboró durante todo el proceso privatizador de las empresas del estado, la instalación de escuelas shopping y la destrucción de la salud pública.
    Pero atenti que la destrucción de la salud pública avalada por el régimen tiene una “coherencia” que ya cumplió 60 años y nunca se detuvo, pero en 1973/76 con los acuerdos con el BID y el BM, cuando López Rega fue ministro de Bienestar Social, se acentuó.
    Ahora ya muy avanzada la peste, que La Nación 28/3/2020 titule: “Advierten sobre la cantidad de camas de terapia intensiva”, es una burla sangrienta contra los explotados. ¿No es un poco tarde la preocupación de los explotadores cuando sus propias porquerías les estallan en la cara?
    Las medidas que toma el gobierno a poco de andar revelan un nivel de improvisación que sacude a todo el régimen político.
El sismógrafo se sacude a cada rato porque el resultado de la puesta en práctica de cada idea del funcionariado resulta controvertida, en vez de agilizar la acción social por el contrario pone en peligro la continuidad del gobierno o por lo menos de sus funcionarios.
La arenga del “espía” Berni a la tropa de polis de la PBA es una pieza de oratoria -de colección- del proto fascismo criollo que revive lo peor de Lugones; su traducción a la práctica para los “desacatados” del aislamiento social es: “Saltos de rana, lagartijas y la entonación del himno”. Esto en lugar de un avance es una metodología de la degradación social que propició crímenes, “por tanto ir el cántaro a la fuente” se rompió en 1994 cuando “el baile” a los reclutas terminó con la muerte de Carrasco y también con la humillación ciudadana conocida como “la colimba”. Ahora una muerte absolutamente evitable en Mar del Plata de un violento de 25 años que había quebrado la perimetral y fue perseguido con tanto ahínco por la policía “que en su fuga lamentablemente… se patinó y se ensartó un hierro y falleció”, demuestra que caminamos por una angosta cornisa social.
   Dicen algunos: El virus pone en peligro la producción de bienes, lo que haría caer el consumo ya de por sí derrumbado por la fuga de capitales y la remarcación de precios impuesta por las corporaciones, junto a la desvalorización de jubilaciones y salarios. El nivel de fábricas trabajando es grande y una cantidad importante de ellas están produciendo cosas innecesarias (golosinas, papas fritas, etc). En medio de la cuarentena la movilización de masas obreras -auspiciada por el DNU 297/2020- potencia focos de contagio. Se aprecia colocándose frente a la TV desde las 06:00 hasta el retorno a las 19:00. El multitudinario desfile de laburantes por las autopistas, señala que todos ellos están habilitados porque cumplen una tarea. Las ataduras del gobierno con las patronales que fabrican productos baladíes para esta emergencia social es muy grande y el DNU los habilita a seguir enriqueciéndose.
   Debe revisarse si todos los que trabajan son necesarios y los que no lo hacen deben tener garantizados su salario. Hay que cuidar al obrero de la concentración laboral y de la falta de prevención, salubridad, higiene, de alcohol, guantes y barbijos, inexistentes en los establecimientos laborales, no sea que el mismo explotado sea un factor de contagio que se multiplique por cientos en cada lugar y que reproduzca el virus y lo expanda a los barrios.
   Señalamos también que el diagrama de retenes y controles impulsado por elementos formados en la represión, recorta y ahoga las libertades públicas. Los especialistas demostraron que cada agente policial o de tránsito manosea una cantidad millonaria de documentos diarios con el mismo par de guantes con los que empieza su jornada a las 06:00 de la mañana hasta que pasa las hojas del último documento -con sus mismos guantes, repito- ya entrada la tarde.
Triplicación del presupuesto para la salud
Pase a planta permanente de los tercerizados.
Cubrir las vacantes.
Duplicación de salarios.
Formación profesional para vías respiratorias.

  (*) Del Partido Obrero-Tendencia