Páginas

domingo, 25 de abril de 2021

Por su brutalidad el gobierno capitalista de Brasil contagia Covid con la cepa de Manaos


por Lisandro Martinez*

La burguesía de Brasil no sólo es socia de la burguesía Argentina a la hora de exportar productos industrializados o riquezas naturales, sino que también se destaca en su alianza por su política anticientífica, retrógrada y religiosa, para expandir más allá de sus fronteras distintas nuevas cepas del Covid 19 a cual más peligrosa, por ejemplo la de Manaos que ya asola La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, con el correspondiente saludo a la bandera del PJ/K y la UCR/Pro, que son “la mejor representación” que puede ofrecer nuestra claudicante patronal criolla. 

   La cepa de Manaos se desenvuelve en la región del estado de Amazonas en Brasil, con gobiernos que en lugar de defender la vida defienden -como pasa en todo el planeta capitalista- las ganancias.  La lucha para hacer retroceder el virus en Brasil no tiene registros precisos y sí tiene un record de muertes y contagios pavorosos. “Brasil contabiliza 14.043.076 personas confirmadas de coronavirus, 69.381 personas contagiadas”. (www.datosmacro.expansion.com). En Brasil Jair Bolsonaro gobierna coaligado a iglesias evangélicas entre las cuales hay, muy prolijamente organizadas, bandas narcos y otras sectas cristianas.  “Bautizado en el río Jordán, en Israel, Bolsonaro mantiene una productiva ambigüedad religiosa: se hizo evangélico sin dejar de ser católico. Su elección atrajo primero

el voto evangélico y, más tarde, el apoyo de grandes iglesias como la Universal del Reino de Dios. Antes, un obispo de esa iglesia copó la Alcaldía de Río de Janeiro, en el contexto de un giro conservador tanto en el nivel local como en el nacional” (nuso org N° 280 marzo 2019).

  El gobernador de Amazonas, Wilson Lima, del Partido Social Cristiano es otro come hostias que ha desoído todas las recomendaciones y alertas científicas de organizaciones de la salud, sociales, sindicales y políticas. El negacionismo sobre el fenómeno de la pandemia es utilizado por el gobierno de Brasil para garantizar las ganancias excepcionales de los explotadores del trabajo ajeno. Es la estrategia que llevan adelante sicópatas como Bolsonaro y los poderosos grupos evangélicos, que arrasan con la vida del proletariado carioca para recoger un beneficio económico nunca visto cuyo costo social se cuenta en miles de vidas. 


Amazonas/Manaos

En el estado de Amazonas la situación social fue siempre de hambre y miseria. El estado fue devastado por un agronegocio que para imponerse utilizó y utiliza mano de obra de “cangaceiros” que desalojan, matan e incendian las estructuralmente débiles viviendas campesinas para extender así el agronegocio. En ese escenario de infamia y brutalidad desde hace años se ha instalado un polo industrial cuyo eje es el trabajo en negro y precarizado, retribuido con bajísimos salarios, condiciones pésimas de salud y seguridad industrial, donde además existe una virtual puerta giratoria ya que no hay estabilidad laboral de ninguna especie ni indemnizaciones. La capital del Amazonas se llama Manaos y la peligrosa cepa que la actividad capitalista de degradación generó en ese lugar lleva su nombre. El sistema de salud allí no existe, porque a las patronales no les interesa responder en la pandemia a la demanda de atención de la salud. Manaos es un estado de grandes dimensiones pero sólo tiene camas de unidades de terapia intensiva en su capital. El sistema de salud antes de la pandemia nunca tuvo respuestas para lo mínimo y con la pandemia este cuadro de barbarie se agudizó, con faltante de oxígeno en los hospitales y carencia de calmantes para los cuadros graves. Esto ha sido resuelto con las prácticas medievales de tortura que en vida llevó adelante la Madre Teresa, convertida en “santa” por el Vaticano. En Brasil ante la falta de calmantes se amarra con sogas a las camas a los enfermos con dolores insoportables. La prensa internacional señala “en Brasil hay escenas de guerra con pacientes atados para entubarlos porque no hay sedantes” (www.huffingtonpost.es 20/04/2021).  El Ministerio de Salud de Brasil informó el lunes 19/4 un registro de 30.624 nuevos contagios, con lo que ya roza los 14 millones de casos, mientras el número de muertes camina hacia las 375.000. Brasil es el segundo país con más fallecidos, detrás de EEUU. Brasil es el lugar del planeta donde más se muere por covid-19. La explosión de contagios, asociados a la circulación de variantes del virus, más infecciones, entre ellas varias de origen brasileño, es la expresión del agotamiento de la dirección capitalista que boicotea a la red de salud pública, que se desvanece en una situación crítica, con gran parte de las unidades de cuidados intensivos al límite. Miguel Nicolelis, neurocientífico brasilero y profesor de la Universidad Duke en EEUU, señaló: “Cuando la gente me pide que haga una metáfora digo que para mí es como Chernóbil o Fukushima, un reactor nuclear, pero uno biológico que está fuera de control en una reacción en cadena. Y destaca que eso pasó por 4 factores: 1. la “falta de liderazgo gubernamental, 2. la ignorancia (del gobierno), 3. la confianza en noticias e información falsa o el negacionismo científico y 4. una ausencia de dirección del gobierno para enfrentar la pandemia (BBC Mundo). 

    El peligro de nuevas variantes (P1 de Manos y P2 de Río de Janeiro) no se para allí porque otras variantes crecen al calor de la destrucción de la naturaleza a manos capitalista. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha anunciado que la P1 nacida en Manaos a fines de 2020 ya está presente en 52 naciones del planeta. Además científicos están analizando “la cepa de Belo Horizonte” al sureste de Brasil que contiene unas 18 mutaciones, 6 de ellas en la proteína spike (espiga), de la que se vale el coronavirus para penetrar en las células humanas. Todo el escenario pandémico se alimenta en el caldo de cultivo del hacinamiento poblacional al que obliga la explotación capitalista para abaratar la mano de obra de buena parte del orbe, donde escasea el agua tanto o más que las proteínas. Las pestes como las hambrunas, siempre engendraron rebeliones y revoluciones; nuestra generación no debe dejar pasar su oportunidad de barrer con la escoria del capitalismo para crear un mundo fraterno y sin el acicate alienante del lucro y la explotación.

    (*) Del Polo Obrero Tendencia